El gobierno cubano ratificó este lunes que se abstendrá de retornar a la Organización de Estados Americanos (OEA) y que continuará impulsando una integración latinoamericana y caribeña sin Estados Unidos, al que acusa de mantener un «control opresivo» sobre ese foro hemisférico.
En una declaración oficial, el gobierno de Raúl Castro considera que las ansias de concertación de América Latina y el Caribe son cada vez más manifiestas. "Cuba participa activamente, y se propone seguir haciéndolo, en los mecanismos regionales representativos de la región ( .) incluyendo todo el Caribe insular", señala.
"Fortalecer, expandir y armonizar esos organismos y agrupaciones es el camino escogido por Cuba; no la peregrina ilusión de regresar a una organización que no admite reforma y que ya ha sido condenada por la historia", se agrega en el comunicado, que agradece a los gobiernos que defendieron "el derecho de Cuba" a regresar a la OEA.
Para analistas consultados por IPS, ese será sin dudas el eje "a futuro" de la diplomacia cubana, que "no pasa" por el retorno a ese órgano hemisférico, sino por la promoción de una organización del área sin la presencia de Estados Unidos y el fortalecimiento de los mecanismos de integración regional ya existentes.
El gobierno cubano reaccionó varios días después de la reunión en Honduras en que se aprobó por consenso derogar la resolución de 1962 que suspendió la participación de Cuba en la OEA, porque su identificación con el marxismo- leninismo resultaba "incompatible con los principios y propósitos del sistema interamericano".
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Pero era previsible y fue prácticamente "preanunciada" por el ex presidente Fidel Castro en sus columnas de opinión, publicadas en la prensa estatal bajo el rótulo de "Reflexiones del compañero Fidel", en las cuales insistió en acusar a la OEA de complicidad en "todos los crímenes cometidos contra Cuba".
"No sé cuántas veces hemos dicho lo mismo: lo que ha ocurrido ayer (miércoles 3) no modifica en nada lo que Cuba pensaba ayer, anteayer y hasta hoy", señaló, a su vez el presidente del parlamento (unicameral) cubano, Ricardo Alarcón, al día siguiente de conocerse la decisión de los cancilleres.
Según la nota oficial, la decisión de dejar sin efecto la resolución VI de la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA constituye un desacato incuestionable a la política seguida por los Estados Unidos contra Cuba desde 1959.
En la cita de Honduras, los países miembros del foro hemisférico adoptaron por consenso un texto en el cual se aclara que la "participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA".
"Cuba acoge con satisfacción esta expresión de soberanía y civismo, a la vez que agradece a los gobiernos que, con espíritu de solidaridad, independencia y justicia, han defendido el derecho de Cuba a regresar a la Organización ( .). Cuba, sin embargo, ratifica una vez más que no regresará a la OEA", afirma la declaración.
Al respecto, analistas políticos insistieron a IPS que esa postura ya era conocida y no puede ser interpretada como un desaire a los demás gobiernos de la región que coincidieron en lo anacrónico de aquella cláusula en el actual contexto internacional.
"La política exterior cubana hacia la región, no pasa por el retorno a la OEA, sino por seguir trabajando en función de una organización sin la presencia de Estados Unidos", reiteró el investigador y académico cubano Luis Suárez, experto en asuntos de integración.
El embrión de ese empeño parte, al parecer, de la cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo, que se realizó en 2008 en Brasil, en cuyo contexto se hizo oficial, además, el ingreso cubano al Grupo de Río, el principal foro político de esta región.
Según está previsto, la cita de Brasil tendrá su segunda edición probablemente el año próximo, en México, pero ya habrían comenzado las negociaciones diplomáticas orientadas a la formación de una unión latinoamericana y caribeña. A juicio de Suárez, esa es "la madre de todas las batallas" venideras por la integración. En su opinión, mientras se concreta ese objetivo, la región debe seguir fortaleciendo todos los organismos ya existentes de concertación, cooperación e integración económica, como la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), y la Comunidad del Caribe (Ccaricom).
La posición colectiva de esos mecanismos de integración será muy importante, tal vez decisiva, en el proceso de formación de la nueva organización (o Unión) de Estados Latinoamericanos y Caribeños, estimó Suárez.
Cuba pertenece desde su fundación al ALBA, junto a Bolivia, Dominica, Honduras, Nicaragua y Venezuela, y mantiene una estrecha y dinámica relación política y de cooperación con la Caricom.
A fines del pasado año, el presidente Raúl Castro fue inclusive anfitrión de una cumbre con los miembros de la Caricom, previo a la cita de Brasil, en la cual acordaron trabajar "activamente" a favor de los actuales esfuerzos de integración y concertación de América Latina y el Caribe.