VENEZUELA-COLOMBIA: Arriba el comercio, abajo la guerrilla

En unas pocas horas en Venezuela, el presidente colombiano Álvaro Uribe negoció la venta de 10.000 vehículos, un fondo de inversión de 200 millones de dólares, obtuvo respaldo para su lucha contrainsurgente y avanzó un paso hacia una solución favorable de un viejo diferendo limítrofe.

"Es el resultado de una agenda bilateral desigualmente atendida, muy bien conducida desde Colombia, pero no desde Venezuela", comentó a IPS Elsa Cardoso, profesora de postgrado en Relaciones Internacionales de la caraqueña Universidad Central.

Desde que el derechista Uribe llegó al gobierno de Colombia hace siete años, sus relaciones con el izquierdista presidente de Venezuela, Hugo Chávez, han sido intermitentemente conflictivas, con ruidosos choques diplomáticos, escaladas hasta el borde de la ruptura e incluso advertencias y aprestos bélicos hechos por Caracas.

Pero en el mismo lapso, el comercio bilateral se ha duplicado y la balanza de ese intercambio, favorable a Venezuela en los últimos 20 años del siglo XX, se inclina en lo que va de esta década cada vez más hacia Colombia, que en 2008 exportó a su vecino por 6.000 millones de dólares y le compró por sólo 1.200 millones.

La actividad de las guerrillas izquierdistas, en particular las Fuerza Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ha sido el principal factor de ruido. Sus mandos y combatientes se proclaman "bolivarianos", al igual que Chávez, y expresan respaldo al mandatario venezolano.
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Mientras, los exportadores colombianos convirtieron a Venezuela en su segundo mercado, después de Estados Unidos, con millonarias ventas de vehículos, textiles y calzado, así como carnes, lácteos y otros alimentos, aunque resienten atrasos en los pagos asociados al severo control cambiario impuesto por Caracas.

Puntos álgidos de la confrontación política se vivieron en 2004, cuando policías colombianos gestaron el secuestro de un insurgente en Caracas, en 2007, a raíz de que Uribe cortó la mediación de Chávez ante la guerrilla para liberar rehenes, y el año pasado, después de que el ejército colombiano pulverizó un campamento de las FARC en Ecuador.

En cada oportunidad, junto con alertas militares y fortísimos discursos contra Uribe, el mandatario venezolano ordenó torniquetes a la actividad económica y comercial que beneficiaba a empresarios de Colombia, aunque también a los consumidores y pequeños transportistas de gasolina y de otros bienes que cruzan la frontera de contrabando.

Pero el pasado enero en la norteña ciudad colombiana de Cartagena, Uribe y Chávez una vez más pasaron la página de la confrontación y decidieron elaborar un "mapa económico de cada país" para abonar y acelerar la complementación económica bilateral.

Un objetivo confeso es llevar el comercio bilateral a 10.000 millones de dólares en 2010 y apuntalar proyectos binacionales como el gasoducto que cruza la frontera norte entre Puerto Ballenas (Colombia) y Maracaibo (Venezuela), y durante cuatro años traerá 150 millones de pies cúbicos del fluido desde Colombia para luego trabajar en sentido inverso y abastecer con gas venezolano la costa caribeña del vecino país.

En la reunión del martes en Caracas, los mandatarios presidieron la firma de acuerdos para estudiar líneas de crédito a las pequeñas y medianas empresas de uno y otro país, y constituir un fondo que se inicia con 200 millones de dólares para proyectos binacionales en salud, infraestructura, ambiente, transporte, alimentación, energía y educación.

También se acordó el suministro de electricidad de Puerto Inírida, en el oriente colombiano, a San Fernando de Atabapo, en el sur venezolano. Se estudiará el uso de monedas locales en el comercio binacional y Venezuela revisó restricciones a la importación de vehículos.

Colombia vendió en 2007 a Venezuela 45.000 vehículos, pero sólo 15.900 en 2008, luego de que Caracas estableciera un sistema de cupos, que se tradujo en cierre de líneas de producción y pérdida de miles de empleos del lado colombiano.

Chávez aceptó modificar los cupos para que Colombia pueda exportar este año otros 5.000 taxis y automóviles particulares, y otros 5.000 camiones y autobuses. Los venezolanos compraron en general 400.000 vehículos nuevos en 2007, pero el año pasado ese comercio bajó a 280.000.

Uribe llamó la atención sobre el mercado de 75 millones de personas de ambos países, cuyo comercio fue locomotora de la Comunidad Andina de Naciones, que también integran Bolivia, Ecuador y Perú, hasta que hace tres años Chávez la abandonó para poner proa al Mercado Común del Sur (Mercosur), creado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

El mandatario colombiano tomó pie en preguntas de la prensa tras firmar los acuerdos para reclamar "un sincero propósito de paz" por parte de las FARC, delante del mandatario de la región que ha expresado más afinidades ideológicas con esa guerrilla.

Las FARC incluso ofrecieron respaldo militar a Venezuela si fuese invadida y en 2008 y 2009 entregaron a enviados de Chávez, como reconocimiento a sus posiciones, varios políticos que mantenían como rehenes o prisioneros desde hacía varios años.

"Para negociar la paz es necesario que las FARC cesen sus actividades criminales, al menos durante cuatro meses", exigió Uribe delante de su anfitrión, a quien autoridades de Estados Unidos y ministros colombianos lo han acusado de apoyar o tolerar a la guerrilla.

Tras reiterar sus argumentos sobre la desideologización de la guerrilla y su conversión en un aparato narcotraficante, Uribe dijo que "para que la paz no se convierta en un engaño debe negociarse sobre bases firmes".

"Quienes quieran la paz, que cesen sus actividades criminales. No exigimos que se empiece con el desarme o la desmovilización, esos son puertos de llegada", puntualizó.

Chávez dijo, a su vez, que el tema se trató en la reunión de la víspera, y respaldó claramente a Uribe: "Creo que es justo que las FARC tomen en cuenta lo que se ha dicho, y Venezuela está lista, a pesar de los pesares, para ayudar en este esfuerzo de búsqueda de la paz, respetando y respaldando las decisiones del gobierno colombiano".

Además ratificó "una vez más que ni Venezuela ni mi gobierno apoya ni apoyará nunca movimiento armado o violento alguno, ni en Colombia ni en ningún otro lugar".

"No soy enemigo de las FARC, pero no las apoyo ni soy su aliado", insistió Chávez.

Uribe consiguió también en esta cumbre relámpago desempolvar el viejo diferendo por la delimitación pendiente de áreas marinas y submarinas frente a la binacional península de la Guajira, y que involucra aguas del mar Caribe y el golfo de Venezuela.

Bogotá presiona desde 1969 por un acuerdo a una Caracas históricamente reacia a concesiones, pues considera que desde el proceso de independencia en 1810-1830 su territorio terrestre se achicó cada vez que delimitó con sus vecinos, principalmente en beneficio de Colombia.

En 1980, desde un balneario cercano a Caracas, negociadores de ambos países propusieron una fórmula de arreglo conocida como Hipótesis de Caraballeda, la cual naufragó al rechazarla en Venezuela la opinión pública y mandos militares.

En agosto de 1987, Colombia ancló la corbeta misilística "Caldas" en aguas del golfo que Venezuela consideró suyas "desde tiempo inmemorial", y durante los 10 tensos días del incidente ambos países casi van a una guerra.

En agosto de 2007, en la cumbre realizada en Hato Grande, al norte de Bogotá, Uribe invistió a Chávez como gestor de un acuerdo con las FARC para liberación de rehenes y ambos volvieron a hablar de buscar un arreglo de delimitación fronteriza.

Una fórmula fue diseñada por comisiones, que encabezaron el colombiano Pedro Gómez Borrero y el venezolano Pável Rondón, "aún más desventajosa que la Hipótesis de Caraballeda" para los intereses de Caracas, según una carta de un miembro del equipo venezolano, Francisco Nieves-Croes, que trascendió hace días a la prensa.

"El punto no fue tratado en esta reunión, pero no sólo estamos en libertad sino en la obligación de buscar una solución a este problema, del que hemos hablado en otras ocasiones", dijo Chávez.

Uribe sostuvo que "las nuevas generaciones no van a entender porqué nos hemos demorado tanto en superar este diferendo, que no deberíamos tener en esta época".

Tradicionalmente, Colombia insiste en delimitar la frontera para acceder a yacimientos de petróleo y gas que estarían bajo las aguas del golfo, mientras que Venezuela se ha beneficiado del status quo de no delimitar porque siempre ha ejercido la supremacía marítima en el área, que es la boca de salida para exportaciones de petróleo desde su occidente.

Chávez agregó que "siempre estuvimos alejados de posiciones extremistas o extremas" en relación a la delimitación. "¿Guerra entre nosotros? Sería lo último", y por el contrario planteó que "al solucionarse ese problema, (debemos) dinamizar un conjunto de proyectos binacionales en esa zona del Golfo".

Según Cardoso, con esta reunión, "Uribe se anota un éxito al hacer funcionar la agenda colombiana como locomotora de la relación binacional y, de paso, avanzar con declaraciones favorables a un acuerdo" respecto de la delimitación pendiente.

En cambio Chávez, a quien una enmienda constitucional autorizó a reelegirse sin límite temporal, "en una estrategia para el largo plazo puede ver los arreglos económicos como cimiento de una mejor relación mientras llega al poder en Colombia un proyecto afín" a su proyecto político de corte socialista, estimó la especialista.

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