PALESTINA: Otra vez, las demoliciones aplastan la paz

Shireen Abu Sbeh, de 20 años y madre de una niña de dos, tiene ocho meses de embarazo. Vive con otras ocho personas en un apartamento de dos habitaciones en Jerusalén oriental, que figura en la lista de viviendas palestinas a ser demolidas por Israel.

Anaya Abu Sbeh, su nieta y su nuera, Shireen Abu Sbeh, esperan la demolición del hogar de dos habitaciones en el que conviven con otras cinco personas. Crédito: Mel Frykberg/IPS "Me cuesta dormir de noche. Tengo pesadillas. Sueño que estamos en la calle, que estoy sin techo con mi bebé recién nacido y con mi niñita", dijo Shireen a IPS.

Las autoridades israelíes planificaron la demolición de 88 edificios donde viven 1.500 personas en el barrio de Bustan, en Jerusalén oriental, para instalar allí un "parque temático" arqueológico sobre la historia del pueblo judío.

"No tenemos familiares que nos reciban en sus casas, pues todos viven en Bustan y también perderán las suyas. Me temo que el miedo a quedar sin techo afecta a mi niño aún por nacer", afirmó Shireen.

Su suegra, Anaya Abu Sbeh, de 44 años, dijo a IPS que la joven rompe en llanto con frecuencia. "No sé a dónde iremos o qué podemos hacer. Confiamos en que la presión internacional obligue a Israel a dejar de lado las demoliciones masivas", agregó.
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Muchos de los palestinos a punto de ser desalojados heredaron sus casas de sus padres y éstos, de sus abuelos. La mayoría de ellos no tienen a dónde ir.

Las autoridades jerosolimitanas afirman que las viviendas fueron construidas ilegalmente, sin autorización. Palestinos y organizaciones de derechos humanos acotaron que Israel hace casi imposible para los palestinos obtener permiso, pues su política es judaizar el este de la ciudad.

Según el derecho internacional, incluidas resoluciones del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Jerusalén oriental pertenece a los palestinos y está ocupada ilegalmente por Israel.

El estado judío "procura activamente la anexión ilegal" del área, según un informe confidencial elaborado en diciembre por una misión a la zona enviada por la Unión Europea (UE), al que tuvo acceso el diario británico The Guardian.

Según el documento reservado, Israel intenta afianzar su control sobre Jerusalén a través de medidas como la muralla de seguridad que construye alrededor de Cisjordania, la demolición de casas palestinas y las políticas de vivienda discriminatorias.

Los funcionarios de la UE advirtieron que Israel socavaba así la credibilidad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y, por lo tanto, el proceso de paz.

"Las acciones de Israel en Jerusalén oriental y alrededor del área constituyen uno de los desafíos más agudos en el camino a la paz", indica el informe, según la versión de The Guardian.

La UE manifestó especial preocupación por la Ciudad Vieja jerosolimitana, en cuya zona musulmana Israel planifica construir 35 edificios de viviendas, así como por los planes de expansión en el área de Silwan.

Las continuas demoliciones y las trabas a las autorizaciones de construcción derivaron en una escasez crónica de viviendas para los palestinos, que en Jerusalén oriental se traduce en la falta de 25.000 unidades, según Jeff Halper, del Comité Israelí contra las Demoliciones.

"A pesar de la escasez, la municipalidad de Jerusalén otorga a los palestinos apenas entre 150 y 350 permisos de construcción de viviendas al año, y demuele 150 o más casas en el mismo lapso", explicó Harper.

La organización israelí de derechos humanos B'Tselem dijo que tanto israelíes como palestinos construyen ilegalmente, pero que las autoridades no responden de manera igualitaria.

A las familias palestinas corresponde 20 por ciento de las obras ilegales, pero más de 75 por ciento de las demoliciones. Desde 2004, fueron más de 400 en Jerusalén oriental.

Al mismo tiempo, la municipalidad jerosolimitana alentó al mismo tiempo a colonos judíos de extrema derecha a mudarse al área, lo cual cambia la demografía del lugar.

Eso originó numerosos choques entre palestinos y colonos apoyados por el ejército israelí.

Silwan es considerada un área especialmente delicada porque es adyacente a la Ciudad Vieja y porque se trata del barrio árabe más cercano a la mezquita de Al-Aqsa, uno de los sitios más sagrados de la fe musulmana.

Residentes de Silwan decidieron contraatacar con medios no violentos. El Comité de Residentes de Bustan instaló una enorme tienda de campaña, de luctuoso negro, en una popular vía turística con el fin de llamar la atención sobre las inminentes demoliciones.

El Comité invirtió más de 200.000 dólares en los últimos cuatro años en asesoramiento ilegal para impedir las demoliciones y lograr la autorización de construcciones.

"Acordamos con la municipalidad que no demolerían las casas. Pero nunca lo pusimos por escrito. Confiamos en ellos, y luego nos dijeron que seguirían adelante con las demoliciones, porque el Ministerio del Interior se había hecho cargo del asunto", dijo a IPS Abed Shahoude, miembro del Comité.

La organización pacifista israelí Paz Ahora afirmó que el gobierno planifica construir 73.300 viviendas más en Cisjordania, 5.722 de las cuales en Jerusalén oriental, lo cual duplicaría la cantidad de colonos judíos en el área.

La ANP advirtió que no participaría en negociaciones con Israel si continúa la expansión de asentamientos y las demoliciones. Esa actitud podría desatar una tercera intifada (rebelión popular contra la ocupación), sostuvo Adnan Husseini, gobernador palestino par Jerusalén.

La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, también cuestionó la política israelí de asentamientos y demoliciones.

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