El presidente de Bolivia, Evo Morales, intenta sin éxito el consenso con los partidos de oposición para la aprobación de una ley transitoria de convocatoria a elecciones generales, mientras cumple una huelga de hambre para presionarlos a agilizar el trámite en el Congreso Nacional.
Morales y los congresistas del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) luchan por la aprobación de la Ley de Régimen Electoral de Transición, que regularía los comicios el 6 de diciembre (en los que el mandatario buscará la reelección), conforme a lo establecido por la nueva Constitución Política del Estado, vigente desde el 7 de febrero.
Cuentan con los votos a favor de 81 parlamentarios frente a 33 de la oposición. Para la aprobación, necesitan cinco votos más entre los opositores hasta totalizar 86, pero desean también la presencia de sus adversarios en el hemiciclo congresal para coronar el proceso con legitimidad.
La huelga de hambre de Morales, en Palacio de Gobierno, junto a dirigentes del Consejo Nacional por el Cambio, integrado por sindicalistas, obreros, campesinos y sectores empobrecidos, es una de las varias estrategias empleadas para convencer a los legisladores de la urgencia de la ley electoral.
Las organizaciones populares preveían acciones como el cerco al Congreso Nacional, tal como sucedió en octubre del año pasado, durante la modificación del texto constitucional, mientras los parlamentarios oficialistas anunciaban una renuncia colectiva para obligar al cierre del Poder Legislativo por falta de quórum.
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Esta última acción habría permitido al mandatario una acción ejecutiva de promulgar un decreto de convocatoria a elecciones, prescindiendo de la opinión de los opositores, pero la medida fue reemplazada por la huelga de hambre.
Hasta anoche, 36 organizaciones sindicales en todo el país instalaron 114 centros de ayuno voluntario en respaldo a Morales y al proyecto de ley, y unas 1.027 personas participan de la protesta, según fuentes sindicales,
La carta magna concedió un plazo de 60 días al Congreso Nacional para la sanción de un nuevo régimen para la elección del presidente y vicepresidente, así como de los 166 miembros de la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional.
Pero, vencido el plazo a la medianoche del jueves pasado, el proyecto quedó obstruido por la falta de consenso y un serio cuestionamiento de la oposición, que teme una reelección de Morales y del vicepresidente Álvaro García Linera y arguye que el padrón electoral, con 3,8 millones de inscriptos, tiene un exceso de votantes y otros errores.
A ello agregan críticas al proyecto de incorporar en el registro electoral a cerca de 200.000 bolivianos residentes en el exterior, número que, en opinión de las bancadas conservadoras, podría terminar favoreciendo a Morales.
Una salida inmediata a este conflicto entre oficialistas y opositores está lejana, porque "hay posiciones intransigentes de uno y otro bando", comentó a IPS el director del Centro de Profundización de la Democracia, Hugo San Martín.
Desde hace una semana, García Linera, también presidente del Congreso Nacional, exhorta y hasta suplica a los parlamentarios de oposición para su retorno a las sesiones, aunque la larga pausa laboral por la Semana Santa contribuyó a la partida de los congresistas a sus regiones de origen.
"Pero también hay un límite", advirtió García Linera sin revelar la carta bajo la manga que podría ensayar el gobierno para agilizar la convocatoria a comicios generales, dentro de plazos razonables, antes del 6 de diciembre. Morales, desde su improvisada morada de huelguista, declaró que la derecha no desea una derrota en las elecciones y por ello cuestiona la convocatoria y crea argumentos como las observaciones al padrón electoral.
En ausencia de un candidato con posibilidades de triunfo, el mandatario en ejercicio confía en reeditar una victoria y recuerda que en diciembre de 2005 fue elegido con 53,7 por ciento de los votos, y ratificado en agosto del pasado año con 67 por ciento de los sufragios.
"Busco el poder para los movimientos sociales y para el pueblo, a diferencia de ellos (los opositores), que buscan el poder para pequeños grupos", dijo en una declaración a los medios de información el segundo día de su décima séptima huelga de hambre en su dilatada trayectoria como líder sindical de los cultivadores de hoja de coca.
"El gobierno trata de imponer sin haber hecho muchas modificaciones y la oposición, dentro de esa intransigencia, se aferra al tema del padrón como elemento de negociación. Veo difícil una salida al conflicto", dijo San Martín.
Para el analista, la legislación guarda importancia por la demarcación de las reglas de juego que en el futuro escenario de los partidos políticos y la conformación de la nueva Asamblea Legislativa.
"Creo que dejaron de lado el cerco al Congreso y la renuncia de los parlamentarios del oficialismo, y observan otras estrategias que posibiliten llegar a un consenso", sostuvo San Martín.
Ayer, la Central Obrera Boliviana, liderada por su secretario ejecutivo, Pedro Montes, quien también realiza huelga de hambre junto a Morales, amenazó con recurrir a la justicia para demandar por incumplimiento de funciones a los parlamentarios que ignoran el llamado al retorno.
El sindicalista Julio Baldivieso, de la COB, reclamó sanciones económicas por los días de ausencia a los inasistentes a las sesiones del Congreso, y recordó que la nueva Constitución prevé figuras jurídicas para los servidores públicos que incumplen a las normas vigentes.
La secretaria ejecutiva de la Federación de Mujeres Campesinas, Bartolina Sisa, dijo a IPS que la organización se declara en emergencia y convocó a todas las dirigentes de las veinte provincias del departamento de La Paz a unirse al ayuno voluntario, que iniciaron el viernes en esta ciudad.
"Desde hoy, las dirigentes campesinas se movilizan para masificar las acciones en defensa de la democracia y el cumplimiento de la nueva Constitución", anunció Leonardo.
El vicepresidente García Linera tiene la certeza de que los partidos de la derecha no desean la realización de las elecciones en diciembre.
En respuesta a las críticas sobre la validez del padrón electoral, García Linares señaló que la elaboración de un nuevo registro de votantes demandaría unos ocho meses, y que ese tiempo superaría la fecha prevista para las elecciones.
El tiempo de registro se ampliaría hasta los primeros meses del año 2010 y, aun así, adolecería de falla y errores, explicó.
"Cuando comienza la lucha es hasta ganar", dijo el presidente Morales, resuelto a continuar la huelga de hambre, mientras en el Congreso se espera a los opositores, que no dan señales de estar dispuestos a reanudar el debate.