DESARROLLO: Por un nuevo FMI

En vísperas de las reuniones de las mayores instituciones financieras internacionales esta semana, crecen los llamados para que la ONU adopte nuevas iniciativas de apoyo al desarrollo en países pobres.

"Hay una urgente necesidad de un organismo inclusivo, efectivo y legítimo que atienda el tema de las reformas sistémicas en interés de la justicia y de la igualdad", dijo John Foster, del Instituto Norte-Sur de Ottawa, Canadá.

En conferencia de prensa celebrada el lunes, Foster y otros líderes de la sociedad civil instaron a la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que asuma el financiamiento del desarrollo porque los organismos de crédito, en particular el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), perdieron su credibilidad.

"Se necesitan reformas clave en el FMI antes de que pueda ser un agente efectivo la recuperación (económica) mundial", afirmó el directora ejecutiva de la Coalición por Nuevas Reglas en las Finanzas Mundiales, Jo Marie Griesgraber.

"Representantes de la sociedad civil también criticaron al G-20 (Grupo de los 20 países industrializados y emergentes) por su tibia respuesta a la actual crisis económica, que principalmente depende de préstamos del FMI para proyectos de desarrollo en países pobres", añadió.
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En una cumbre celebrada en Londres a comienzos de este mes, los líderes del G-20 acordaron gastar más de un billón de dólares para rescatar el sistema bancario mundial, afectado por la crisis, y confirmaron pasados compromisos para reducir la pobreza y proteger el ambiente.

También acordaron redoblar esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio en 2015. Fijados por la comunidad internacional en 2001, estas metas prevén reducciones sustanciales en la pobreza, las enfermedades, el analfabetismo y la degradación ambiental.

Aunque celebraron la decisión del G-20 de proveer fondos para los Objetivos, los activistas alertaron que no habrían resultados positivos mientras el Banco Mundial y el FMI sigan funcionando como hasta ahora.

"Si bien las grandes sumas hechas disponibles a las naciones en desarrollo por el G-20 claramente se necesitan con urgencia, el FMI no debería entregar un cheque en blanco", dijo Neil Watkings, de la Red Jubileo de Estados Unidos, añadiendo que el FMI "necesita reformas significativas y profundas".

El FMI ha sido criticado por muchas organizaciones independientes de ayuda al desarrollo durante años por imponer estrictas condiciones a los países pobres para recibir préstamos. Como consecuencia, muchas naciones no invierten fondos en el desarrollo social para mostrar "prudencia fiscal".

Como muchos activistas contra la pobreza, Watkins está preocupado por el hecho de que la asistencia financiera comprometida por el G-20 en Londres se concrete sólo a través de préstamos y porque los líderes no hicieron ninguna promesa de alivio de la deuda de los países más pobres.

Red Jubileo, coalición que representa a más de 70 organizaciones a favor de la cancelación de la deuda de los países pobres y un sistema financiero global más justo, actualmente presiona a congresistas en Estados Unidos para pedir reformas en el FMI.

Observadores de la sociedad civil señalaron que los nuevos compromisos de ayuda al desarrollo al Sur no deben estar dirigidos por el FMI a menos que este organismo multilateral introduzca reformas que reflejen transparencia y cierto grado de representación democrática.

"Hay un propagado acuerdo entre muchos destacados economistas en que las medidas de austeridad fiscal profundizaron la crisis de deuda en el Tercer Mundo que estalló en 1992, la crisis en el sudeste asiático de 1997 y la crisis en Argentina en 2001 y 2002", dijo Griesgraber.

En su análisis, "poco ha cambiado" desde entonces. "El G-20 retrocedió. Se necesitan reformas claves en el FMI antes de que pueda ser un efectivo agente en la recuperación mundial", sostuvo.

Con ella coincidió Roberto Bissio, de la red de organizaciones no gubernamentales Social Watch con sede en Uruguay y quien habló en la conferencia de prensa en la sede de la ONU.

"Las negociaciones sobre una nueva arquitectura internacional y económica deben ser completamente inclusivas, y por tanto la ONU tiene que estar en el centro de esas negociaciones", con la misión de introducir un modelo "financiero equitativo y sostenible", sostuvo.

Para Bissio, tanto el G-20 como el Grupo de los Ocho países más poderosos "no son foros legítimos para resolver la actual crisis financiera" porque no actúan de forma democrática.

Para él y otros activistas de la sociedad civil, es tiempo de que el FMI conforme un espacio para que las naciones pobres participen del proceso de toma de decisiones, introduciendo "derechos de igual voto". Actualmente, el organismo de crédito toma sus decisiones en base a la fortaleza económica de sus miembros.

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