Los sectores que ejecutaron el golpe cívico-militar del domingo contra el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, experimentan una creciente soledad regional e internacional.
Este lunes, Managua fue la sede de varios foros regionales e internacionales, en los que gobernantes y funcionarios del continente americano debatieron caminos para una solución pacífica al conflicto interno generado en Honduras con el derrocamiento de Zelaya.
También han participado de las conversaciones diplomáticos de la Unión Europea destacados en América Central.
En la madrugada del domingo, militares sacaron por la fuerza a Zelaya de su domicilio y lo subieron a un avión con rumbo a Costa Rica. Poco después, el Poder Judicial se atribuyó haber ordenado esa acción, mientras el Poder Legislativo apuraba un proceso para destituir al mandatario y nombrar en su lugar al presidente del Congreso, Roberto Micheletti.
Las telecomunicaciones fueron obstaculizadas, los medios intervenidos o interrumpidos en sus emisiones y se impuso un toque de queda. La capital fue sobrevolada por aviones y helicópteros de guerra, mientras crecía la presencia de uniformados para reprimir protestas y manifestaciones ciudadanas, que continuaban este lunes.
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El propio Zelaya relató los incidentes el domingo por la noche ante sus pares de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Hugo Chávez, de Venezuela, Rafael Correa, de Ecuador, y Daniel Ortega, de Nicaragua, y de embajadores y cancilleres de Cuba, Bolivia y de otros países de ese grupo.
La primera de las resoluciones del ALBA fue desconocer a Micheletti, exigir la restitución de Zelaya y de su gabinete, retirar a los embajadores en Honduras, congelar las relaciones diplomáticas con ese país centroamericano mientras se mantengan las nuevas autoridades y declararse en sesión permanente.
Los nueve países del ALBA se completan con la propia Honduras, Dominica, Antigua y Barbuda y San Vicente y Granadinas. "Bajo ningún concepto se acreditará a personal designado por los usurpadores", dijo la declaración leída por el canciller de Ecuador, Fander Falconí.
Este lunes llegaron a Managua los mandatarios Raúl Castro, de Cuba, Evo Morales, de Bolivia, Felipe Calderón, de México, quien preside el Grupo de Río, y Óscar Arias, de Costa Rica, que asume desde este lunes la conducción rotativa del Sistema de Integración Centroamericana (SICA). A ellos se sumó el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.
También asistieron los presidentes Mauricio Funes, de El Salvador, Martín Torrijos, de Panamá, Álvaro Colom, de Guatemala, y Leonel Fernández, de República Dominicana.
El SICA está integrado por Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, con República Dominicana como miembro asociado.
Calderón expresó, a nombre del "gobierno de México y del Grupo de Río, nuestro más enérgico rechazo al golpe de Estado ocurrido el día de ayer en Honduras".
El Grupo de Río, un ámbito de concertación y diálogo político, está conformado por todos los países latinoamericanos.
En un tono similar se expresaron los gobernantes, ministros y diplomáticos presentes en Managua, estableciendo la voluntad de desconocer a las nuevas autoridades de Honduras, y exigiendo el respeto a la vida de los ciudadanos que protestan en las calles contra el golpe, la inmediata restitución de Zelaya y la creación de un consejo internacional que observe el restablecimiento del orden en esa nación centroamericana.
Zelaya se comprometió a regresar a su país y entregar el poder en enero de 2010 a quien emerja triunfante en los comicios de noviembre, como estaba previsto, pero sin abandonar el derecho de consultar a su pueblo sobre si debe haber o no cambios en la Constitución.
El golpe se perpetró horas antes de que se iniciara una consulta no vinculante, que Zelaya denominó "encuesta", en la que pretendía que los ciudadanos expresaran su opinión sobre el inicio de un proceso constituyente.
Los poderes Legislativo y Judicial y los militares se opusieron al Ejecutivo por esta decisión. El depuesto Zelaya, que ha asegurado no tener intenciones de perpetuarse en el poder, permanece en Managua junto con algunos de sus ministros, como la canciller Patricia Rodas, que escaparon de los militares refugiándose en legaciones diplomáticas extranjeras.
Los cancilleres del SICA expresaron en un comunicado conjunto una condena unánime al uso de las Fuerzas Armadas para resolver conflictos políticos y el desconocimiento a las nuevas autoridades hondureñas.
La cuestión también es debatida en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.
El canciller de Costa Rica, Bruno Stagno, valoró que tantas voces políticas internacionales coincidieron en condenar el golpe de Estado.
"Se construyó un rápido consenso que apunta hacia el restablecimiento del presidente Zelaya. Eso es positivo. Tal vez en el pasado eso no hubiera ocurrido así", dijo Stagno al ingresar al foro del SICA.
El vicecanciller nicaragüense Manuel Coronel Kautz sostuvo que "este es un golpe importante a toda la estructura democrática regional. Esto ya se nos había ido de la memoria", agregó en referencia a las frecuentes intromisiones militares y a las dictaduras que caracterizaron la vida política de América Latina en el siglo XX.
Si bien la reunión del SICA fue convocada de emergencia para este lunes, los anfitriones advirtieron que las conversaciones podrían tomar varios días, por la magnitud de los hechos ocurridos en Honduras y por la necesidad de hallar una decisión unánime sobre las medidas que ayuden a restablecer el orden democrático.
De forma extraoficial se discute la posibilidad de llevar a los militares y políticos hondureños responsables del golpe ante la justicia internacional, cortar la cooperación y conformar una misión internacional que supervise el retorno de Zelaya al gobierno.
Este martes sesionará en Washington la Asamblea General de la OEA.
Cientos de seguidores del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional salieron a las calles de Managua a protestar por el golpe en el vecino país.
El ejército y la policía desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad en el centro de la capital y en la norteña frontera con Honduras.
La fuerza de las armas y el dinero https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=92565
Congreso consolida golpe de Estado https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=92560
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