Las elecciones generales de Albania serán este domingo una prueba de fuego para la democracia nacional. Los dos grandes partidos coinciden en la importancia de integrarse a la Unión Europea (UE).
Treinta y ocho por ciento de los entrevistados para una encuesta de la consultora Zogby International dijeron en abril preferir al conservador Partido Democrático, del primer ministro Sali Berisha, en tanto 36 por ciento se inclinaron por el Partido Socialista, liderado por el alcalde de Tirana, Edi Rama.
Seis por ciento de los encuestados dijeron apoyar al Movimiento Socialista por la Integración, formado en 2004 por ex miembros del Partido Socialista, y 10 por ciento se manifestaron indecisos.
Albania, donde la mayoría de los 3,6 millones de habitantes son musulmanes, es una de las naciones más pobres de Europa.
Al igual que otros países del este del continente que tuvieron regímenes comunistas en la segunda mitad del siglo pasado, aspira a integrarse a la UE con la esperanza de lograr estabilidad y prosperidad.
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En abril de 2008, Albania fue aceptada en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), lo que se considera un paso hacia la incorporación a la UE.
El gobierno albanés solicitó su integración al bloque de 27 países en abril de este año, a pesar de que funcionarios europeos le sugirieron esperar hasta después de los comicios.
Albania se ha caracterizado por denuncias de fraude electoral. La UE considera que la celebración de comicios limpios sería una fuerte señal de respeto al Estado de derecho, criterio esencial para evaluar a los países que aspiran a integrarse en el bloque.
Los comicios de este domingo contarán con 400 observadores internacionales.
La solicitud de integración presentada a las autoridades de la UE favorece al partido del primer ministro, según la politóloga Jonida Bregu, de Tirana.
"El hecho de que Albania haya sido aceptada como miembro pleno de la OTAN es considerado un logro exclusivo del actual gobierno", dijo a IPS.
Otra conquista del Partido Democrático que puede beneficiarlo en estas elecciones es la inauguración este mes de la ruta que une Albania con Kosovo, a la que se denominó "carretera patriótica".
Kosovo declaró su independencia respecto de Serbia de forma unilateral el 17 de febrero de 2006, pero no fue reconocida por muchos países.
Belgrado todavía reclama ese territorio como provincia propia, pese a haber perdido su control tras un bombardeo de la OTAN en 1999 motivado por la represión contra la población albanesa, casi 90 por ciento de los habitantes del territorio.
Los estrechos vínculos existentes entre Albania y Kosovo son considerados de gran importancia por los albaneses.
La trascendencia política de la carretera es evidente dada la disposición de las autoridades a invertir más de 1.000 millones de euros (más de 1.300 millones de dólares) en el proyecto, en tanto la mala infraestructura del transporte en Albania sigue siendo un problema crónico.
La monumental inversión se realizó sin estudio de viabilidad previo.
La fiscalía acusó en noviembre al ministro de Relaciones Exteriores, Luzlim Basha, principal promotor de la obra, de aceptar precios de mercado más bajos a la empresa constructora, el consorcio turco-estadounidense Bechtel-Enka.
El procesamiento del canciller fue bloqueado por un tribunal de apelaciones.
En medio de acusaciones contra su gobierno, Berisha se esfuerza por modificar su imagen y convertirse en una figura pro europea reformista y moderna.
Pero no le es fácil desprenderse de los recuerdos dejados por su anterior gobierno (1992-1997), cuando ese país se vio aquejado por una guerra civil tras el colapso de un programa piramidal que costó miles de millones de euros a los albaneses.
En cambio, Rama tiene una imagen más fresca. En su tercer mandato goza de una mayor aceptación gracias a iniciativas de gran visibilidad, como pintar de colores brillantes grandes edificios característicos de la era comunista, limpiar las márgenes del río Lana y reservar cerca de 100.000 hectáreas para parques y áreas verdes.
Al igual que Berisha, Rama defiende una agenda pro occidental. Ya anunció que si gana las elecciones solicitará un préstamo al Fondo Monetario Internacional para invertir en el crecimiento de la economía y minimizar las consecuencias de la crisis financiera.
Pero los albaneses se inclinarán por otros cuatro años de gobierno del Partido Democrático, según Bregu.
"Rama parece ser un modelo de gobernanza local, pero muchos dudan de sus capacidades de político a escala nacional", apuntó. Además, "las divisiones en la oposición juegan en su contra".
El actual acalde de Tirana se mostró reacio a formar una alianza con la tercera agrupación según las intenciones de voto, pero el líder del Movimiento Socialista para la Integración, Ilir Meta, considera que su partido tendrá "gran influencia" en los comicios de este domingo.
Ya sea que gobierne el Partido Democrático o una alianza pos electoral, "no hay que esperar cambios en la dirección del país ni en la forma de hacer política", puntualizó Bregu.
"Los albaneses están desilusionados y consideran a los políticos personas corruptas y a quienes sólo les interesan la ciudadanía en época de elecciones", añadió.
