El mayor partido político de Birmania afronta el dilema de participar o no en las elecciones convocadas por la dictadura para el año próximo, debido a las restricciones que prevé la junta militar.
La incertidumbre que invadió a la Liga Nacional para la Democracia (LND) quedó en evidencia con la declaración emitida en abril por una inusual conferencia a la que asistieron 150 delegados de todo el país.
La LND optó por "esperar y ver" antes de presentar candidatos para las próximas elecciones y se sirvió de la cumbre electoral para tantear el ambiente político.
La junta militar se comprometió a organizar elecciones parlamentarias, de acuerdo con un polémico programa de apertura y supuesta democratización al que denominan "hoja de ruta hacia la democracia". Pasaron 19 años desde las anteriores, anuladas por el régimen.
La reunión de la LND fue una apuesta de alto riesgo que pudo terminar con el confinamiento de delegados en las infames cárceles de la dictadura. Después de todo, la represión obligó al partido a cerrar todos sus locales y le impidió realizar reuniones públicas durante una década.
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La dictadura birmana detuvo a decenas de partidarios de la LND, incluidos los legisladores electos en los comicios de 1990. El ejemplo emblemático es la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, quien ha pasado arrestada más de 13 años de los últimos 19.
El presidente de la LND, Aung Shwe, desafió a la dictadura y reclamó la "liberación incondicional" de todos los más de 2.100 presos políticos, incluida Suu Kyi, a fin de logar un ambiente político propicio hacia las elecciones.
Los delegados, que deliberaron dos días en Rangún, la capital birmana hasta hace poco, también reclamaron una "revisión de la Constitución de 2008" y "un diálogo político inicial significativo" entre su líder y el hombre fuerte de la junta, general Than Shwe, según un documento de la LND al que tuvo acceso IPS.
El partido ha tratado de no dar pasos que impliquen legitimizar los comicios de 2010. "Vamos a esperar la promulgación de la ley electoral y de registro de partidos para decidir si podemos participar, en el marco de la nueva Constitución", reza la declaración.
"La LND no se rendirá ante la junta militar con facilidad. Quiere escuchar la opinión de todos los dirigentes antes de presentar una decisión unificada sobre las elecciones", dijo a IPS Zinn Lin, miembro del partido exiliado en Tailandia.
"La última vez que el partido trató de reunirse fue en 1998, pero las autoridades se lo habían prohibido hasta ahora", agregó. "No se sabe qué va a pasar con los participantes en la reunión. Su sede estuvo vigilada por cientos de funcionarios de inteligencia que fotografiaron y filmaron todo."
"Ese tipo de intimidación les demuestra a los dirigentes de la LND que no tienen libertad para trabajar con vistas a las elecciones", apuntó.
La intimidación que sufren los partidarios de la LND es mucho peor a la que soportaron antes de las elecciones generales de 1990.
"Los comicios de ese año se realizaron en un clima de libertad y justicia. Los partidos políticos pudieron hacer campaña libremente", recordó Win Hlaing, del Gobierno de Coalición Nacional de la Unión de Birmania en el exilio.
"No hubo cambios positivos desde entonces, cuando comenzó la era del general Than Shwe", dijo a IPS. "Hay más intimidación y la situación es más difícil. La LND y el resto de la oposición a la dictadura son blanco de ataques."
El embajador de Gran Bretaña, Mark Canning, consideró la semana pasada que "Birmania se caracteriza por la falta de libertades". "Hay mucha, mucha represión", declaró.
La represión comenzó tras los comicios de 1990, cuyos resultados sorprendieron a la dictadura instaurada tras el golpe de Estado de 1962. La LND, fundada especialmente para esas elecciones, obtuvo 82 por ciento de los 485 escaños parlamentarios.
El aplastante triunfo fue un reflejo del malestar popular tras 28 años de dictadura y ante la brutal represión a las protestas prodemocráticas de agosto de 1988, en la que murieron a tiros en las calles de Rangún más de 3.000 manifestantes desarmados.
El régimen militar se negó a reconocer los resultados de las elecciones de 1990 e impidió que el Gobierno de Coalición, hoy exiliado en Tailandia, asumiera sus funciones.
A fin de evitar una debacle como ésa, la junta militar aprobó una nueva Constitución con normas que preservan el poder del ejército, como la que reserva de 25 escaños de las cámaras baja y alta a oficiales militares.
El referendo de mayo de 2008, mediante el que se aprobó la nueva Constitución, fue criticado por fraude y otros problemas. La junta informó que la carta fue aprobada con 94,4 por ciento de los votos y que la concurrencia a las urnas ascendió a 98,1 por ciento de los ciudadanos habilitados.
"La Constitución de 2008 impide a los partidos políticos presentar su propia plataforma", señaló Aung Htoo, secretario general del Consejo de Abogados de Birmania, con sede en la septentrional ciudad tailandesa Mae Sot.
"El capítulo 10 prohíbe a las agrupaciones como la LND fijar sus propios objetivos. Con la actual ley fundamental no se puede ni crear un partido verde para proteger el ambiente", añadió.
"No creo que la ley electoral y la de registro esperadas por la LND sirvan para algo. Lo que importa son las restricciones constitucionales", concluyó.