Los arbustos verdes de la granja de Yehia Abdullah, en las montañas de Haraz, producen las hojas amargas y suavemente narcóticas que alimentan la principal adicción de Yemen. Se trata del qat, un cultivo masticado por más de siete millones de sus habitantes.
La expansión del cultivo de qat (Catha edulis) para satisfacer la creciente demanda nacional está agotando las ya limitadas reservas de agua subterránea del país, advierten los expertos.
"La agricultura representa alrededor de 90 por ciento del consumo de agua subterránea de Yemen, y por lo menos 30 por ciento de ésta se usa solamente para cultivar qat", dijo Noori Gamal, hidrogeólogo del Ministerio de Agua y Ambiente.
La Autoridad Nacional de Recursos Hídricos calcula que Yemen cuenta con 2.500 millones de metros cúbicos anuales renovables, mientras que más de 3.400 millones de metros cúbicos corresponden al consumo anual.
Como el consumo supera tanto la recarga natural, que se agote el agua subterránea es sólo cuestión de tiempo.
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"La capa freática está bajando hasta seis metros al año en algunas áreas. En lugares donde el agua estaba cerca de la superficie, ahora la gente debe perforar cientos de metros para hallarla. Algunas reservas subterráneas ya han sido agotadas", dijo Gamal.
El uso de agua por persona en Yemen, que se estima en 125 metros cúbicos al año, ya se encuentra entre los más bajos del mundo. Los funcionarios del Ministerio de Agricultura e Irrigación prevén que la cuota anual por persona de recursos hídricos anuales se reduzca a 62,5 metros cúbicos, una cifra crítica, en los próximos 15 años, a menos que se adopten medidas drásticas.
Mientras, los cultivos de qat continúan expandiéndose debido a su rentabilidad, unas cinco veces más elevada que la de las uvas y hasta 20 veces mayor que las papas, según los cultivadores.
El principal cultivo comercial de Yemen ahora ocupa unas 145.000 hectáreas de tierra, lo que supone un aumento en relación a las 80.000 hectáreas que ocupaba hace una década.
El valle donde Abdullah cultiva sus arbustos de qat otrora fue famoso por sus plantaciones de frutales y de café.
Pero "el café no es un cultivo seguro. Las plantas de café dan frutos solamente en otoño, y los precios del mercado cambian según muchos factores. El qat produce hojas todo el año, y siempre hay una alta demanda", dijo Abdullah, quien cuida sus cultivos con un rifle AK-47.
Él insiste en que el qat no es un arbusto que requiera un consumo intensivo de agua. El problema es que los cultivos son irrigados de la manera tradicional, lo que hace gastar mucho líquido.
"Creamos terrazas y las inundamos. Pero también tenemos cuidado de no darles a los árboles demasiada agua, porque de otro modo sus hojas crecerán hasta adquirir un tamaño que les haga perder valor", explicó.
Los expertos en agricultura dicen que entre 20 y 30 por ciento de agua puede ahorrarse cada año aplicando modernas técnicas de irrigación, como la que se realiza mediante rociadores, sistemas de goteo y sistemas de microtubos con burbujas. Sin embargo, el bajo costo de bombear agua da a los cultivadores poco incentivo para adoptar estas técnicas.
Un estudio respaldado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y titulado "Towards the Formulation of a Comprehensive Qat Policy" ("Hacia la formulación de una exhaustiva política del qat"), que de hecho es la estrategia nacional, urgió a la eliminación de los subsidios al combustible, la electricidad y los fertilizantes para alentar a los cultivadores de qat a adoptar técnicas de irrigación más eficientes o pasarse a otros cultivos.
El diésel, usado para bombear agua subterránea, representa alrededor de 80 por ciento del costo de cultivar qat.
El estudio también recomendó otras medidas, como gravar las ventas de qat y extender el crédito a los cultivadores de frutos y verduras, como manera de promover los cultivos alternativos.
"Los agricultores están motivados por las ganancias, independientemente de su analfabetismo o de sus bajos niveles educativos. De ahí que uno de los principales medios para controlar, disminuir y posiblemente erradicar la producción de qat es identificar varios cultivos sustitutos capaces de darles por lo menos ingresos netos equitativos", señaló el informe.
La investigación sugiere que el café y, en menor grado, las uvas, pueden competir con la rentabilidad del qat en algunas áreas, aunque estos cultivos ofrecen ahorros hídricos insignificantes. Noori prefiere el cactus, una planta suculenta (que en su interior almacena mucha más agua de lo normal) ideal para el clima árido de Yemen.
"El cactus produce un fruto delicioso y saludable, y puede cultivarse sin necesidad de irrigar", explicó.
"Si uno corta una hoja de cactus y la arroja al suelo en cualquier parte de Yemen, crecerá sin ninguna ayuda", agregó.
Eliminar los subsidios al qat mientras se introducen incentivos para que los agricultores se dediquen a cultivos alternativos parece una estrategia efectiva para iniciar un cambio a gran escala.
Pero, "desafortunadamente no es tan simple. El qat es una importante fuente de impuestos, y está en el centro de toda la corrupción en Yemen. Alrededor de 50 por ciento de lo tributos provienen de este cultivo, pero esto es apenas alrededor de un tercio de las ganancias reales que genera. Todos, desde los cultivadores hasta los máximos funcionarios, están involucrados en el comercio del qat", afirmó Noori.
Aunque el gobierno hace amplias declaraciones sobre su intención de reducir el consumo y cultivo de la planta narcótica, cualquier esfuerzo genuino es desbaratado desde adentro, agregó.
Buena parte del qat "en realidad se cultiva en tierras fiscales, así que los funcionarios involucrados bloquearán cualquier intento de reducir su mercado", dijo.