Utilizado en motores de automóviles eléctricos y turbinas eólicas, el neodimio, un mineral escaso en el planeta, es objeto de la pugna por las tecnologías verdes entre países ricos y emergentes, mientras los pobres parecen condenados a ser meros testigos.
El neodimio está en el grupo de las «tierras raras» en la tabla periódica química. Su producción y uso muestra que las tecnologías verdes son terreno de una silenciosa competencia por las materias primas.
José Luis Giordano, profesor asociado de la Facultad de Ingeniería de la chilena Universidad de Talca, reconoció para este artículo la disputa entre Estados Unidos, China y Japón por el neodimio, el samario y el praseodimio, por superconductores cerámicos y por una alternativa a esos materiales, aún en experimentación.
Esos elementos pertenecen al grupo de 15 metales raros cuyas propiedades únicas, como su gran capacidad magnética y su resistencia a altas temperaturas, los hacen indispensables para una variedad de nuevas tecnologías que el mundo necesita con urgencia para frenar problemas globales como el cambio climático.
Los magnetos fabricados con neodimio ayudan a la generación de energía en vehículos eléctricos y a la rotación de turbinas de los generadores eólicos.
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China y Estados Unidos son los mayores productores mundiales de neodimio, pero la nación asiática es, además, gran fabricante de tecnologías verdes.
A inicios de la década de los 90, materiales raros que producía China a bajo precio como el neodimio, se hicieron abundantes en el mercado minero y sus precios bajaron de 11.700 dólares por tonelada en 1992 a 7.430 en 1996, de casi 12 dólares a 7,4 dólares por kilogramo.
Por influencia china, el mercado pasó de un tamaño de 40.000 toneladas anuales a uno de 125.000 en poco tiempo.
En 2006, casi toda la producción mundial de estos minerales —137.000 toneladas— provino de China. Pero en los últimos años, el país asiático redujo sus exportaciones para alimentar su propia industria. Esta tendencia tuvo como efecto la suba del precio internacional del neodimio hasta 60 dólares por kilogramo en 2007.
Se prevé que hacia 2014 la demanda mundial supere las 200.000 toneladas anuales, acaparada por China.
«Podría haber muy pronto una disputa comercial entre Estados Unidos y China por el control de la producción de neodimio», dijo a este periodista el consultor independiente Jack Lifton, especializado en abastecimiento de metales no ferrosos estratégicos.
En una presentación ante legisladores de Estados Unidos el 29 de enero, Mark Smith, director de la empresa Molycorp Minerals, reconoció que «la disminuida capacidad manufacturera de Estados Unidos ha creado una brecha» y que este país «posee el conocimiento, pero ha perdido la infraestructura requerida».
Molycorp es dueña de la mina Mountain Pass, en el occidental estado de California, la más rica en neodimio fuera de territorio chino y que podría aportar más mineral.
La historia del desarrollo empresarial en torno al neodimio demuestra cómo China ha impuesto sus condiciones. En 1982, la estadounidense General Motors (GM), Sumitomo Special Metals y la Academia China de Ciencias inventaron un magneto de neodimio, boro y acero. En 1986 empezaron a comercializarlo a través de la nueva división de GM, Magnequench.
En septiembre de 1995 las empresas chinas Corporación Nacional de Metales no Ferrosos, San Huan y Sextant MQI Equity Holdings compraron Magnequench.
En 1997, surgió Neo Material Technologies, fruto de la fusión de la canadiense AMR con Magnequench. La nueva empresa tiene su sede en Canadá y centros productivos en China y Tailandia.
En mayo, dos empresas chinas invirtieron en dos mineras australianas, Lynas y Arafura —adquiriendo la mitad más uno del paquete accionario de la primera y 25 por ciento de la segunda— que están por empezar operaciones para extraer y, en el primer caso, refinar grandes volúmenes de metales raros.
Lifton cree que «China no permitirá a los países occidentales comprar neodimio para entrega futura fuera de su territorio ni para uso interno en China si de destina a fabricar productos de exportación».
Eso significa que la nación asiática podría endurecer su estrategia de adquisición de empresas fuera de sus confines, y que las potencias industriales y los países en desarrollo tendrían que buscar otros proveedores de tecnologías verdes.
«Sin reconstruir sus capacidades, Estados Unidos se convertirá, en el mejor de los casos, en fuente de materia prima para la producción china y no en fabricante de productos de tecnología limpia avanzada», pronosticó Smith.
Hasta ahora, no hay alternativas viables a los metales raros. La sustitución del neodimio es posible en las turbinas eólicas. Ese material reduce el peso del magneto, que será menos ligero con otras materias primas. Unas turbinas más pesadas requerirán bases más fuertes, lo que implica más hormigón armado en la torre y mayores costos.
Los imanes de neodimio poseen una potencia magnética nueve veces superior a la de uno convencional.
Los más parecidos, aunque más caros, son los elaborados con samario y cobalto o con samario, praseodimio, cobalto y hierro, dijo Giordano.
En este campo, «si no se premia e incentiva la investigación básica y el desarrollo tecnológico, incluso con reservas naturales, se está condenado» a ser importador, observó. «Los países ricos no lo son por los recursos naturales, sino precisamente por haber invertido en investigación y desarrollo».
«Es muy improbable que haya más avances económicos tanto en magnetos como en baterías, debido a los límites de la oferta del neodimio y el litio. De hecho, podríamos tener que retornar pronto al uso de acero y aluminio si la demanda de aparatos con esas tecnologías sigue creciendo», analizó Lifton.
Desde 1987 se investiga con semiconductores y ultraconductores (materiales que conducen la electricidad), elaborados con polímeros, pero ninguno se ha producido en forma masiva. Se caracterizan por su alta capacidad de transmisión de energía, su durabilidad y su resistencia a las altas temperaturas.
«A menos que la producción de tecnologías verdes sea apoyada fuera de China por una mayor y nueva explotación minera en América del Norte, África y Australia, el único lugar para manufacturarlas será China. Porque si opta por no exportar metales raros, no habrá otro sitio posible para obtenerlas», pronosticó Lifton.
* Este artículo es parte de una serie producida por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales) para la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org). Publicado originalmente el 20 de junio por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.