China aprobó el «turismo de desastres» como forma de subsidio económico a las áreas devastadas por uno de los terremotos más mortales de la historia reciente.
Las casas derrumbadas y sectores enteros de ciudades y aldeas parcialmente arrasadas por el enorme sismo del año pasado en el sudoccidente de China ahora serán abiertos a los turistas, anunciaron esta semana medios de comunicación estatales.
"En las ruinas hay un enorme mercado turístico. No podemos impedir el paso de los turistas, y también esperamos que estos no hieran los sentimientos de los sobrevivientes del terremoto", dijo a la agencia de noticias Xinhua el vicedirector del Departamento de Turismo de la sudoccidental provincia de Sichuan, Wu Min.
El 12 de mayo del año pasado, el sismo abrió la tierra en las áreas montañosas de Sichuan, matando a 90.000 personas. La gravedad del terremoto y la inicial tolerancia del gobierno a los informes procedentes del área del desastre generaron un enorme interés en una audiencia china desacostumbrada a recibir noticias oficiales sobre sufrimiento público y devastación.
Las ruinas se han convertido en una atracción para los turistas, que llegan por cientos de miles, informó la agencia estatal.
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La aldea de Donghekou, donde apenas 300 de los más de 1.400 habitantes sobrevivieron a un deslizamiento de tierra desatado por el sismo, ahora está entre los destinos más concurridos de la provincia. Más de 260.000 turistas han visitado el parque de restos del terremoto de Donghekou desde su inauguración, en noviembre.
China ha sido escenario de algunos de los temblores más devastadores de la historia moderna. Pero un año después del sismo de Sichuan, el país no sabe cómo rendir homenaje a los muertos sin plantear preguntas incómodas.
Los líderes chinos han cumplido sus promesas, y días antes del aniversario difundieron los primeros datos oficiales sobre muertes de estudiantes, diciendo que 5.335 niños fallecieron o desaparecieron en el terremoto.
Sin embargo, no hay una lista de nombres de muertos y las autoridades se niegan a enfrentar las acusaciones de los padres sobre el papel que jugaron la corrupción y la mala administración en el colapso de miles de edificios escolares.
Temiendo que el dolor pueda convertirse en indignación y disturbios, los funcionarios no autorizaron a que los padres celebraran su duelo entre los escombros de las escuelas donde perecieron los niños.
Se prohibieron las ceremonias conmemorativas y se anularon las iniciativas civiles de erigir memoriales en la zona de la catástrofe.
"Me dijeron que esas lápidas etiquetarían a Sichuan como área de desastre, y que ahora deberíamos centrarnos en reconstruir y no en conmemorar", dijo al periódico Southern Weekend el artista y diseñador Zhong Guangmao, residente en Chengdu, capital de la provincia.
Zhong fue uno de los primeros en presentar propuestas para emplazar monumentos públicos en Chengdu, todas rechazadas.
Sin embargo, los funcionarios han alentado el auge del "turismo de terremotos", insistiendo en que ayudará a la recuperación económica del área.
Unos 46 millones de personas fueron afectadas por el sismo de 7,9 grados en la escala de Richter. Fue el más destructivo de los que azotaron China en más de 30 años. Las autoridades de Sichuan estiman que 1,5 millones de personas perdieron sus trabajos y sus tierras.
La cantidad de turistas que afluyeron a esa zona en los últimos meses es asombrosa. Según la Oficina de Turismo de Sichuan, durante el feriado del Año Nuevo Chino más de siete millones de personas llegaron a la montañosa región.
El fin de semana del 1 de Mayo también fue un punto alto para el turismo: 2,9 millones de personas llegaron a Chengdu, participando en recorridos de un día por la zona del terremoto.
Los paquetes turísticos incluyen visitas a parques con restos del sismo, cementerios públicos donde están enterradas las cenizas de muchos muertos en el desastre, y plataformas de observación panorámica de la destrucción.
El auge del turismo de desastres ha recibido aprobación no sólo de autoridades locales, sino también de líderes partidarios. Un informe elaborado por la escuela del gobernante y único Partido Comunista en Dujiangyan —una de las ciudades más devastadas— llamó a los funcionarios a "promover activamente el turismo de terremotos" a fin de transformar la destrucción en un "valioso recurso turístico".
Algunas localidades incluso han emitido cupones, alentando a los residentes a viajar al área del terremoto en calidad de turistas y a ayudar así a su recuperación. El gobierno de la Región Administrativa Especial de Macao, por ejemplo, subsidió a los visitantes que partían de allí hacia Sichuan con vales por 220 dólares cada uno.
Algunos ven a la locura del "turismo de terremotos" como una señal perturbadora.
"Necesitamos un museo del terremoto, no podemos dejar que el recuerdo de Sichuan sea enterrado ( ) con las lecciones del terremoto de Tangshan", dijo el analista Huang Xiaowei en The Economic Observer.
"Sin un lugar adecuado para recordar y reflexionar, el dolor de los sobrevivientes del terremoto es transformado en un objeto de consumo", agregó.
Una de las mayores calamidades naturales de China ocurrió en medio del aislamiento político del país, en la era de Mao Zedong (1949-1976). Entre 250.000 y 650.000 personas murieron en julio de 1976, cuando un terremoto de 7,8 grados arrasó la septentrional ciudad de Tangshan.
En ese momento, el gobierno prohibió las actividades no gubernamentales de socorro e hizo frente a la emergencia por su cuenta. Se cree que miles de personas fallecieron a causa de la negativa de China a recibir ayuda del exterior.
A los gobernantes comunistas les llevó tres años difundir las cifras de las víctimas. Sólo en 1986 se publicaron los primeros relatos de testigos. Pero todos los restos físicos del terremoto fueron removidos y la ciudad reconstruida, dejando poco lugar a la historia de la catástrofe.
Los desastres continúan siendo temas delicados hoy, cuando la cantidad de víctimas ya no es considerada un secreto de Estado. En Chengdu, cerca de la falla de Longmenshan, donde ocurrió el terremoto del año pasado, pocas personas estaban al tanto de la actividad sísmica de la zona.
"Nos dimos cuenta de que habíamos vivido al borde de un desastre sin saberlo. A ninguno de nosotros le habían enseñado ningún preparativo para desastres, o la historia de los terremotos en la provincia", dijo Zhou Jianzhong, un abogado residente en Chengdu.
La memoria histórica sobre estos fenómenos también es importante como vínculo emocional entre las personas, insistió Fan Jianchuan, dueño y curador del único museo existente sobre los terremotos en China, en el pueblo de Anren, en Sichuan.
"Una tragedia como el terremoto de Sichuan saca a relucir la humanidad en todos nosotros. Se perdió tanto de nuestros valores morales tradicionales en el camino de hacer dinero que es importante ver el desahogo del dolor y el apoyo que Sichuan experimentó luego del desastre, para recordarnos a nosotros mismos quiénes somos", dijo.
Según los últimos datos aportados por las autoridades de Sichuan, hubo 11.687 escuelas destruidas. Y estimaciones no oficiales señalan que murieron 8.000 niños. Pero quienes intentaron redactar sus propias listas han sido acosados e intimidados.
Los padres de niños que fallecieron bajo los escombros de las aulas dijeron que los edificios estaban mal construidos y fueron los primeros en colapsar, mientras los edificios del gobierno soportaron los temblores. Pero las autoridades se negaron a aceptar críticas, insistiendo en que la severidad del terremoto fue la causa de los derrumbamientos.