RACISMO: Países islámicos ceden ante occidentales

La conferencia internacional sobre racismo auspiciada por la ONU comenzará el lunes 20 en un clima de incertidumbre a pesar de negociaciones de última hora que consiguieron allanar diferencias al menos entre dos bloques, de países islámicos y de naciones occidentales.

Los acuerdos alcanzados en la redacción del texto de declaración que se propondrá a la conferencia no aseguran que el entendimiento perdure durante los debates que se extenderán hasta el viernes 24, estimaron fuentes de la sociedad civil.

En particular se aguarda la intervención, en la jornada inaugural, de Mahmoud Ahmadineyad, presidente de la República Islámica de Irán, uno de los países que sostuvo posiciones más firmes hasta último momento, antes de plegarse al consenso.

La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, se negó a comentar la posibilidad de que el esperado discurso de Ahmadineyad pueda alterar la suerte de la conferencia. "No puedo prejuzgar lo que va decir", dijo.

Al fin y al cabo, lo importante de esta conferencia es el documento final y si ese texto "nos lleva hacia adelante en los esfuerzos contra el racismo", apuntó. De todos modos, "aprecio el significado de que Irán sea uno de los estados que formaron parte del consenso", subrayó Pillay.
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Entre las organizaciones no gubernamentales predominaba la impresión de que los gobiernos islámicos habían cedido prácticamente a todas las exigencias de los occidentales, que hicieron peligrar el éxito de la Conferencia de Examen de Durban.

El propósito del encuentro es revisar el cumplimiento de los acuerdos adoptados en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, que se celebró en Durban, Sudáfrica, en 2001.

La delegación de Cuba, que habló en nombre del Movimiento de Países No Alineados, sostuvo que "presiones artificiales y veladas amenazas han impedido concertar un texto más inclusivo".

La representación de La Habana mencionó "sacrificios en temas fundamentales a fin de lograr un texto de compromiso". Hubiéramos preferido postulados más ambiciosos, dijo.

También empleó el término "sacrificios" la alta comisionada, quien resaltó la "excelente cooperación de los estados que pertenecen a la Organización de la Conferencia Islámica" (OCI).

Pillay destacó en particular el papel de Palestina, que, "con el propósito de alcanzar un consenso y de avanzar en el programa contra el racismo, decidió sacrificar los propios temas que eran importantes para ellos".

Por ese motivo, en el texto adoptado este viernes por el comité preparatorio de la conferencia "no se encontrará referencia" a la cuestión de Medio Oriente, dijo Pillay. Esa clase de sacrificios por parte de los Estados condujo a este consenso, agregó. Ibrahim Salama, un experto de la oficina de la alta comisionada, dijo que desde el comienzo de las negociaciones surgieron dos obstáculos: la cuestión de Medio Oriente y la difamación de las religiones.

El conflicto de Medio Oriente quedó indirectamente superado con la referencia del primer párrafo del documento que "reafirma la Declaración y el Programa de Acción de Durban", dijo Salama.

Esa resolución había dedicado un párrafo especial al conflicto entre israelíes y palestinos, pidiendo el fin de la violencia y la pronta reanudación de las negociaciones, el respeto del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, el respeto al principio a la libre determinación y el fin de todos los sufrimientos.

En cuanto a la difamación de las religiones, Salama dijo que la OCI "fue muy constructiva al aceptar las bases del concepto de incitación al odio religioso. Pakistán, que habló en nombre de la organización, afirmó que ese grupo había efectuado "sacrificios importantes" para aportar a la eliminación de la discriminación racial.

Fuentes de la sociedad civil se preguntaban, después de conocer el borrador de documento final, si las concesiones de los países islámicos alcanzarían a eliminar los cuestionamientos de Estados Unidos, que estuvo ausente de todo el proceso de negociación y que se había negado, igual que Israel, a reconocer las decisiones adoptadas en Durban en 2001.

El Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos saludó esta semana en una declaración los "progresos" alcanzados en la negociación del documento, pero advirtió de que subsistían elementos en el texto que le creaban preocupación.

Washington mencionó el primer párrafo del nuevo documento propuesto, que "reafirma" la Declaración y el Programa de Acción de Durban y que Estados Unidos nunca aceptó. Pero el texto aprobado este viernes dice que "reafirma" esas dos iniciativas "como fueron adoptadas" en la conferencia de 2001, es decir sin la adhesión de Estados Unidos.

El otro punto que incomodaba a Estados Unidos, y también a los demás países occidentales, las restricciones a la libertad de expresión supuestamente derivadas de las referencias a las condenas a la incitación del odio religioso, quedó también superado con la nueva redacción que elimina esas referencias.

Las dificultades que Estados Unidos oponía han sido suprimidas, dijo Pillay. Confío en que el nuevo documento "tendrá alguna influencia" en la actitud de Washington, insistió.

Canadá, otro país que tomó distancias de las negociaciones de la Conferencia de Examen de Durban, mereció críticas de Terry Downey, sindicalista de la central obrera Canadian Labour Congress, que habló en nombre de las organizaciones no gubernamentales de su país comprometidas en la lucha contra el racismo.

Downey dijo que las desigualdades raciales aumentan en Canadá, en tanto continúan deteriorándose las condiciones económicas, y advirtió de que los miembros de las comunidades indígenas y de otras etnias afrontarán formas desproporcionadas de racismo.

"El vergonzoso abandono del gobierno de Canadá de la conferencia es una falta a sus obligaciones con la ONU" (Organización de las Naciones Unidas), dijo Downey.

Adrien-Claude Zoller, presidente de la organización no gubernamental Ginebra para los Derechos Humanos, comentó a IPS que espera de la conferencia "un avance en la campaña contra el racismo y la discriminación racial y en su aplicación en el terreno, ignorada desde 2001". No ha habido progreso alguno en ningún país, afirmó

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