La escalada del conflicto en el norte de Sri Lanka entre fuerzas del gobierno y los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil se cobra gran cantidad de víctimas civiles, caídas mientras intentan escapar de los combates, entre ellas muchos niños y niñas.
Al menos 12.000 escolares figuran entre los 57.000 desplazados que huyeron de los enfrentamientos y llegaron a áreas donde el gobierno custodia la seguridad, según funcionarios del sector de la educación pública de la septentrional localidad de Vavuniya.
Muchos más niños y civiles están atrapados en zonas de combate y corren peligro de resultar heridos, muertos o sometidos a un reclutamiento forzado.
La organización sin fines de lucro Save the Children estableció centros temporarios de aprendizaje en los 10 campamentos transitorios, donde permanecen unos 44.000 desplazados.
«Intentamos asegurarnos de que no se interrumpa la educación de los niños», dijo a IPS Ashok Kumar, coordinador de distrito de Save the Children en Vavuniya.
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La agencia también brinda desayunos y capacitó a 48 educadores temporales entre los desplazados para que impartan las clases.
«Las circunstancias son muy difíciles, pero ayudaremos a estos niños a continuar con su educación», dijo Kumar.
Los enfrentamientos alteraron la educación de al menos 60.000 estudiantes, según Save the Children.
«El efecto sobre la educación y las vidas de los niños ha sido enorme», explicó su portavoz, Meneca Calyanarathne.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que alrededor de 150.000 civiles están atrapados en áreas de fuertes combates, al oriente del pueblo de Puthukkudiyiruppu, en el septentrional distrito de Mulaithivu, a unos 330 kilómetros de Colombo. El gobierno calcula que la cifra ronda los 70.000.
Esta nación insular de Asia austral ha sufrido la guerra civil durante más de dos decenios. Los Tigres quieren crear un estado o región autónoma para la etnia tamil, mayoritaria en el norte y el nordeste. El conflicto en este país se ha cobrado más de 70.000 vidas.
Miles han escapado de los combates por tierra en los últimos tres meses. El ministro de Derechos Humanos y Manejo de Desastres, Mahinda Samarasinghe, dijo que en la última semana de marzo unos 7.000 huyeron de áreas controladas por el gobierno.
«Y vendrán más», agregó.
El portavoz de la ONU en Sri Lanka, Gordon Weiss, señaló que más civiles atrapados intentarán escapar. «Sus mejores posibilidades de supervivencia obviamente están fuera del área de combate», dijo.
Desde febrero, el Comité Internacional de la Cruz Roja también sacó de la zona de combate a unos 6.600 civiles heridos y enfermos, así como a cuidadores. Lo hizo por ferry, con la ayuda de la armada de Sri Lanka.
Debido a los intensos enfrentamientos, desde fines de enero los convoys no han podido viajar por tierra hacia las zonas de combate.
La conexión por ferry fue usada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que dijo haber enviado unas 2.200 toneladas de alimentos desde febrero.
Esta semana envió el mayor embarque: 1.000 toneladas. «Llega en un momento crucial para estas personas», dijo Adnan Khan, director del PMA para Sri Lanka.
Quienes permanecen en áreas de combate están hacinados en una zona de exclusión de 12 kilómetros.
Ésta fue así declarada por el gobierno, pero el Ministerio de Defensa y el ejército ahora dicen que los Tigres se replegaron dentro de ella para escudarse entre los civiles.
El gobierno dijo que desde dentro de la zona de seguridad, los Tigres dispararon dos misiles tierra-aire contra dos helicópteros de la fuerza aérea que el 25 de marzo estuvieron evacuando a soldados heridos. Pero no impactaron en los helicópteros.
La ONU y la Cruz Roja advirtieron que las condiciones dentro de las zonas de combate son extremadamente severas. El 4 de este mes, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon volvió a solicitar a los Tigres que permitan salir a los civiles de las áreas de combate.
«El secretario general está profundamente afligido por los continuos informes desde la región del Vanni en Sri Lanka, donde los civiles corren un riesgo extremo, con muchas víctimas, y porque los Tigres mantienen a civiles en área muy pequeña de conflicto activo contra su voluntad», estableció un comunicado emitido por la oficina de Ban Ki-moon.
«Aunque algunos pudieron irse o escapar, informes confiables señalan que los Tigres impidieran que otros se fueran, incluso disparándoles», agrega.
La misma declaración señaló que los Tigres reclutaban a niños y los ponían a combatir.
«El secretario general llama a los Tigres a permitir que los civiles abandonen el área de conflicto a su propia y libre voluntad. Las severas restricciones de los Tigres a su libertad de movimiento violan el derecho internacional. El secretario general también deplora el reclutamiento forzado de civiles, particularmente niños», expresó.
La Cruz Roja, que accede regularmente a la zona de exclusión mediante el servicio de ferry, también advirtió que la situación allí es seria.
«A muchos pacientes hay que amputarles miembros por heridas con metralla. También tratamos heridas en otras partes del cuerpo, a veces para eliminar la bala. He visto a muchos pacientes con heridas muy infectadas, a veces en áreas donde se requiere una amputación», explicó Martin Hermman, un cirujano del Comité Internacional de la Cruz Roja que atiende a civiles evacuados.
«Las infecciones surgen rápidamente cuando una herida no es tratada con antibióticos o no se puede cambiar un vendaje. A menudo se usan pedazos de madera para inmovilizar una fractura y evitarle a la persona un dolor intenso», dijo.
«Los amputados necesitarán fisioterapia y trabajo ortopédico si quieren recuperar el uso de sus miembros», añadió.
Mientras, Walter Kälin, representante del secretario general de la ONU para los derechos humanos y los desplazados, se encuentra en Sri Lanka en una visita de cuatro días. Se espera que se reúna con altos funcionarios gubernamentales y que visite los campamentos transitorios en Vavuniya.