Activistas de Estados Unidos instan al nuevo gobierno a que apoye iniciativas mundiales para proteger los derechos de las mujeres.
"Si Barack Obama quiere hacer algo importante por las mujeres, debería ordenar al Senado que ratifique la CEDAW", dijo la activista Ritu Sharma.
CEDAW es el acrónimo en inglés de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), apoyada por más de 170 países.
En las últimas tres décadas, los gobernantes estadounidenses rechazaron la CEDAW arguyendo que las mujeres en Estados Unidos ya gozaban de protecciones contra la violencia y la discriminación.
Pero activistas responden que la negativa a ratificar el tratado estimula a regímenes represivos a promover prácticas discriminatorias.
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"Para nosotras, no hay razón para que se demore la ratificación", dijo Sharma, quien lidera la Womens Edge Coalition, que reúne a cientos de grupos de mujeres en todo el mundo.
Creada hace unos 30 años, la CEDAW claramente define qué constituye discriminación de género y establece una agenda de acción nacional para poner fin a las violaciones a los derechos de las mujeres.
Muchos países signatarios han mejorado sus leyes, pero en la mayoría de los casos no han podido proteger a las mujeres de la violencia y los abusos diarios.
Numerosos estudios realizados en los últimos años por la ONU y centros de estudios independientes muestran que, en muchas partes del mundo, millones siguen siendo víctima de la discriminación.
Investigadores señalan que, cada año, cientos de miles de mujeres caen en la prostitución, y muchas sufren violencia no sólo de sus proxenetas y clientes, sino también de policías.
Mientras, el problema de la violencia doméstica sigue siendo visto como un asunto "privado" en muchos países, incluso varios con alto nivel educativo, lo cual avala una actitud pasiva ante los abusos.
La situación de las mujeres, según el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, no va a cambiar a menos que los hombres, particularmente aquellos que están en el poder, estén dispuestos a mudar su comportamiento.
"Cambiar la mentalidad y los hábitos de generaciones no es fácil", dijo Ban en vísperas del Día Internacional de la Mujer, celebrado el domingo.
"Debemos unirnos para decir claro y alto, al más alto nivel, que la violencia contra las mujeres no será tolerada en ninguna forma y en ningún contexto", añadió.
Activistas que trabajan de cerca con la ONU señalaron que, desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995), se han hecho algunos progresos para proteger los derechos de la población femenina. Pero muchos dicen que todavía hay un largo camino por delante.
Cuando la Comisión sobre el Estatus de las Mujeres celebró su reunión anual la semana pasada, delegados expresaron su deseo de que el nuevo gobierno de Estados Unidos actuara diferente.
La anterior administración estadounidense había impuesto duras condiciones a la entrega de fondos a agencias de la ONU que ayudaban a mejorar las condiciones de las mujeres en los países pobres.
El gobierno del presidente George W. Bush (2001-2009) se negó a financiar programas en países que reconocen el derecho al aborto. Como consecuencia, cientos de miles de mujeres murieron durante su embarazo.
Ban no dijo nada sobre el rechazo estadounidense a la CEDAW. Sin embargo, en una reciente conversación con IPS, dijo que apreciaba las intenciones de la nueva administración.
"Creo que va a ser muy positivo", afirmó en respuesta a una pregunta sobre si la administración de Obama estaría dispuesta a firmar tratados de la ONU que fueron ignorados o activamente socavados por sus predecesores.
Sharma espera que la nueva secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Hillary Clinton, juegue un papel importante en la agenda internacional sobre los derechos de las mujeres.
Antes de asumir el cargo, Clinton subrayó la importancia de ayudar a las mujeres y adolescentes.
"Invertir en la humanidad a través del desarrollo social no es una parte marginal de nuestra política exterior, sino integral para alcanzar nuestras metas", dijo en una declaración.
"Si la mitad de la población mundial permanece vulnerable a la marginación económica, política, legal y social, nuestra esperanza de que avancen la democracia y la prosperidad estará en serio riesgo", añadió.
Aunque satisfecha con la postura de Clinton, Sharma, como muchas otras activistas, dijo que le gustaría ver que la nueva administración de pasos reales y prácticos para cooperar más estrechamente con la comunidad internacional.
"La designación de Clinton como la tercera secretaria de Estado significa que, otra vez, una mujer será la jefa de la diplomacia y la cara pública ante el mundo de la nación, subrayando el compromiso de Estados Unidos en la igualdad y en el empoderamiento de las mujeres en todo el mundo", añadió.
"Pero, para llevar este compromiso al siguiente nivel, esta administración tiene que hacer de la asistencia internacional una prioridad en su política exterior, y garantizar que beneficie a las mujeres", agregó. "Poner un énfasis real en invertir en las mujeres hará que éstas junto a los hombres puedan contribuir a salir de la pobreza".