CUBA-EEUU: La mesa reservada y bien servida

Arropada por un contexto internacional favorable a su demanda de cese del embargo, Cuba podría sentarse a conversar con Estados Unidos sobre asuntos de interés común mientras espera el levantamiento de ese entramado de prohibiciones que pesa sobre su economía desde hace casi medio siglo.

Puesta ante la posibilidad de un diálogo, La Habana ha dicho que no hay tema tabú ni condicionamientos para hablar con el nuevo gobierno estadounidense de Barack Obama, del Partido Demócrata.

"Estamos dispuestos a discutir todo: derechos humanos, libertad de prensa, presos políticos (…..), pero en igualdad de condiciones, sin la más mínima sombra sobre nuestra soberanía", dijo el viernes el presidente de Cuba, Raúl Castro.

Si bien no es la primera vez que Castro expresa su disposición al diálogo, resultó novedosa la enumeración de temas siempre considerados "sensibles" en el caso cubano. Según analistas, sus palabras prueban que el gobierno está interesado en negociar, sólo que el trato debe ser entre iguales.

Sin contradecirlo, el ex presidente Fidel Castro medió en este punto para aclarar que, con su afirmación, su hermano menor "expresa que no teme abordar cualquier tipo de asunto". "Es una muestra de valentía y confianza en los principios de la Revolución", remarcó en una de sus últimas columnas de opinión.
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En materia de derechos humanos, el gobierno cubano ha rechazado históricamente ser sentada en el banquillo de los acusados, al estilo de la antigua Comisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reemplazada en 2006 por el Consejo de Derechos Humanos, organismo en el que todos sus miembros se someten a examen.

Sin embargo, acepta hablar del tema si el diálogo se basa en principios de "objetividad, imparcialidad y no selectividad", aseguró a IPS una fuente cercana a la cancillería. En ese marco, La Habana sostiene conversaciones periódicas con España y propuso a la Unión Europea (UE) un intercambio de experiencias a la luz de las evaluaciones del Consejo de la ONU.

Por otra parte, cabe recordar también como precedente válido que un diálogo con emigrados cubanos realizado en La Habana en 1978 dejó entre otros saldos positivos la liberación de unos 800 presos, en tanto la visita en 1998 del hoy fallecido papa Juan Pablo II (1920-2005) favoreció el indulto de casi 300.

"No es inviable la repetición de un gesto similar, pero no como condición previa para el acercamiento o el diálogo… El gobierno de Cuba nunca ha respondido a presiones e imposiciones", comentó un ex funcionario que tuvo responsabilidades en esa época.

Aunque con enfoques diferentes, el tema de los prisioneros aparece como prioritario tanto para Washington como para La Habana. Raúl Castro ha reiterado su propuesta de "gesto por gesto" y canjear opositores presos por los cinco agentes cubanos que cumplen desde hace más de 10 años severas penas de cárcel en Estados Unidos.

Investigadores del área académica coinciden en que un eventual indulto de Obama a favor de "Los cinco" pondría al gobierno cubano en la situación de responder con un gesto equivalente. René González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González fueron enjuiciados por cargos de conspiración para cometer espionaje, mientras que Gerardo Hernández lo fue por conspirar para cometer asesinato.

En su conferencia de prensa del domingo en Trinidad y Tobago, al término de la V Cumbre de las Américas, el presidente Obama habló de "explorar" la posibilidad de nuevos pasos en relación con Cuba, luego que ordenara el levantamiento de las restricciones a los viajes y al envío de remesas de dinero de cubanoamericanos hacia a la isla.

Pero lanzó algunas tareas para el gobierno cubano, como reducir los "cargos (gravámenes) a las remesas" para contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de sus ciudadanos y "liberar prisioneros políticos".

"Obama ve el caso de los presos como gesto unilateral de Cuba y ahí no hay arreglo", alertó un académico.

También hay coincidencia entre analistas en que el diálogo es posible sin el previo desmonte del bloqueo que comenzó bajo la administración de John Kennedy (1961-1963), se codificó en la llamada ley Helms-Burton aprobada en 1996 durante la presidencia de Bill Clinton (1993-2001) y fue aplicado con todo rigor por el gobierno de George W. Bush (2001-2009).

El levantamiento del embargo ya no es cosa del Poder Ejecutivo estadounidense sino de su Congreso legislativo, lo que hace más lento el camino. Mientras, el gobierno de Obama podría avanzar en los pasos de acercamiento en torno a temas de interés común como las migraciones clandestinas, el terrorismo y el narcotráfico internacional.

Propuestas concretas de cooperación bilateral en esas áreas hechas por La Habana en marzo de 2005 fueron desestimadas por Bush, del Partido Republicano y quien dos años más tarde interrumpió (unilteralmente, según Cuba) la revisión semestral de los acuerdos migratorios suscritos en 1994 y 1995.

Esos convenios dieron un cauce normal y ordenado a la emigración cubana hacia territorio estadounidense. Delegaciones de ambos países se reunieron de manera alterna en las respectivas capitales para evaluar la marcha de lo acordado y por casi 10 años fueron el único escenario de diálogo.

Se supone que la reanudación de tales pláticas no requiere más que la voluntad de las dos partes, la misma que permitiría analizar la conveniencia o no, de avanzar en esas iniciativas de 2002, estratégicas para dos países cuya cercanía geográfica los hace compartir problemas de todo tipo, quiéranlo o no.

"Será un proceso lento, por las décadas de desencuentros bilaterales, pero vale la pena intentarlo. Para Cuba significa cambios que pueden representar por un lado peligros o amenazas, (ideológicas) y, por otro, excelentes oportunidades", comentó un profesor universitario que pidió no identificarse. En su opinión, la esperada "invasión" de visitantes estadounidenses podría hacer colapsar inicialmente el sistema turístico actual, pero luego traería crecimiento para esta industria, con la creación de nuevas fuentes de riqueza que beneficien al país y a sus 11,2 millones de habitantes.

En cuando a los riesgos ideológicos que implica ese trance, el politólogo Rafael Hernández comienza por recordar que Cuba no está precisamente en una urna de cristal y, en esencia, todos los desafíos que se derivan de una relación más normal con Estados Unidos ya están presentes.

"Cuando los ciudadanos norteamericanos puedan viajar legalmente a Cuba, no creo que su efecto social e ideológico sea más negativo que el de los turistas de Italia o España. Por otra parte, dudo mucho que "una relación más normal" sea la panacea, a menos que el gobierno norteamericano renuncie a influir en el destino político de Cuba, escenario altamente improbable (ni siquiera con Obama), indicó Hernández a IPS.

Aún así, el gobierno cubano "siempre ha respondido positivamente a las propuestas de Estados Unidos", según Hernández. "Me parece totalmente infundado que se insinúe siquiera que ese conflicto no se ha resuelto porque se ha saboteado del lado cubano", afirmó.

"Para ponerlo en los términos que algunos prefieren, no espero que la Fuerza Aérea cubana derribe ninguna avioneta, porque no creo que la defensa antiaérea de Estados Unidos permita que salga de su territorio alguna aeronave para sobrevolar La Habana", remató, en referencia al incidente de 1996 tras el cual Clinton firmó la ley Helms-Burton.

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