El anuncio de la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, de que iniciaría un diálogo con Cuba sobre migraciones y sobre el establecimiento de un servicio postal directo entre los dos países sugiere que Washington procura avanzar con cautela hacia la normalización de las relaciones bilaterales.
Las declaraciones de Clinton, hechas mientras visitaba El Salvador para asistir a la asunción este lunes del nuevo presidente Mauricio Funes, llamaron la atención en vísperas de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Honduras, donde la propuesta de readmisión de Cuba al organismo hemisférico probablemente domine las discusiones.
El anuncio también fue realizado seis semanas después de que el presidente Barack Obama levantara todas las restricciones a los cubano-estadounidenses para visitar o enviar remesas a esa isla caribeña, lo que fue visto como un paso previo hacia el cumplimiento de su promesa de campaña de acercarse a La Habana.
"Hemos hecho más progresos en cuatro meses que en varios años", dijo Clinton a periodistas el domingo en San Salvador. "Necesitamos trabajar juntos para continuar con este tipo de progresos, teniendo en mente las legítimas aspiraciones y los derechos humanos en Cuba", añadió.
Pero analistas señalan que la reanudación de las conversaciones sobre migraciones, suspendidas en 2003 por el gobierno de George W. Bush (2001-2009), era lo menos que Obama podía hacer, particularmente luego de su discurso el mes pasado en la Cumbre de las Américas, donde citó la inmigración explícitamente como uno de los temas clave que quería tratar.
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"Debió haber iniciado estas conversaciones el día siguiente de su asunción", sostuvo Wayne Smith, ex jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, y quien ha trabajado durante largo tiempo para normalizar las relaciones entre las dos naciones como miembro del Centro para Políticas Internacionales en Washington.
"Todavía tienen que eliminar las restricciones a los intercambios académicos y científicos, a los programas entre (la sociedad civil de) ambos pueblos y a la emisión de visas a cubanos para que puedan venir a conferencias académicas y similares. Parece que ni siquiera han pensado en eso aún", indicó. No obstante, reconoció que la administración de Obama "al menos se mueve".
William LeoGrande, experto en Cuba de la Universidad Estadounidense, coincidió con el análisis de Smith, señalando que la decisión de restaurar el servicio postal directo era una consecuencia lógica del fin de las restricciones a los viajes y las remesas.
Pero sostuvo que el último anuncio indicaba que Obama quería avanzar con cautela, y señaló que no era coincidencia que fuera hecho antes de la reunión de la OEA.
"Justo aliviaron las restricciones a los cubano-estadounidenses antes de la Cumbre de las Américas. Ahora ofrecen conversaciones sobre migración justo antes de la reunión de la OEA. Parece claro que están intentando inocularse de las críticas de los latinoamericanos sobre la política hacia Cuba y al mismo tiempo evitar adentro las peleas con las fuerzas (anticastristas). Todo es calculado", señaló.
Todavía está por verse cuánta oposición interna generarán las medidas de acercamiento a La Habana, pero ya lograron el apoyo de un grupo clave: la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA).
"Éste es un avance muy positivo y algo que nuestra organización ha recomendado", dijo el presidente de la FNCA, Francisco Hernández.
Los últimos intercambios entre La Habana y Washington comenzaron el 22 de mayo, cuando el Departamento de Estado envió una nota diplomática a la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos pidiendo reanudar las conversaciones sobre migraciones. El gobierno estadounidense recibió una respuesta positiva el sábado pasado, según un funcionario del Departamento de Estado.
En su contestación, los cubanos indicaron que también estaban dispuestos a participar en conversaciones sobre contraterrorismo, tráfico de drogas, ayuda ante huracanes y servicio postal directo. Clinton afirmó el domingo estar "muy complacida" con esa respuesta.
La readmisión de Cuba a la OEA sin duda será el tema más polémico en la próxima reunión del organismo hemisférico.
Significativamente, una de las primeras acciones que tomó este lunes el nuevo presidente salvadoreño Funes, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), fue normalizar todas las relaciones con Cuba, dejando a Estados Unidos como única nación del continente sin vínculos diplomáticos plenos con La Habana.
En gran medida a instancias de Estados Unidos, la OEA suspendió la membresía de Cuba en 1962, un año después de la fracasada invasión de Bahía de Cochinos, operación respaldada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para derrocar al entonces presidente cubano Fidel Castro, y un mes antes de que Washington impusiera un embargo comercial a La Habana.
Prácticamente todos los líderes latinoamericanos, incluyendo al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, han sugerido la readmisión de Cuba como miembro pleno, a pesar de que el actual mandatario de ese país, Raúl Castro, no muestra interés en regresar a una organización que calificó de "vieja y decrépita".
El gobierno de Obama ha afirmado estar dispuesto a poner fin a la suspensión de Cuba, pero señaló que la readmisión formal debería estar condicionada a que La Habana implemente reformas políticas que cumplan con los requisitos de la Carta Democrática Interamericana.
La semana pasada, el Consejo Permanente de la OEA formó un pequeño grupo de trabajo para elaborar un compromiso que muchos observadores en Washington creen derivará en el levantamiento de la suspensión y el comienzo de las conversaciones con La Habana sobre los términos de su regreso.
"Ninguna de las partes involucradas se opone a terminar la suspensión de Cuba, y por tanto el tema ahora es si La Habana quiere reintegrarse a la OEA y qué tipo de discusión necesita darse para hacer eso posible", dijo Feoff Thale, especialista en asuntos cubanos de la Oficina en Washington sobre América Latina.
Mientras, fuerzas anticastristas ya se movilizan en Estados Unidos contra la readmisión. "La posición de Estados Unidos ha estado profundamente arraigada en la promoción de la libertad y de la democracia en la nación cubana", señaló la congresista Ileana Ros-Lehtinen, del opositor Partido Republicano e integrante del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes.
"Claramente decimos que Cuba no debe participar en grupos regionales hasta que tenga un gobierno libremente electo, con participación plena y democrático", indicó la representante del sudoriental estado de Florida.
Pero Thale alertó que la insistencia de Washington en grandes reformas democráticas en Cuba podría dañar sus relaciones con otras naciones de América Latina.
"Este tema es una prueba de fuego para prácticamente todo el continente", sostuvo Thale. "