AFGANISTÁN: En el centro de cumbre de OTAN

La OTAN festeja este sábado sus 60 años en un clima agitado y dominado por la resquebrajada política de Europa ante el conflicto afgano, que necesita acordar una estrategia común si pretende mejorar su credibilidad en Asia central.

La falta de acuerdo sobre una estrategia coordinada dañará las relaciones entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos en un momento en que el bloque de 27 países se esfuerza por mejorar su propia imagen en materia de política exterior en el escenario internacional.

Para la UE que, tras la ratificación del Tratado de Lisboa sobre su reforma institucional, tendrá su primer ministro de Relaciones Exteriores, Afganistán representa un desafío de esos que se ganan o se pierden, pero que no se puede obviar. Para lograr una política viable es necesario aumentar la cooperación entre los estados miembro.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ya había dejado clara su posición al prometer el despliegue de más efectivos en el terreno y designar a Richard Holbrooke como enviado especial para Afganistán y Pakistán.

Holbrooke, embajador ante la Organización de las Naciones Unidas en el anterior gobierno del Partido Demócrata (1993-2001), tiene vasta experiencia en la región de los Balcanes.
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Washington ahora quiere que Europa siga su ejemplo y refuerce la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad, encabezada por la OTAN.

El secretario general de la alianza militar, el holandés Jaap de Hoop Scheffer, sugirió de forma diplomática que Europa debe aumentar su participación y contribuir a la estabilidad de la región. Canadá, por su parte, amenazó con retirar parte de su personal si no aumenta la cooperación europea.

Pero no es un asunto fácil para Europa.

Los miembros europeos de la OTAN enviaron soldados a Afganistán, pero la mayoría de los países de la UE no están dispuestos a aumentar sus efectivos por temor a una reacción violenta de sus ciudadanos, que no apoyan la guerra.

Además se dan cuenta de que el deterioro de la seguridad superó la posibilidad de lograr una solución efectiva.

Europa cuenta con estadísticas para mostrar su compromiso con Afganistán, pero el problema fundamental, de que nadie quiere enviar más soldados, no pasará desapercibido a sus socios.

Los papeles muestran, por cierto, la importancia de la colaboración de la UE. El presupuesto destinado por el bloque a Afganistán superará los 7.000 millones de euros (unos 9.400 millones de dólares) a fin del año próximo. Además de los 610 millones de euros (unos 820 millones de dólares) destinados a proyectos de desarrollo rural, salud y reforma del sector judicial.

Gran Bretaña tiene poco menos de 9.000 soldados, pero siente la presión. Esta semana comenzó la retirada de efectivos de Iraq con la intención de aumentar su presencia en Afganistán.

Alemania, Francia, Holanda, Italia y Polonia aumentaron sus efectivos en el último año o se comprometieron a hacerlo en un futuro cercano. Así como Estados Unidos designó a Holbrooke, varios miembros de la UE nombraron sus propios enviados especiales para Afganistán y Pakistán.

Pero Europa sigue sin lograr un impacto en la región.

El asunto de la seguridad se hace cada vez más importante por las elecciones de agosto en Afganistán. En ese contexto, la reforma de la policía y del sistema judicial adquiere especial relevancia.

El mayor compromiso del bloque es reformar la policía afgana, a cargo de Europol (la fuerza policial de la UE), un trabajo por el que sin duda será evaluada.

Pero el bloque debió pedir ayuda externa por falta de personal, lo que diluyó su visibilidad en el terreno y su argumento de ser un actor clave en la reforma policial.

La UE prometió en diciembre aumentar la participación de Europol a 400 oficiales, pero los estados no encuentran interesados. Como forma de incentivo, los cancilleres europeos mencionaron la posibilidad de triplicar los salarios de las personas dispuestas a ir a Afganistán. Pero por ahora, la misión en Kosovo parece un trabajo más atractivo pues se considera menos peligroso.

Por su parte, Estados Unidos mantiene su estrategia en la región, según la cual es de primordial importancia para la estabilidad de Afganistán garantizar la seguridad en los países vecinos.

En ese contexto, las presiones sobre la UE aumentan. La OTAN expresó su deseo de que los miembros europeos eliminen sus condiciones de participación en la región, pero sin éxito por ahora.

La UE se ve como un actor importante para el futuro de Afganistán, si no por la asistencia militar, pues no está dispuesta a contribuir con más efectivos, ni a través de sus propias estructuras ni de la OTAN, al menos con una "presencia blanda". El bloque se comprometió a financiar y supervisar las elecciones de agosto.

Europa se considera el actor internacional mejor preparado para reforzar las estructuras civiles de Afganistán. Pero es fundamental que la OTAN logre coordinar su política para mantener la credibilidad y no debilitar el papel de la UE en materia de política exterior.

FIN/IPS/traen-vf/cd/ss/eu ip fe/09)

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