Con el juicio al ícono democrático de Birmania, la activista Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, el régimen militar de ese país daña la credibilidad de la renovada Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
El juicio a la activista, que comenzó el 18 de este mes, va contra el lenguaje de la Carta del bloque, adoptado en Yakarta, la capital indonesia, en diciembre pasado. Según ese documento, los 10 miembros del bloque aceptaron fortalecer la democracia, el imperio de la ley y promover los derechos humanos como parte de su compromiso para renovar esta alianza de ya 42 años, transformándola en una entidad legal unificada similar a la Unión Europea.
A menos de seis meses de su nueva forma, la Asean (integrada por Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam) parece enfrentar su primera gran prueba.
La preocupación del bloque por su imagen ante el mundo se refleja en una declaración divulgada el segundo día de juicio a Suu Kyi por Tailanda, país que ejerce la presidencia rotativa del grupo.
"El honor y la credibilidad del gobierno de la Unión de Myanmar (nombre oficial dado por la junta birmana al país) está en riesgo", señaló el comunicado, usando un lenguaje alejado de los habituales tonos diplomáticos.
[related_articles]
La junta militar birmana le "ha recordado a los líderes de la Asean que han pedido la inmediata liberación de Daw Aung San Suu Kyi", reza la declaración. "Además, el gobierno de la Unión de Myanmar, como miembro responsable de la Asean, tiene el deber de promover los derechos humanos".
Los últimos inconvenientes de Suu Kyi con el opresivo régimen birmano se originaron tras la intrusión de John William Yettaw, ciudadano estadounidense, en su casa a las orillas del lago Inya en Rangún, donde la líder pro-democrática de 63 años está bajo arresto domiciliario desde hace 13 años.
Yettaw ingresó a la casa sin invitación a comienzos de este mes, nadando a través del lago de la ex capital birmana.
Los cargos que afronta Suu Kyi en este juicio, celebrado toda la semana, podrían recibir a un sentencia de cinco años. Es acusada de romper una ley de 1975 contra la violación de los términos de su detención, a pesar de que sigue aislada del mundo por un gran cordón policial en torno a su vivienda.
Dos de las asistentes que tiene la activista en su casa también fueron acusadas la semana pasada por el juez que preside el proceso en un complejo de la prisión de Insein, en el norte de Rangún. También Yettaw, de 53 años, es procesado por este tribunal, famoso por sus juicios secretos.
El proceso se produce días antes de que concluya el actual periodo de detención de Suu Kyi, el 27 de este mes. Un fallo en su contra —que pronostican muchos analistas birmanos— le impediría tener un papel influyente en las próximas elecciones generales de 2010, que el régimen prometió como parte de su "hoja de ruta" a la democracia.
La indignación crece entre muchos birmanos y la comunidad internacional. Para impedir cualquier disturbio en Rangún, los militares adoptaron un fuerte dispositivo de seguridad en torno a la prisión y otros lugares clave de la ciudad que podrían atraer manifestantes, como la célebre pagoda Shwedagon.
Camiones cargados de policías han sido ubicados cerca de las puertas del oeste y del norte de la pagoda, cerca de la alcaldía, el juzgado, un mercado popular y un hotel que tiene oficinas para funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dijo un residente a IPS a condición de mantener el anonimato. "En el suburbio de Insein hay muchos policías, camiones y puestos de vigilancia", indicó.
"La gente en las calles está ahora, en su mayoría, molesta con el estadounidense y con las autoridades por presentar este caso", añadió. "Mucha información viene través de la radio en el exilio por las noches, así que la gente está al tanto".
Declaraciones de indignación provinieron de la Asean, de Occidente e incluso de la ONU.
Pero "sólo hacer declaraciones no alcanza. Es tiempo de una acción internacional para liberar a Daw Aung Suu Kyi y más de 2.100 presos", señaló Bo Kyi, jefe de la Asociación de Asistencia a Prisioneros Políticos en Birmania.