MUJERES-ZIMBABWE: Retrato de sobrevivencia

La primera novela de la doctora Valerie Tagwira narra una dolorosa historia de violencia doméstica en uno de los hacinados barrios pobres de Zimbabwe en el marco de la brutal Operación Murambatsvina.

Valerie Tagwira Crédito:
Valerie Tagwira Crédito:
El gobierno zimbawense lanzó la Operación Murambatsvina ("limpiar la mugre", en shona), en 2005, en todas las ciudades del país. En menos de un mes, unas 700.000 personas perdieron su hogar, su trabajo o ambas cosas cuando sus bienes fueron confiscados y las viviendas consideradas ilegales, demolidas.

La medida fue más dura en los barrios de Harare considerados simpatizantes del entonces opositor Movimiento para el Cambio Democrático, del actual primer ministro Morgan Tsvangirai, y donde la crisis económica había dejado a millones de personas sin trabajo, rebuscándoselas en el sector informal.

Ese es el trasfondo de "Uncertainty of Hope" ("Incierta esperanza") que cuenta la lucha de dos amigas, Onai Moyo y Katy Nguni, por sobrevivir.

Tagwira conversó con IPS en el marco del encuentro "Time of the Writer" ("Tiempo de Escritores"), organizado en esta oriental ciudad sudafricana.
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IPS: ¿Cómo surgió la idea de hacer la novela?

VALERIE TAGWIRA: Al principio se trataba de una historia de violencia doméstica y lo que debe hacer una mujer para reconstruir su vida y la de sus hijos tras sufrir conflictos familiares y una ruptura matrimonial.

Pero entonces ocurrió la Operación Murambatsvina. Yo llegué a Zimbabwe dos semanas después de que comenzó. Mi personaje principal era de Mbare y debido a que en ese barrio la "operación de limpieza" fue especialmente dura, fue casi natural incluir el hecho en la historia.

IPS: ¿Usted conoce personas que hayan sido víctimas de hechos de violencia doméstica?

VT: La violencia doméstica es una característica de la vida cotidiana de Zimbabwe. Lo que siempre me impresionó fue que no se quisieran denunciar los episodios violentos. Está casi aceptado que los hombres deben "disciplinar" a sus esposas.

Como médica, cuando trabajé en la urgencia, solía atender mujeres que estaban en muy mal estado a causa de peleas con sus cónyuges.

Lo que más me llamaba la atención de esas mujeres era que no querían que interviniera la policía. Sólo querían que las atendieran para poder regresar a su casa y seguir con sus vidas. Denunciar la situación les significaría más problemas y empeoraría su situación.

IPS: ¿Tuvo en mente algún público en especial al escribir la novela?

VT: Primero pensé en la población de Zimbabwe. Pero también quise difundir el asunto fuera del país.

Dicho eso, no quiero que se estereotipe a Zimbabwe de acuerdo con la novela. Mis protagonistas son mujeres pobres, sin educación formal y sin hogar o sin un lugar seguro para vivir y víctimas del VIH/sida.

Supongo que se la describe como la historia de Zimbabwe porque ese país tiene muchas personas pobres, la mayoría mujeres y niños. Pero no quiero que se generalice como que esa es la historia de Zimbabwe.

Traté de incorporar diferentes personajes. Hay un médico, un estudiante de derecho, otro universitario, un agricultor joven y otro negro, una persona adinerada y un mendigo que vive en la calle y que tiene un papel significativo. También traté de mostrar diferentes ángulos.

IPS: ¿Cómo cree que se puede frenar la violencia contra la mujer?

VT: Los hombres tienen expectativas y reclamos que involucran a las mujeres. Pero a veces son las propias mujeres las que perpetúan la ideología sexista.

El cambio empieza por nosotras mismas. Desde que criamos a nuestros hijos debemos enseñarles que hombres y mujeres tienen los mismos derechos porque es así.

Los varones no deben quedarse sentados leyendo mientras las niñas se levantan temprano, limpian la casa, preparan la comida, y alimentan a sus hermanos antes de poder sentarse a leer.

Los varones deben aprender las mismas tareas que las niñas. Eso no es rebajarlos ni quitarles su masculinidad, es prepararlos para la vida.

Mi madre decía que los varones debían saber hacer lo mismo que las niñas para que cuando crecieran y se fueran de casa no tuvieran que casarse para tener a alguien que les cocinara o les lavara los platos y la ropa.

En lo que respecta a promover la equidad de género, hay muchas organizaciones abocadas a la tarea. Sus seminarios y talleres no debieran apuntar sólo a las mujeres, sino también a los hombres.

Es importante que aprendan el poder de la negociación. Las mujeres no deben aprender que hay que pelear con los hombres. Tienen que negociar con ellos, aun en lo que respecta a los papeles dentro del hogar.

IPS: ¿Cuál es el medio más adecuado para promover el cambio, dado que muchas personas son analfabetas, el arte o programas de radio o televisión, por ejemplo?

VT: Se pueden usar distintos medios, todos son muy útiles. Puede llegar a ser muy aburrido sentarse a escuchar una disertación sobre violencia doméstica. Me parece que si además de educar se entretiene, se logran resultados duraderos.

IPS: ¿Hay algún otro tema que le gustaría exponer en relación con la situación de las mujeres? En su libro menciona por ejemplo el asunto de la falta de derechos sobre la propiedad, lo que las deja en posición de dependencia en términos económicos.

VT: Si tengo la oportunidad me gustaría tratar todo lo que se refiere a la equidad entre hombres y mujeres.

Ahora vivo en Londres y quizá alguna gente se pregunte "quién se cree que es para decir esto y aquello", pero me apasiona todo lo que tenga que ver con Zimbabwe y en especial las zimbabwenses. Tengo un gran sentido de pertenencia. En Inglaterra soy una extranjera, pertenezco a Zimbabwe.

Me gustaría que en las próximas generaciones, niños y niñas crezcan y sean mejores y vivan y trabajen juntos, porque el conflicto nos deja rezagados. No nos permite desarrollamos como sociedad.

IPS: ¿Hay otras personalidades de Zimbabwe en los campos de la literatura, la música u otros que promuevan un análisis crítico y el intercambio de ideas a este respecto?

VT: Al no estar en el país no estoy muy al tanto. Leí algo del trabajo de Amakhosi en teatro. La música de Oliver Mtukudzi tiene un fuerte contenido social, al igual que Tongai Moyo, pero no conozco mucho más.

IPS: ¿Y en cuánto a escritores?

VT: Hay un montón de escritores. Gracias a los blogs y a Internet, muchos jóvenes escriben relatos cortos. Me sorprende cuánto talento hay en Zimbabwe. Hay muchos sitios en Internet.

IPS: Maita zvikuru ("muchísimas gracias", en shona). Con suerte, algún día pueda hacer toda la entrevista en shona.

VT: (Risas) Esperemos que podamos hacerla en Harare (más risas).

IPS: Es mucho más fácil comunicarse y expresarse en inglés debido a que la educación formal es en ese idioma.

VT: Es mucho más fácil, por eso nuestro shona o nuestro ndebele está lleno de términos ingleses. Mi abuela solía preguntarme si soñaba en inglés o en nuestra lengua materna, como un indicio del grado de colonización. Siempre le hablo a mis hijas en shona.

IPS: ¿Cuándo escribiste la novela, las palabras te salían en inglés o en shona?

VT: Debo reconocer que me venían en inglés.

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