Los votantes de Indonesia tuvieron a una amplia gama de nombres para elegir en los comicios legislativos a comienzos de este mes. Se presentaron 38 partidos con un total de 12.000 candidatos para ocupar los 560 asientos del parlamento unicameral.
En julio próximo, este gigante de Asia sudoriental, el país con mayor población musulmana del mundo, realizará nuevas elecciones para designar al presidente. El derecho a votar estuvo negado en Indonesia durante la dictadura de Alí Suharto (1967-1998).
El principal candidato es el propio presidente Susilo Bambang Yudhoyono, quien anunció el fin de semana su intención de postularse para un segundo periodo. Sus posibilidades parecen grandes luego de que su centrista Partido Demócrata obtuviera la mayoría en el parlamento, con más de 20 por ciento de los asientos, en la votación de este mes.
El éxito de la transición democrática indonesia desde la caída del régimen de Suharto reside en la inmensa libertad de expresión que prevalece en el país, sostuvo el ex presidente Abdurrahman Wahid (1999-2001), entrevistado por IPS. "Esto es lo que más nos estimula", afirmó.
"Gus Dur", como mejor lo conocen sus compatriotas, ha sido reconocido por moderados, progresistas y activistas de los derechos humanos por su desempeño como reformador político con una visión inclusiva.
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Su camino al palacio presidencial estuvo marcado por su papel como líder histórico de Nahdlatul Ulema, la mayor organización islámica independiente y moderada, con unos 30 millones de miembros en un país con 224 millones de habitantes.
Pero el ex presidente, de 68 años y quien ha perdido la vista, alerta que el camino democrático indonesio está amenazado por la corrupción y la presencia de movimientos islámicos radicales que socavan el espíritu de tolerancia.
Igual de preocupantes, admite, son los esfuerzos de ex altos jefes militares con historiales de violaciones a los derechos humanos para ingresar a la política y aspirar al poder. Uno de ellos es el general retirado Prabowo Subiyanto, quien dirigió las Fuerzas Especiales indonesias a fines de los años 90 y ha sido vinculado con secuestros y ataques a estudiantes activistas.
IPS entrevistó al ex mandatario en la sala de un hospital de Bangkok.
IPS: Indonesia emerge como una de las democracias más prometedoras en Asia sudoriental, algo que pocos pronosticaban después de finalizada la dictadura de Suharto hace una década. Incluso se habló entonces de que el país se dividiría y seguiría el camino de la ex Yugoslavia. ¿Qué contribuyó a este logro?
ABDURRAHMAN WAHID: La libertad de expresión es la principal razón. A todos se les dio el derecho a expresar su opinión. Ello se reflejó en los medios. Ésta es la señal más alentadora para nosotros. Pero el problema ahora es que el sistema político es muy corrupto, y todos los tipos de estímulos que tenemos como resultado de esta libertad de prensa podrían más o menos ser opacados por este problema.
IPS: ¿Qué pasa con el ejército indonesio? ¿Piensa que han tenido éxito las reformas políticas introducidas a lo largo de la década pasada — algunas cuando usted era presidente— para limitar el papel del ejército en la política?
AW: No completamente. Hay un problema. Ahora tenemos personas como Prabowo, un ex general militar ahora está activo en la política. Pero creo que, en el futuro, el papel de los militares estará limitado, cuando las personas se den cuenta de quiénes son.
IPS: ¿Qué le da esa confianza?
AW: Los militares continúan usando a las figuras del pasado. No tienen personas ni ideas nuevas.
IPS: La descentralización del poder ha sido el preámbulo de la democracia en Indonesia. ¿La política de darle más poder a las autoridades locales ha obtenido los resultados deseados?
AW: Ha sido un paso muy importante, pero el problema es que esas autoridades no saben cómo establecer la autonomía local no militar. A veces, se limitan a trabajar con los militares. Por eso, cualquier cosa que se haya ganado a veces se pierde.
IPS: Pero hay algunos temores sobre las nuevas autoridades locales. Le están dando lugar a la presión de las visiones islámicas extremistas, socavando los derechos de las mujeres en algunos casos. ¿Esto se propagará?
AW: No hay temor de que esto se propague. En el futuro, todas estas organizaciones tendenciosas serán obligadas a cambiar o a renunciar, porque nuestra Constitución exige que la libertad de expresión y otras libertades sean observadas.
IPS: No obstante, la realidad sugiere lo contrario, incluso en el parlamento. El año pasado, la asamblea legislativa aprobó una ley contra la pornografía bajo presión de los partidos islámicos y otros elementos conservadores en fuerzas políticas nacionales seculares. La población de la isla de Bali y varias minorías religiosas, cuyos atavíos tradicionales son considerados casi pornográficos por el Islam radical, sintieron que fue un ataque a su cultura.
AW: Eso creó una reacción, una fuerte reacción que fue una necesidad de expandir el espacio para las libertades y los derechos de nuestra Constitución. Estoy en contra de esa ley. Estoy en contra de cualquier ley que limite los derechos y poderes del pueblo. Cualquiera tiene que ser tratado en forma igualitaria bajo las mismas reglas.
IPS: ¿La organización que usted una vez presidió, Nahdlatul Ulama, está estable en sus seguidores y en las visiones islámicas moderadas que sostiene? ¿o está bajo amenaza de los sectores más radicales del Islam que se reafirman en su país?
AW: (Los sectores radicales) sufrirán una derrota entre dos o tres años, porque lo que nosotros le ofrecemos a las personas se basa en la convicción de que todos somos iguales y libres. Ése es el problema con la influencia (de la secta fundamentalista islámica) wahhabí de Arabia Saudita, de los iraníes y de la Hermandad Musulmana de Egipto. Ellos luchan por causas equivocadas.
IPS: ¿Cuál es su futuro político? ¿Otra vez candidato presidencial?
AW: Los partidos políticos y el actual gobierno no me dejarán ser candidato. Han puesto muchos obstáculos en mi camino, incluyendo el argumento de que no puedo ver.
* Excluida su publicación en Italia.