Varios países e instituciones quieren que la reunión iniciada este miércoles en la ONU «sea otra conferencia de donantes», en la cual «las naciones en desarrollo hagan fila con la escudilla en la mano», dijo a IPS el presidente de la Asamblea General del foro mundial, Miguel D'Escoto.
Desde este miércoles y hasta el viernes, los 192 países que integran la ONU (Organización de las Naciones Unidas) debaten sobre la crisis financiera mundial. Pero varios países occidentales envían como representantes a funcionarios de bajo nivel, y no a jefes de Estado y de gobierno, como se preveía.
Apenas concurren a la conferencia dos jefes de Estado, cuatro vicepresidentes, 10 jefes de gobierno, tres viceprimeros ministros y 32 ministros. La gran mayoría de los participantes de alto nivel son del mundo en desarrollo.
Hay países que "marginan y denigran el enorme potencial de la ONU. Sinceramente espero que surja en las elecciones que se están realizando en todo el mundo un nuevo liderazgo que concite nuevo apoyo y energía" para el foro mundial, dijo a IPS DEscoto, ex canciller de Nicaragua.
IPS dialogó con este ex sacerdote católico y ex miembro del insurgente Frente Sandinista de Liberación Nacional, de 76 años, quien desde junio de 2008 preside el 63 periodo de sesiones de la Asamblea General. IPS: Cuando en noviembre de 2008 una conferencia internacional sobre financiamiento para el desarrollo realizada en Qatar le pidió a la Asamblea General que auspiciara una cumbre, ¿qué rol se vislumbraba para la ONU en el combate a la recesión mundial?
MIGUEL DESCOTO: La ONU debería ser fundamental para la respuesta a la crisis. La Asamblea General tiene grandes diferencias con el Grupo de los 20 (G-20, países ricos y emergentes), el Grupo de los Ocho (G-8, países más poderosos) y con todos los otros grupos.
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La Asamblea General de la ONU, o Grupo de los 192 (G-192), por sí sola, cuenta con la Carta de las Naciones Unidas para lograr la cooperación internacional a fin de resolver problemas internacionales de naturaleza económica, social, cultural o humanitaria. Es un centro para armonizar la acción de las naciones en pos de estos fines comunes.
Pero no necesitamos reinventar la rueda. Hace 60 años, los fundadores tenían una idea muy clara de que la ONU no sólo debería estar comprometida con la seguridad militar, sino también con la seguridad económica, social y cultural.
Y la Carta es bastante explícita y profunda al definir el mandato de la ONU. Pero el fuerte rol económico de la ONU fue sacrificado ante las rivalidades de la Guerra Fría.
El mundo necesita hoy a la ONU más que nunca, y esta conferencia está determinada a convertirse en el primer paso importante hacia la revitalización del mandato de largo alcance de la ONU.
En pocas palabras, el marco fundamental existe. Necesitamos la voluntad política para hacer que funcione.
IPS: Hace ya una década que en el sistema de la ONU se le da vueltas a las propuestas de reformar el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero las potencias occidentales, que dominan esas instituciones, se resisten. ¿Confía usted en que alguna vez se logre?
MIGUEL D'ESCOTO: Estamos atrapados en los marcos institucionales y legales, que se reflejan muy notoriamente en las instituciones de Bretton Woods, creadas en otra era con necesidades diferentes.
Este marco de instituciones, normas y asignación de autoridad —la "arquitectura" del sistema económico y financiero mundial— continúa siendo de dominio exclusivo de un pequeño grupo de países que, al adoptar acciones oportunas y efectivas —o, más a menudo, fracasadas—, impactan en la vasta mayoría de la población mundial.
Estos países no se muestran dispuestos a renunciar a sus privilegios, o a que se les llame a responsabilidad. Pero en el largo plazo todos verán que construir un sistema más representativo y responsable resulta beneficioso para todos, si queremos salvar a la humanidad y a este abusado planeta, la Madre Tierra, de una muerte lenta. Nuestra esperanza es que esta crisis acelere el proceso de cambio.
IPS: ¿Cuál es la mejor manera de resolver la crisis? ¿Una mayor asistencia al desarrollo? ¿Nuevas fuentes de financiamiento? ¿Una reestructura radical del sistema económico internacional? ¿Más oportunidades comerciales para los países más pobres?
MIGUEL D'ESCOTO: Todo eso y más. Estamos experimentando un enorme colapso, el fracaso del modelo económico dominante, con ramificaciones a largo plazo y riesgos para el bienestar económico mundial y para la supervivencia misma del planeta. Hay por lo menos dos ideas centrales de la respuesta que se propone en la ONU.
Primero, es necesario hacer todo lo posible para darles a los países en desarrollo las herramientas que necesitan para proteger a sus ciudadanos, especialmente los pobres y vulnerables, contra los estragos de la crisis. En parte, es cuestión de dinero.
Los países industrializados ya han gastado muchos billones de dólares en salvar a grandes bancos, y a los banqueros y a sus accionistas, pero todavía gastan comparativamente poco en los países en desarrollo, que no tuvieron ninguna responsabilidad en la crisis, aunque sí una capacidad limitada para contener sus efectos.
De los 1,1 billones de dólares comprometidos en la cumbre del G-20 de abril en Londres, sólo 50.000 millones de dólares fueron específicamente asignados a necesidades de desarrollo y protección social. Eso no es mucha ayuda cuando el Banco Mundial está reportando un déficit de financiamiento del orden de entre uno y dos billones de dólares para los primeros tres o cuatro años de la crisis. Y ése es apenas el inicio de la historia.
Pérdidas derivadas de la contracción del comercio mundial, una caída de precios para las exportaciones de muchos países en desarrollo, pérdida de remesas enviadas por trabajadores migrantes, caída del tipo de cambio y la evaporación de las reservas de moneda fuerte son factores que dejan a cada vez más países en desarrollo en una posición muy precaria.
IPS: ¿Qué es lo que más se necesita en el contexto actual?
MIGUEL D'ESCOTO: Necesitamos dinero, y hasta ahora, incluso en los años de auge de la última década, el mundo ha tenido problemas en cumplir sus compromisos de asistencia. Así que hay pedidos de un acceso inmediato al crédito, medidas de estímulo más amplias, comercio justo, así como medidas para abordar los fluctuantes precios de los alimentos y de la energía, que exacerban la inestabilidad y la incertidumbre.
IPS: ¿Alguna fuente innovadora de financiamiento?
MIGUEL D'ESCOTO: Una idea que ha surgido, o tal vez resurgido, en los últimos meses, en gran parte debido a las discusiones en la ONU, ha sido la de emitir Derechos Especiales de Retiro adicionales, bajo la autoridad internacional. Según muchos economistas y expertos, ha llegado el momento de implementar esta idea.
Aparte de hallar nuevas fuentes financieras para los países en desarrollo, también es importante que reconozcamos el derecho de los gobiernos a adoptar medidas extraordinarias, como las moratorias al servicio de deuda y la imposición de controles a los capitales, para impedir las fugas de divisas necesarias para apoyar las prioridades humanas.
También es crucial que los países en desarrollo, que tuvieron poco que ver en la provocación de la crisis, tengan voz en su resolución. Pero a largo plazo necesitamos una reestructura radical y una democratización de la arquitectura financiera y comercial internacional.
Lo que hace un año era impensable ahora se ha convertido en política. No queremos que esta crisis se profundice, pero me temo que estará con nosotros por mucho tiempo. Debemos aprovechar esta oportunidad para establecer mecanismos que garanticen que no ocurra de nuevo.