Tras intensos debates, la XXXIX Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) concluyó este miércoles en Honduras con una resolución que puso fin a la suspensión de Cuba como miembro pleno, «sin condiciones» de ningún tipo.
La OEA buscó enmendar en su reunión de Honduras un "error" histórico cometido en 1962, cuando suspendió la participación en el sistema interamericano de esa isla caribeña de gobierno socialista, por presiones de Estados Unidos.
La canciller de Honduras, Patricia Rodas, leyó el texto de dos puntos, adoptado por consenso, que derogó la resolución 662, del 31 de enero de 1962, que apartó a Cuba de este organismo hemisférico por considerar que había cambiado "su rumbo" hacia el marxismo-leninismo.
Rodas, una de las principales artífices de la resolución, señaló emocionada que "a partir de ahora la participación de Cuba en la OEA será restituida mediante el diálogo a solicitud de Cuba y en el marco de las prácticas democráticas que rigen a la OEA".
"Lo anterior constituye el segundo punto de la resolución y, como país sede de esta asamblea, recibimos con beneplácito este desagravio hecho a la isla. Hemos comenzado a construir una nueva historia en nuestras relaciones de tolerancia, respeto, solidaridad, autodeterminación de los pueblos y el derecho a organizarnos", expresó Rodas.
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Tras la lectura de la resolución, los ministros y otros funcionarios presentes se pusieron de pie y aplaudieron, para dar paso luego a las intervenciones del presidente de Honduras, Manuel Zelaya, anfitrión del encuentro, y de varios cancilleres y otros representantes diplomáticos.
La isla fue excluida del sistema interamericano tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, siguiendo el argumento estadounidense de que la carta constitutiva de la OEA prohibía la presencia de países alineados con el marxismo-leninismo, entre otros aspectos.
El conflicto entre Washington y La Habana desembocó en un embargo comercial contra Cuba, que se mantiene hasta hoy.
Convocada para analizar los problemas de la violencia y el desarrollo de una cultura de la paz, la asamblea de la OEA dejó a un lado su agenda principal para concentrarse en el caso cubano, matizado de tensiones entre las delegaciones y protestas en las afueras de la sede del encuentro en esta ciudad del noroeste de Honduras.
Entre los manifestantes se contaban cubanos contrarios al gobierno de Raúl Castro, encabezados por el disidente ex comandante revolucionario Huber Matos, y simpatizantes del régimen, pertenecientes a movimientos sociales de Honduras y Nicaragua.
Zelaya dijo este miércoles que "ha prevalecido el diálogo y estamos ante un hecho histórico, un reencuentro entre los países de América, que nos enorgullece".
"Quiero decirle al comandante cubano (y ex presidente) Fidel Castro, que hoy la historia le hizo justicia, hoy se ha dado una lección al mundo en materia de derecho internacional y podemos aseverar con orgullo que aquí, en nuestra América, la Guerra Fría ha terminado", agregó el gobernante hondureño.
Para el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para Asuntos Hemisféricos, Thomas Shannon, "estamos ante un cambio hacia el futuro, basado en los valores, principios y prácticas que rigen la OEA. Nosotros hemos reafirmado nuestro compromiso de construir buenas relaciones con nuestros vecinos y socios, basados en el respeto, el diálogo y la cooperación".
"Este paso es importante para el futuro de la OEA porque la fortalece y robustece, y Estados Unidos ha colaborado hasta el final en este proceso para que saliera una resolución de un amplio consenso, entre amigos", acotó.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, "hizo un llamado para un nuevo inicio de relaciones con Cuba y vamos hacia ese rumbo paulatinamente", pues "esperamos que comiencen pronto esas negociaciones", agregó.
"Hemos dado señales de cambio y mayor interés hacia Cuba en relación al futuro, pero ello no significa que vamos a renunciar a la defensa de los principios democráticos, de respeto a los derechos humanos y los principios de respeto a la ley. Vamos a seguir apostando por una gobernabilidad democrática en Cuba", sostuvo Shannon, que fue aplaudido por más de un minuto por los presentes.
El canciller ecuatoriano Fender Falconí estimó que lo más trascendental de la resolución fue su adopción "sin condicionalidades de ningún tipo, y eso es una buena señal, porque se enmendó un error histórico".
En declaraciones a la prensa, Falconí aseveró que el consenso "se arrancó en el último minuto, porque tras dos días de deliberaciones continuas no había consenso, y al menos se trabajó en tres textos diferentes, hasta que encontramos el adecuado… para evitar el fracaso de esta reunión".
Los representantes de Chile, Argentina, Brasil y Costa Rica destacaron la aprobación por aclamación y el papel jugado por las delegaciones de Estados Unidos, México, Canadá, Brasil y Argentina que, junto a sus pares de Venezuela, Nicaragua y Honduras, agotaron los esfuerzos para obtener consenso.
Varios cancilleres indicaron que ahora toca a Cuba decidir sobre su incorporación real a los organismos de la OEA, en los "términos" que establecen la democracia y los principios que la rigen.
En varias oportunidades, La Habana ha indicado que no tiene ninguna intención de participar en el organismo hemisférico, al que considera un ámbito viciado.
El 31 de enero de 1962, en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, celebrada en la ciudad uruguaya de Punta del Este, la OEA había establecido que el "gobierno marxista-leninista" de Cuba era "incompatible" con el sistema interamericano y que "el alineamiento de tal gobierno con el bloque comunista quebranta la unidad y solidaridad del hemisferio".
Por tanto, y con el voto favorable de 14 países, el foro americano resolvió que "esa incompatibilidad excluye al actual gobierno de Cuba de su participación en el sistema interamericano". La resolución tuvo sólo un voto en contra, el de la delegación cubana, y seis abstenciones: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México.
Ni esa ni posteriores resoluciones que establecieron sanciones contra Cuba fueron unánimes, y sólo contaron con las dos terceras partes de votos requeridos para su aprobación, señala un análisis publicado en 2003 por la Subsecretaría de Asuntos Jurídicos de la OEA.
La XXXIX asamblea, celebrada en San Pedro Sula, a 250 kilómetros de Tegucigalpa, contó con la asistencia de los presidentes Daniel Ortega, de Nicaragua, y Fernando Lugo, de Paraguay, y de la canciller de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, quien partió el martes por la noche a Egipto para acompañar al presidente Obama en una gira por Medio Oriente.
"Los pueblos de América celebramos que esa mancha contra Cuba haya sido limpiada y que se haya hecho justicia al comandante Fidel Castro y el pueblo cubano", dijo a IPS el dirigente sindical hondureño Carlos Reyes.
En su columna de opinión publicada este miércoles por la prensa estatal cubana, antes de conocerse la resolución, Fidel Castro alabó las muestras de "rebeldía" de los países que abogaban por el reingreso pleno de Cuba a la OEA.