AMBIENTE: Banco Mundial preocupado por los tigres asiáticos

Aunque parezca una extravagancia que en plena crisis financiera internacional el Banco Mundial se ocupe de tratar de salvar de la extinción a los imponentes tigres asiáticos. Muchos de los actores involucrados en ese caso crítico ambiental han respondido de manera positiva.

Algunos de los 13 países que aún sirven de refugio a los apenas 3.500 tigres sobrevivientes en el mundo, reaccionaron con cautela ante la iniciativa. Hemos visitado India, Nepal, Indonesia y Tailandia y con ellos las cosas marchan bien, resumió a IPS Keshav Varma, uno de los directores del Banco.

En cambio, China siempre se ha mostrado muy inquieta respecto de un compromiso de este carácter, confió Varma. Ellos siempre consideran a los demás como "intrusos en este proceso", precisó.

Por su parte, Jane Smart, experta de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), estimó que ya resulta alentador el sólo hecho de que el Banco empiece a hablar del tema. "Creo que tendrá mucha influencia", dijo a IPS.

Precisamente la capacidad de convocatoria de la institución fue lo que tuvieron en cuenta las autoridades del Banco cuando lanzaron, en junio de 2008, la convocatoria a gobiernos, organizaciones no gubernamentales, científicos y el sector privado para que se integren en la Iniciativa Global por los Tigres.

El proyecto fue presentado en Ginebra durante la sesión, en la presente semana, del comité permanente de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), un acuerdo multilateral para controlar que el intercambio de esa clase de animales y plantas no perjudique su supervivencia.

La idea del Banco Mundial sobreviene cuando la situación de los tigres ha llegado a "una etapa extremadamente crítica", evaluó Varma.

Al despuntar el siglo XX, había en el mundo unos 100.000 tigres. Hoy probablemente no alcancen a 3.500, recluidos en un espacio que apenas cubre siete por ciento del hábitat que dominaban originalmente, describió.

El hábitat de los tigres esta sometido a un proceso de fractura y de fragmentación. Además, los nuevos patrones del uso de la tierra no son muy favorables a las tentativas por salvar la vida silvestre y a los mismos tigres, alertó el representante del Banco Mundial.

En la actualidad, numerosas organizaciones no gubernamentales, grupos conservacionistas e instituciones internacionales se han sumado a la lucha contra la extinción del tigre.

En número, esas entidades superan a los tigres, ironizó Smart. Otro experto independiente apuntó que también los eventos organizados cada año para sensibilizar a la sociedad en favor de los tigres exceden la cantidad de esos animales supervivientes.

Lamentablemente, esta lucha se libra en frentes distintos, sin relación alguna ni tampoco de manera coordinada, observó Varma. Por eso, en algunos lugares se obtiene éxito, pero en otros los resultados son deficientes, evaluó.

Por ejemplo, en India, se obtienen excelentes resultados en el sur del país. Los científicos indios, como Ullas Karanth y otros, realizan un trabajo sobresaliente en el estado de Karnataka.

En contraste, otras experiencias indias, como en Sariska, estado de Rajasthan, cerca de Nueva Delhi, y recientemente en la reserva de Panna, en el estado de Madhya Pradesh, también septentrional, todo término en un fracaso, con la desaparición de los últimos ejemplares.

Los fracasos se atribuyen a deficiencias de manejo y también a escasez de conocimientos apropiados en las zonas fronterizas de India con Nepal y Myanmar, e igualmente en los límites entre estados de la misma India.

A causa de esos resultados deduzco que estamos perdiendo la guerra aunque hayamos ganado batallas en algunos lugares, dijo Varma. Fíjese lo que ocurre en Indonesia, donde sólo les queda el tigre de Sumatra. Ya han perdido para siempre las variedades del tigre de Bali y del tigre de Java, refirió.

La disminución en la población de tigres termina por provocar frustración entre los expertos conservacionistas, como reconoció a IPS John Sellar, especializado en la aplicación de las normas de control de Cites.

En algunos países se aprecian trabajos positivos, pero en otros queda en evidencia la falta de voluntad política y a veces también la presencia de corrupción, que impiden alcanzar progresos, dijo.

La frustración se profundiza por la ausencia de colaboración tanto en el plano local como en el internacional, precisó. Hace varios años desde Cites se pidieron informes sobre aspectos del comercio legal de productos de tigres. Con el análisis de esos datos pensábamos extraer conclusiones que serían útiles para todos los países, explicó Sellar.

Sin embargo, sólo llegaron respuestas de tres de los 13 países que acogen tigres salvajes en sus territorios. Luego supimos que muchos de esos países ni siquiera disponían de esos datos para la evaluación interna, dijo. Algunos estados tampoco almacenaban datos sobre las capturas de tigres por cazadores furtivos.

Para cubrir ese vacío, Cites promueve la realización, a fines del presente año, de un curso de adiestramiento, en colaboración con INTERPOL (Policía Internacional), para profesionales de los 13 estados que cuentan con reservas silvestres de tigres.

La intervención del Banco Mundial en las políticas de protección de los tigres tampoco ha quedado exenta de críticas por parte de las organizaciones ambientalistas.

Smart dijo a IPS que la institución debería efectuar reformas internas para modificar la forma en que encara sus actividades pues "es bien sabido que el Banco Mundial no siempre actúa de una manera favorable a la causa de la conservación de los animales silvestres".

Varma aceptó que el Banco Mundial necesita cambiar su visión del desarrollo. Asistimos claramente al surgimiento de una nueva conciencia acerca de una diferente dimensión del desarrollo, dijo.

Ese concepto de desarrollo ya no se trata más de proveer cemento armado, ladrillos o infraestructura. El desarrollo debe ser favorable al medio ambiente y no debe limitarse a proclamarlo, agregó.

Uno de los puntos más polémicos de las políticas de protección de los tigres es la cuestión de la cría en cautiverio de esos animales. Algunos sectores estiman que con los tigres criados en esas condiciones se pueden atender las demandas de esos productos.

Al respecto, los dos mercados más importantes para los productos derivados del tigre son Estados Unidos y China. Varma dijo que China se coloca a la defensiva cuando se discute la cuestión de los criaderos de tigres.

El director del Banco Mundial se mostró cauteloso respecto a esa forma de explotación porque en última instancia dependerá de la demanda de los mercados, que a su vez puede resultar impredecible, dijo.

Sellar propicia que el comercio ilegal sea perseguido pues sus dimensiones no alcanzan las del tráfico ilegal de estupefacientes o de seres humanos. Con formas de coordinación y colaboración, los responsables del comercio ilegal de tigres terminarán "entre rejas, que es donde deben estar" y de esa manera se podrá salvar la especie, dijo.

El experto de Cites rechazó críticas que comparan la severidad de las medidas contra el comercio de productos del tigre en relación a las regulaciones que facilitan un tráfico reducido del marfil.

En África y en Asia existe probablemente un exceso de 500.000 ejemplares en la población de elefantes. Esas cifras colocan al paquidermo fuera de las especies en riesgo de extinción, refirió. Por eso es posible un comercio regulado del marfil, abundó.

En cambio, tenemos probablemente menos de 3.500 tigres en todo el mundo. El algunos países hay apenas 10, 20 o 30 ejemplares. Si cometemos un error en la conservación, habremos aniquilado a esas poblaciones, previno.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe