Una nueva colección de libros para niños y niñas de Argentina, titulada «Yo soy igual», coloca a las mujeres en oficios y profesiones no tradicionales y desentraña prejuicios sexistas en clave de cuento infantil.
Los seis títulos de la serie, recomendada para mayores de siete años, se conforman con "Mi mamá es taxista", "Mi mamá es cirujana", "Mi mamá es referí" (árbitro de fútbol), "Mi mamá conduce el subte" (metro), "Mi mamá es albañil" y "Mi mamá es electricista".
"Todas las tardes, la mamá de Sofía pasa a buscarla por el colegio en su auto amarillo y negro. Claro, Claudia maneja un taxi", dice el cuento que da título a esta crónica.
"Aunque tiene que trabajar mucho, Claudia siempre consigue hacerse tiempo para llevar a su hija hasta la casa, donde la espera su papá. A los compañeros de Sofía les parece raro, porque dicen que hay pocas mujeres taxistas y hasta bromean sobre eso", dice el autor del primer libro de la serie.
"Las mujeres no saben manejar, dicen algunos. Mujeres al volante, peligro andante", repiten otros aquella frase que más de una vez les han escuchado a sus papás. Pero a Sofía no le importa lo que digan porque sabe que la habilidad para manejar (un vehículo) no tiene nada que ver con ser mujer o varón".
La autora del segundo libro, "Mi mamá es cirujana", dice que "cuando llega la hora de hacer la tarea, Sebastián cuenta con una ayudante especial para dibujar líneas y círculos. Su mamá, como buena cirujana, tiene un pulso perfecto y una mano que nunca tiembla", destaca en el escrito.
En diálogo con IPS, María Victoria Pereyra Rozas, directora de Librería de Mujeres Editoras, dedicada exclusivamente a texto sobre mujeres, género y feminismo, declaró que la colección titulada "Yo soy igual" es el primer proyecto de esta empresa, dedicada desde hace 15 años a la venta de libros.
"Nos lanzamos para cubrir espacios que las editoriales tradicionales dejan libres, y decidimos empezar por la literatura infantil porque estábamos cansadas de los textos sexistas, plagados de princesas rescatadas por hombres. Nos pareció que era mejor reflejar más la realidad", remarcó Pereyra.
Más que la realidad, los textos de "Yo soy igual" sugieren modelos distintos para la mujer, nada convencionales que escapan del estereotipo. En los oficios elegidos, las niñas pueden probarse al menos a través del juego.
La línea editorial hace hincapié en el enfoque de género por encima de la historia. No hay una aventura o hecho sobresaliente sino que los libros traen una descripción de la tarea que realiza la mujer: levantar una pared, o arreglar un cortocircuito.
En algunos casos, como el de la taxista o la que es árbitro de fútbol, se plantean los prejuicios que se ponen en juego ante el desempeño de las mujeres en roles no tradicionales.
En cambio, en el libro sobre la cirujana simplemente se plantea un modelo de trabajo, que requiere de muchos años de estudio, pero remarcando que la profesión, aún la más exigente, no implica necesariamente abandonar el papel de madre cuidadora.
Sin matices, los libros destacan siempre el buen desempeño de las mujeres, un hecho que llena de orgullo a los hijos que narran el cuento.
"En los 10 años que lleva arriba del taxi, Claudia nunca tuvo un accidente y entre sus amigos taxistas es muy conocida por respetar todas las normas de tránsito. Jamás pasó un semáforo rojo", dice la niña en el cuento.
"Mi mamá es la mejor electricista del mundo", dice otro de los textos. "Ella es una artista. Tomó un cable con cada mano, los desenrolló, los alineó nuevamente y con una tijera para cables cortó la zona en mal estado de cada uno de ellos. Todo su trabajo fue perfecto, cuidado, delicado", elogia.
No obstante ese aparente "realismo", que exalta sólo las virtudes de las protagonistas, la repercusión que tuvieron los libros revela un vacío en el rubro.
Pereyra admitió estar sorprendida por las reacciones generadas en los medios de comunicación. Los libros salieron en marzo y se distribuyeron "a mano" en algunas librerías del área céntrica de Buenos Aires. Sólo en mayo llegarán a las librerías de todo el país.
También se repartieron algunos en una librería de Montevideo y en una feria de literatura de México, a raíz de sendos viajes de la editora.
Pero además fueron solicitados por escuelas, donde hay gran avidez de textos que escapen a los estereotipos de género.
"Una escuela nos pidió los textos con la idea de trabajarlos para el 1 de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, como para destacar también el trabajo de las mujeres", comentó Pereyra.
Otra escuela propuso trabajar con los libros para erradicar entre los estudiantes más pequeños el supuesto ideal de la madre que está siempre en casa, haciendo las tareas domésticas.