Escuadrones de la muerte son responsables de cientos de muertes en la ciudad de Davao y otros poblados de la isla filipina de Mindanao, afirmó la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
El informe de 103 páginas titulado "You Can Die Any Time: Death Squad Killings in Mindanao" ("Puedes morir en cualquier momento: Asesinatos en Mindanao por escuadrones de la muerte") incluye testimonios de personas con conocimiento íntimo de la creación, estructura y operaciones de estos grupos clandestinos.
"Los cientos de asesinatos en Davao en los últimos años no son, claramente, al azar, sino golpes planificados", dijo en Manila, al presentar el informe este martes, el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth.
"La policía ha fracasado constantemente en el procesamiento de los perpetradores, mientras el gobierno local aplaude entre bambalinas" a los escuadrones, sostuvo Roth.
En julio pasado, HRW investigó 28 asesinatos. Realizó a tales efectos más de 50 entrevistas con familiares de víctimas, testigos, abogados, periodistas, activistas de derechos humanos y funcionarios del gobierno en las ciudades de Davao, General Santos y Digos.
Todos los asesinatos fueron similares. La mayoría de las víctimas del denominado Escuadrón de la Muerte de Davao son supuestos vendedores de drogas al menudeo, pequeños delincuentes y niños en situación de calle, algunos de los cuales integraban pandillas. El menor de los muertos tenía 14 años.
La cantidad de víctimas creció mucho en los últimos años. De dos casos reportados en 1998, la cifra ascendió a 98 en 2003 y a 124 en 2008. Sólo en enero de 2009 se registraron 33.
Según miembros del escuadrón, éste se integra, en su mayor parte, por ex insurgentes del comunista Nuevo Ejército del Pueblo o jóvenes que se unieron al grupo para evitar ser asesinados o agredidos.
Un joven informó a HRW que cuatro de sus amigos integraban el escuadrón.
"Ninguno de ellos estudió, por lo que no tienen muchas posibilidades", dijo. "Prefieren este trabajo a dedicarse a la delincuencia común porque es la actividad ilegal más segura, y siempre paga bien. No tienen miedo, porque quien podría arrestarlos es, por lo general, su propio jefe. Coordinan sus movimientos con la policía", agregó.
Policías en actividad o retirados brindan a los miembros del escuadrón entrenamiento, armas y municiones, motocicletas e información sobre las víctimas. El arma más frecuente es la pistola calibre 45, la preferida por la policía. Su precio elevado la hace poco usual entre pandilleros o delincuentes de poca monta.
Los jefes del escuadrón obtienen la información sobre sus víctimas directamente de la policía o de funcionarios municipales que elaboran las listas, y a veces se limitan a entregarles a los miembros el nombre, la dirección y la fotografía.
Los atacantes en general llegan de a dos o tres en una motocicleta sin matrícula, con gorras de béisbol y ocultando armas en sus chaquetas. Disparan o apuñalan a la víctima sin aviso, frecuentemente a plena luz del día y sin preocuparse por la presencia de testigos.
Los jefes notifican a las comisarías para asegurarse de que la respuesta sea lenta, con el fin de darle tiempo a los sicarios de escapar de la escena del crimen.
"Tan pronto como los asesinos llegan al lugar, huyen, pero casi siempre antes de que la policía aparezca", dijo Roth. "Y la policía rara vez parece interesada en recoger evidencia para dar con los perpetradores."
Familiares que aportaron información a la policía, como la identidad de posibles sospechosos y testigos, aseguraron que nunca se siguieron esas pistas. En muchos casos, además, los testigos temen convertirse, a su vez, en víctimas del escuadrón.
El alcalde de Davao, Rodrigo Duterte, ha intentado justificar las masacres de supuestos delincuentes con el argumento de que constituyen un disuasivo ante la criminalidad.
En 2001 y 2002, Duterte identificó a supuestos "criminales" por la radio y la televisión de la ciudad. Algunos de aquellos a quienes nombró fueron luego asesinados por el escuadrón.
"Si usted se dedica a actividades ilegales en mi ciudad ( ), mientras yo sea alcalde, usted es blanco legítimo de asesinato", dijo Duterte a la prensa en febrero.
El gobernante local aseguró que Davao alcanzó la paz y el orden bajo su administración. Pero, según advirtió HRW, la ciudad seguirá siendo muy insegura mientras los escuadrones sigan actuando impunemente en las calles.
La Policía Nacional Filipina informó que los delitos en Davao aumentaron 219 por ciento en el último decenio, periodo en que la población de la ciudad creció apenas 29 por ciento. Los asesinatos a manos del escuadrón empeoran esas cifras, según el informe.
HRW pidió a la presidenta Gloria Macapagal Arroyo que tome acciones contra las ejecuciones extrajudiciales y contra las campañas que promueven o alientan el uso ilegítimo de la fuerza.