Estados Unidos espera con ansiedad el resultado de las elecciones presidenciales de este viernes en Irán, cuyo resultado podría tener consecuencias significativas en las tensiones bilaterales.
El mandatario iraní Mahmoud Ahmadineyad buscará la reelección, pero afronta el desafío del reformista Mir Hossein Mousavi. Es posible que deban enfrentarse en una segunda vuelta el 19 de este mes.
Expertos señalan que el impacto político concreto de las elecciones podría ser particularmente grande desde la perspectiva de Washington, pues los dos candidatos principales apoyan el programa nuclear civil de Teherán.
Sin embargo, se debate cuánta influencia efectiva tiene el presidente de Irán en la política exterior, que parece más orientada por el líder espiritual supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
No obstante, el tono general de las relaciones entre Irán y Estados Unidos probablemente se verá afectado si es reelecto Ahmadineyad, cuyo estilo provocativo ha ayudado a atizar las tensiones y lo han convertido en un blanco favorito de los "halcones", el ala más belicista en Washington.
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Mientras la campaña llega a su etapa final, persiste una gran incertidumbre sobre el resultado. Además de Ahmadineyad y de Mousavi, quien fue primer ministro en los años 80, entre los otros candidatos figuran Mohsen Rezai, ex comandante de la Guardia Revolucionaria, y el también reformista Mehdi Karroub, ex presidente del Majlis (parlamento).
Las elecciones también podrían ser tomadas como un indicador de las perspectivas de éxito que tiene el enfoque diplomático adoptado por el presidente estadounidense Barack Obama. Los dos candidatos reformistas, Karroubi y Mousavi, han subrayado la necesidad de dialogar con Occidente.
En Estados Unidos, los halcones, que en general han sido escépticos del enfoque de Obama y lo instan a actuar contra el programa de enriquecimiento de uranio iraní aplicando sanciones, sostienen que es Jamenei quien en realidad seguirá teniendo la última palabra en política exterior.
"Los presidentes son más porristas en jefe que comandantes en efe", dijo el prominente halcón Patrick Clawson, del Instituto de Washington para Políticas de Medio Oriente a la revista estadounidense The Atlantic. Clawson sostiene que las elecciones importan sólo porque le dan a la comunidad internacional una ventana abierta al pensamiento de Jamenei.
Pero otros sugieren que, aunque Jamenei podría establecer las líneas generales de la política exterior, el presidente tiene más libertad de la que se reconoce para dirigir las relaciones con otros países.
Por ejemplo, el nuevo mandatario designará a los diplomáticos que eventualmente realicen negociaciones con Occidente.
"Todos los candidatos respaldan la continuación del enriquecimiento de uranio", dijo la semana pasada Robin Wright, del Centro Internacional para Expertos Woodrow Wilson, en una conferencia de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
"Pero es cierto que el énfasis, la atmósfera, el clima, el estilo y la civilidad tanto de la política exterior como en la interna podrían cambiar enormemente dependiendo de quién gane", añadió.
El hecho de que los halcones en Estados Unidos subrayen la relativa poca importancia de quién surja como presidente podría ser justamente una señal de que han tomado en serio la posibilidad de una victoria de Mousavi.
Hasta ahora, los que presionaban por una confrontación con Teherán generalmente preferían destacar la figura del presidente y dejar a un costado al ayatolá, pues las provocativas declaraciones de Ahmadineyad causaban preocupación internacional y ayudaban a crear alarma sobre la República Islámica.
Ahmadineyad ha sido considerado el favorito durante la campaña, pero el apoyo a Mousavi creció en los últimos días. El martes, una multitud estimada en decenas de miles se movilizó en Teherán para respaldar al candidato reformista.
El movimiento en torno a Mousavi ha crecido gracias al uso de las redes sociales de internet como el sitio Facebook, que fue brevemente prohibido por el gobierno de Ahmadineyad pero luego reinstaurado, y a través de mensajes de texto, usados especialmente para convocar la movilización del martes.
La táctica podría estar dando resultando. Mousavi parece estar movilizando jóvenes votantes, especialmente en los usualmente apáticos centros urbanos. Alrededor de 60 por ciento de los iraníes son menores de 30 años, lo que significa que no tienen recuerdos anteriores a la República Islámica.
La agencia de noticias AFP informó que el comité electoral iraní esperaba un número récord de 46,2 millones de votantes este viernes, lo cual beneficiaría a Mousavi.
Algunas encuestas recientes también ponen a Mousavi a la cabeza, aunque en Irán estos estudios no reciben mucho crédito.
Recientes encuestas financiadas por el gobierno concluyeron que entre 16 millones y 18 millones de iraníes favorecen a Mousavi, y sólo ocho millones respaldan a Ahmadineyad, informó la revista estadounidense Newsweek.
En cualquier caso, la administración de Obama estaría esperando el resultado de las urnas para proceder con el prometido acercamiento diplomático a Teherán.
En mayo, Obama sugirió que su administración realizaría una "revaloración" a fines de este año para juzgar el progreso de los esfuerzos diplomáticos, aunque no detalló que puntos concretos trataría.
El mandatario estadounidense es objeto de una gran presión tanto de los halcones como del gobierno de Israel para que tome una postura dura con Teherán. El pedido más frecuente es que adopte sanciones contra las compañías que exportan productos de petróleo refinado a Irán en caso de que las conversaciones no produzcan una solución en el corto plazo al conflicto por el programa nuclear.
Sin embargo, incluso algunos halcones cuestionan si esas medidas serían efectivas. En un reciente artículo en The New Republic, Michael Makovsky y Ed Morse, dos miembros de un grupo de estudios del Centro de Políticas Bipartidistas que el año pasado produjo un informe de línea dura sobre el programa nuclear iraní, reconocieron que "era poco probable" que las sanciones tuvieran impacto