RUSIA-UCRANIA: Nueva guerra por el gas

La disputa entre Ucrania y Rusia impulsa planes para la construcción de gasoductos que transportarán el fluido ruso a Europa través del mar Negro y el lecho marino del Báltico.

Pero esos planes aportan nuevos factores de conflicto, porque significarán que Rusia ya no canalizará el gas a través de Ucrania, que tiene con la una importante deuda por sus importaciones de gas ruso.

La más reciente disputa, que detonó en diciembre, alteró el suministro de gas a los consumidores europeos, en lo más crudo del invierno boreal.

"Yendo más allá de la controversia, la diversificación del suministro de gas es un factor importante en la seguridad energética", dijo a IPS Denis Daniilidis, portavoz de la oficina para Moscú de la Comisión Europea, rama ejecutiva de la Unión Europea (UE).

El presidente de la empresa estatal rusa Gazprom, Alexey Miller, prometió a principios de mes en España el desarrollo del pozo gasífero del Ártico, que posee reservas estimadas en 3,8 billones de metros cúbicos.
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Con eso, Gazprom abastecería el gasoducto de la Corriente del Norte de Rusia a Alemania, que se construye bajo el mar Báltico.

Bulgaria, Hungría, Italia y otros miembros de la UE también han manifestado su interés en la construcción del gasoducto de la Corriente del Sur, por el que se enviaría gas ruso a Europa a través del lecho del mar Negro.

La finalización de ese gasoducto, que unirá el puerto ruso de Novorossiysk, en el mar Negro, con el búlgaro de Varna, está previsto para 2013.

El primer ministro de Belarús, Sergey Sidorsky, propuso otro para garantizar la estabilidad del suministro a Europa, y ha tratado de involucrar a Polonia y Alemania en el proyecto. Esa cañería transportaría gas desde la península de Yamal, en Siberia noroccidental.

Pero es necesario garantizar no sólo la ruta, sino el proveedor, dijo a IPS Volodymyr Vakhitov, experto ucraniano en economía energética. Muchos países europeos dependen hoy del monopolio de Gazprom, y la construcción de más tuberías desde Rusia solamente reforzará esa dependencia, advirtió.

Además, el gasoducto de la Corriente del Norte pasa por las zonas económicas más importantes de los países del Báltico, señaló.

"Esto crea una tensión adicional, dada la preocupación por la seguridad nacional, la propiedad de la tierra y el ambiente. Un asunto puramente económico es la propiedad del gas y de las cañerías. Los economistas recomiendan separar lo que se transporta (el gas) del sistema de transporte (los gasoductos) para evitar la integración vertical y la monopolización del mercado", agregó.

Valentin Zelenyuk, profesor de la Escuela de Economía de Kiev, dijo que los proyectos de la Corriente del Norte y de la Corriente del Sur no son confiables para diversificar el tránsito del gas a través de Ucrania ni para garantizar el suministros constante.

"Con los actuales precios del gas y del petróleo, y la esperada reducción en el consumo, es posible que estas inversiones nunca se recuperen. El problema no es el transporte, sino el poder monopólico de Rusia sobre el mercado del gas en Europa y el uso de ese poder para alcanzar objetivos políticos", declaró Zelenyuk a IPS.

"Lo que podría ser mucho más eficiente y efectivo que nuevos gasoductos es la creación de un consorcio europeo de transporte de gas, integrado por compañías europeas y que incluya a la ucraniana Naftogaz, y que coopere en base a condiciones de transparencia recíproca. Este consorcio ayudará a contrarrestar el monopolio del poder de Gazprom", sostuvo.

El consorcio podría formarse siguiendo el modelo de las proyectadas Corriente del Norte y Corriente del Sur, con la diferencia de que sería independiente de Gazprom.

Muchos países europeos ya dieron su apoyo a los proyectos Corriente del Norte y del Sur, pues entienden que es un camino hacia una solución a las disputas entre Rusia y Ucrania.

"Las emociones que despiertan en los distintos países las disputas entre Rusia y Ucrania son muy comprensibles, pero pueden haber sido inducidas artificialmente para que la UE apoyara los gasoductos y Rusia tuviera aun más poder sobre el mercado europeo del gas", dijo Zelenyuk.

El presidente ruso Dmitry Medvedev desafió el mes pasado a los ucranianos de visita en Bulgaria, al declarar que Moscú seguirá adelante con sus principales proyectos energéticos pese a la crisis financiera mundial.

Agregó que la rápida construcción de los proyectos garantizará la seguridad energética de Europa, y subestimó la necesidad de ampliar la red de gasoductos.

"Si logramos diversificar la entrega de gas, Europa se volverá ampliamente independiente de los caprichos de los regímenes políticos de algunos países. Por supuesto, nosotros no construiremos un modelo ideal, pero deberíamos buscar asegurar un control legal internacional confiable. Creo que ya se adoptaron ciertas medidas a ese fin", dijo Medvedev.

Como abogado, "me doy cuenta de que la no entrega implica una responsabilidad tanto para los países de tránsito como para los productores, o más bien, las empresas relevantes de estos países", agregó Medvedev.

Pero a los efectos legales finales, la responsabilidad debería concentrarse en la parte que es culpable en términos prácticos por la no implementación del contrato.

El presidente ruso dijo que no estaba por ofrecer garantías de que la crisis del gas nunca se reiteraría, dado que quienes crearon la crisis son quienes deberían ofrecer tales garantías.

También señaló que la mejor garantía es implementar nuevos proyectos de gasoductos que ayuden a impedir una repetición de esos acontecimientos.

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