PALESTINA: Museo del Holocausto en lugar menos pensado

En un día nublado y frío, una procesión de caras desoladas desfilan frente a fotografías en las que se puede ver un montón de esqueletos de escuálidos sobrevivientes con la mirada perdida y acorralados detrás de un alambrado de púas.

El memorial por el asesinato de seis millones de judíos a manos del nazismo en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) pudo estar en cualquier ciudad del mundo. Pero esta vez el lugar es el menos pensado: la aldea de Ni’ilin, al oeste de la ciudad cisjordana de Ramalah, abrió el primer museo del Holocausto en los territorios palestinos.

El alcalde de Ni’ilin, Ayman Nafaa, de Hamás (acrónimo árabe del Movimiento de Resistencia Islámica), encabezó una versión palestina de la Marcha de los Vivientes por las estrechas y ventosas calles de la aldea.

La Marcha de los Vivientes es una caminata silenciosa que hacen jóvenes judíos desde el campamento de exterminio nazi de Auschwitz al de Birkenau, en el sur de Polonia.

El museo de Ni’ilin fue una creación del abogado árabe-israelí Jaled Mehamid, originario del pueblo israelí de Umm Al-Fahm, quien hace cuatro años también instaló un memorial en su localidad natal.
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Mehamid pidió al Memorial del Holocausto Yad Vashem, de Jerusalén, fotografías y otros materiales en árabe. Sus directores se propusieron hacer visitas educativas para estudiantes.

Mehamid fue por primera vez a Ni’ilin para ayudar a una familia palestina a lidiar con la pérdida de su hijo, asesinado por soldados israelíes durante una manifestación.

"Me reuní con el alcalde y le expliqué que los judíos tenemos nuestro propio dolor y que está inextricablemente vinculado al sufrimiento palestino bajo la ocupación israelí", dijo Mehamid a IPS.

Cuatro jóvenes de Ni’ilin murieron a manos de los israelíes. Cientos de personas de esa aldea de 5.000 habitantes fueron detenidas, heridas o golpeadas durante manifestaciones contra la barrera ilegal que separa a los agricultores de sus tierras.

Las autoridades israelíes construyeron el muro, considerado ilegal por la Corte Internacional de La Haya, para confiscar miles de hectáreas del territorio de Cisjordania para los asentamientos, también ilegales.

"La mayoría de la aldea vive de la agricultura", dijo a IPS Hassan Mussa, miembro del Comité Popular de Ni’ilin. "Sesenta agricultores perdieron sus tierras y 40 de ellos se quedaron sin nada".

"Si contamos sus dependientes y sus empleados, unas 600 personas se vieron directamente afectadas por la confiscación de tierras", apuntó Mussa.

Con apoyo de activistas israelíes y de otras partes del mundo, los habitantes de Ni’ilin organizan protestas todas las semanas contra la expropiación de tierras, que suelen terminar en hechos de violencia.

Un sobrino de Mussa de 10 años, Ahmed Mussa, murió tras recibir un disparo en la cabeza de un francotirador israelí. El muchacho no estaba tirando piedras.

Al día siguiente, Yusef Amira, de 17 años, recibió una bala de goma en la cabeza que le causó muerte cerebral. Falleció una semana después.

Arafat Rateb Jawaje, de 22 años, recibió un disparo en la espalda en diciembre. El mismo día, Mohammad Jawaje, de 20, recibió un tiro en la cabeza y falleció tres días después.

Mussa fue detenido el año pasado por acompañar a periodistas extranjeros en una manifestación. No presentaron cargos en su contra y le exigieron una fianza de 800 dólares, que nunca le fue devuelta.

Mussa concordó con Mehamid que es importante que los palestinos comprendan la tragedia padecida por los judíos en Europa y que derivó en la creación de Israel.

Más de 500 aldeas palestinas fueron arrasadas y cientos de miles de civiles fueron desplazados por los israelíes tras la creación del estado judío en 1948.

El hecho ocurrió tras la aprobación de la Organizacón de las Naciones Unidas de la partición de Palestina, bajo mandato británico, en 1947, para crear un estado judío y otro palestino.

La reacción de la población de Ni’ilin frente al museo fue bastante positiva. "Pero algunas personas nos cuestionaron por qué nos centramos en el sufrimiento judío si ya terminó", relató Mussa.

"Ellos preguntan por qué nos concentrarnos en su sufrimiento que está vigente y no se resuelve, en especial porque somos perseguidos por las mismas personas que fueron perseguidas", añadió.

Tanto Mehamid como Mussa se apresuraron a explicar que la creación del museo, inaugurado el 21 de abril, no obedece a causas altruistas sino que sirve a la causa palestina.

"Creemos que los israelíes usaron el Holocausto con fines políticos, para ganarse la simpatía de la comunidad internacional", explicó Mehamid a IPS. "Se utilizó tanto para crear el estado como para seguir con la construcción de asentamientos y la expropiación ilegal de tierras palestinas y otros recursos naturales".

Sólo si entienden el sufrimiento genuino de los judíos y cómo se usó con fines políticos, los palestinos estarán en mejor posición para defenderse.

"Reconocemos la matanza perpetrada por Hitler y a cambio queremos que los israelíes reconozcan nuestros derechos", concluyó Mehamid.

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