MUJERES: Cuidar enfermos da trabajo, pero no salario

Cuidar a los hijos, familiares y vecinos enfermos, cocinar y limpiar son actividades trabajosas, pero por las que no se recibe un salario regular.

Jan Peterson Crédito: Huairou Commission
Jan Peterson Crédito: Huairou Commission
Activistas por la igualdad de género observan que la vasta mayoría de quienes se encargan de estas tareas son mujeres, y que el tiempo que pasan manteniendo en funcionamiento hogares y comunidades a menudo les impide hallar un empleo remunerado fuera de casa.

Al mismo tiempo, la falta de salario da la impresión de que estas responsabilidades son de poco valor para la sociedad.

"Las mujeres quieren que se invierta en ellas y quieren tener más capacitación, pero también quieren aprender por sí mismas", dijo a IPS Jan Peterson, feminista con tres decenios de trayectoria.

Residente del barrio neoyorquino de Brooklyn, Peterson es fundadora de la Comisión Huairou y preside su secretaría. La organización reúne a numerosas redes de instituciones femeninas y socias individuales.
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También participó en la creación de Groots International, red que trabaja por el empoderamiento y el desarrollo de las mujeres.

"Para las mujeres pobres de África, trabajar cuidando a pacientes con VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es una necesidad cotidiana, pero también el primer escalón para organizarse y para construir su propio poder", declaró.

Peterson, cuyo esposo padece el mal de Alzheimer, puso énfasis en la carga que supone atender a enfermos en el hogar.

La activista dialogó con IPS en un alto de la 53 sesión de la Comisión sobre el Estatus de las Mujeres, celebrada este mes en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

IPS: ¿Durante cuánto tiempo ha estado sobre la mesa la cuestión de la compensación del cuidado del hogar como trabajo?

JAN PETERSON: Está en la agenda desde que tengo memoria, y créame que me retrotraigo hasta la primera conferencia, realizada en 1975 (en México). El movimiento femenino ha estado siempre en este tema, y en realidad estamos cansadas del asunto, porque ahora es momento de actuar.

La primera presencia de la sociedad civil en una conferencia tuvo lugar en Huairou (China). Por eso tenemos este nombre. Se trata de la ciudad donde se reunieron las organizaciones no gubernamentales durante la conferencia de Beijing (de 1995).

Tengo grandes esperanzas. Fueron las propias mujeres las que formamos lo que hemos dado en llamar Alianza de Cuidados Basados en el Hogar, dentro de cada país y más allá. Cuando las mujeres pobres comienzan a organizarse, el público, por lo general, presta atención, porque dicen "oh, qué lindo"… Pero ahora todos, desde los holandeses hasta los países en desarrollo, está hablando en términos de estrategias,.

IPS: ¿Cómo asignarle un valor monetario a las tareas en el hogar?

JP: Las diferentes organizaciones tienen diversas opiniones al respecto. Algunas dicen querer que se les pague por su trabajo, pero otras aspiran a no convertirse en empleadas del Estado. No quieren un salario mínimo, sino otras cosas. Por ejemplo, apoyo financiero canalizado a través de clubes de ahorro y crédito, o tierras destinadas a producir alimentos para sus familias y par las personas a las que cuidan.

Muchas de ellas dijeron querer que se les reconozca el estatus de "cuidadoras", para volverse visibles. Si tuvieran un documento que las identifique, como los miembros de una organización profesional, su trabajo sería mucho más fácil.

IPS: ¿Cómo se procesa el debate?

JP: Dialogamos con muchos gobiernos aquí en Nueva York. Parecen muy interesados, pero se preocupan cuando empezamos a hablar de dinero. Éstos son tiempos de crisis financiera.

Hemos organizado grupos de cuidadoras en muchos países, y en seis de ellos las mujeres están haciendo su propia investigación, gracias a un subsidio de 25.000 dólares llamado "compensación por contribución", pagado con la cooperación, entre otras, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Las activistas de la sociedad civil actúan por sí mismas, entrevistando a cuidadoras dentro de sus países (300 en cada uno). El estudio demostrará el aporte de ese trabajo a la comunidad.

Algunas quieren una paga. Otras quieren otras cosas, y luchan por ellas. No es una propuesta fácil.

IPS: ¿Qué otras políticas públicas serían útiles?

JP: Hay muchas estrategias disponibles. Lo que tenemos que preguntarnos es qué clase de sociedad tenemos y a qué tipo de instituciones aspiramos.

¿Queremos que quienes mueren de sida sean cuidados por sus vecinas? ¿Queremos centros para que las abuelas que crían huérfanos tengan un lugar al que acudir y no estén aisladas en sus hogares, donde se apoyen entre sí, compartan sus frustraciones y ganen dinero a partir de la venta de productos a pequeña escala?

No queremos que todo sea administrado por el gobierno, que, de todos modos, puede administrar y apoyar una amplia gama de iniciativas. Yo preferiría que me cuidara una vecina, y no una extraña que no conozco.

IPS: ¿Qué ocurre con los hombres que brindan cuidados en el hogar?

JP: Los hombres cuidadores también existen y algunos dicen que son más cuando se empieza a pagar. Nuestra filial de Honduras propuso (en la conferencia celebrada entre el 2 y el 13 de este mes en la ONU) que sean 50 por ciento hombres y 50 por ciento mujeres. De hecho, hay un gran sector de hombres homosexuales que se dedican a brindar cuidados en el hogar y que están abiertos a presionar por esta diversidad.

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