BRASIL-PARAGUAY: Lugo y Lula bajan tensiones por Itaipú

La delicada disputa entre Brasil y Paraguay sobre el aprovechamiento de la represa hidroeléctrica binacional de Itaipú continuará como telón de fondo de discusiones regionales, pero en un clima más distendido, tras un encuentro entre los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Fernando Lugo.

En la primera visita oficial del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, a Brasil, los dos mandatarios destacaron el clima favorable para continuar discutiendo el asunto en julio, una vez detectados "los focos de tensión" a desanudar.

Paraguay ha amenazado inclusive con llevar la contienda a un tribunal de arbitraje internacional y se esperaba que en este encuentro se definieran soluciones que evitaran ese extremo.

La represa de Itaipú fue construida en el río Paraná, en la frontera entre Brasil y Paraguay, y es considerada una de las mayores hidroeléctricas del mundo por su volumen de generación de energía.

El Tratado de Itaipú, que reglamenta los acuerdos que dieron lugar a la construcción de la represa a inicios de la década de 1970, inaugurada en 1982, fue cuestionado por Lugo desde que fue investido presidente, después de haber sido una de las banderas de su campaña.
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Asunción afirma que el tratado firmado por sendos gobiernos dictatoriales es injusto para Paraguay. Entre otras cláusulas, pide revisar la que establece la distribución de la energía generada y el valor de sus excedentes.

Mientras Paraguay utiliza apenas cinco por ciento de la energía generada por Itaipú, Brasil requiere de 95 por ciento para abastecer el sur y sudeste de su territorio, una de las regiones económicas más pujantes de esta nación de 189 millones de personas.

El tratado establece que la energía de la represa, construida con capitales brasileños —razón por la cual Paraguay adquirió una deuda con Brasil— se distribuya equitativamente entre ambas partes.

Pero también puso una onerosa carga sobre Paraguay, al estipular que el excedente de energía no usada por cada parte debe ser vendido a la otra por un precio establecido y conveniente para Brasil. Es uno de los puntos más sensibles.

Paraguay aspira a ampliar su consumo energético y quiere tener la posibilidad de vender su excedente a otros países al precio libre de mercado.

En ese contexto, los negociadores paraguayos piden elevar los montos que perciben por esa energía, de los 300 millones de dólares anuales de hoy, a unos 2.000 millones de dólares.

El precio pagado por la empresa brasileña estatal de electricidad (Eectrobras) a Paraguay es de 45,31 dólares por megavatio/hora. Pero, en la práctica, ese país recibe apenas 2,8 dólares, porque Brasil le descuenta el resto para saldar la deuda originada en la construcción, estimada actualmente en casi 19.000 millones de dólares.

Lugo considera injusta gran parte de la deuda, que debe ser pagada hasta 2023, por una serie de mecanismos "abusivos" que, según afirma, elevan año a año de forma ilegítima el endeudamiento.

Los negociadores paraguayos consideran asimismo que Brasil interpreta de forma equivocada el tratado cuando sostiene que Paraguay está obligado a vender sus excedentes únicamente a los brasileños.

Pese a que no se alcanzaron acuerdos, Lugo aclaró en una conferencia de prensa que su país no "renuncia" a sus reclamos.

Brasil se niega a revisar el tratado, pero ha puesto en la mesa algunos puntos para facilitar las negociaciones, como la oferta de una línea de crédito de unos 1.500 millones de dólares para proyectos de infraestructura, que concedería su Banco Nacional de Desarrollo.

También está dispuesto a aumentar el precio de la energía de 45 a 47 dólares el megavatio/hora. Pero las propuestas han sido consideradas insuficientes por Paraguay.

Para el analista político Alexandre Cardoso, del Centro Universitario Unieuro de Brasilia, el desarrollo de las negociaciones era el anticipado, en una discusión que debe despolitizarse y convertirse en lo que es, una negociación comercial, sostuvo.

Según Cardoso, director de la consultora política Early Warning, ninguno de los dos presidentes tendría interés en llevar la contienda a un extremo como un tribunal internacional.

Por el lado de Brasil, Cardoso observó que el gobierno de Lula quiere evitar "cualquier inestabilidad política en su frontera", y en especial con uno de sus socios del Mercado Común del Sur (Mercosur), del que también forman parte Argentina y Uruguay.

Por el lado de Paraguay, dijo Cardoso, conseguir una solución para Itaipú "legitimaría en el poder" al presidente Lugo, que enfrenta un delicado momento político, entre otros motivos, por varias denuncias de paternidad a raíz de relaciones sexuales que mantuvo cuando todavía era obispo de la Iglesia Católica.

El sudeste de Brasil, atendido por Itaipú, absorbe 20 por ciento de la demanda energética de este país, según el experto en energía Adriano Pires.

Pires destacó en entrevista con IPS que la electricidad de Itaipú tiene una enorme importancia porque "es una gran abastecedora del sudeste brasileño, un área muy rica".

Las reivindicaciones de Paraguay tienen un cariz más político que económico, estimó Pires.

La obligación paraguaya de vender el excedente a Electrobrás no es una interpretación, sino que consta en el contrato, añadió.

Cardoso consideró en cambio que Paraguay tiene sus motivos para defender condiciones más flexibles para Itaipú porque "es la operación económica más grande que tiene. No existe industrialmente en Paraguay algo tan importante".

La represa genera 90 por ciento de la energía paraguaya y, una vez paga la deuda, se estima que valdría unos 60.000 millones de dólares para Paraguay.

"En realidad, Paraguay está jugando para el lado de su hinchada, diciendo 'estamos resistiendo al imperialismo de Brasil'. Pero a la hora de negociar, todo el mundo continuará sentado y negociando", anticipó Cardoso.

En palabras del canciller brasileño Celso Amorim, es necesario encontrar una solución justa y viable, que por un lado "les permita a los paraguayos que se sientan recompensados por sus recursos naturales, pero que al mismo tiempo acepten que Brasil fue quien financió la construcción de la represa", dijo el funcionario a la prensa antes del encuentro.

La reunión de Brasilia parece haber abierto ese camino, por lo menos según se percibe en el tono más leve de los discursos presidenciales.

Mientras Lula afirmó que quiere contribuir al desarrollo de Paraguay para no ser "una isla de prosperidad rodeada de países con problemas", Lugo dejó las palabras duras de su discurso para afirmar, apelando a la misma metáfora, que sería importante para Brasil "no tener un vecino pobre".

La luna de miel de este comienzo fue sellada con un viaje conjunto de los dos presidentes a la región del Pantanal para inaugurar un tren que recorrerá ese inmenso bioma de humedales, compartido por Brasil, Paraguay y Bolivia. Por ahora no hay alianzas, pero sí promesas.

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