Las elecciones celebradas el domingo en dos comunidades autónomas de España marcan dos cambios: un giro hacia la unidad del Estado nacional en el País Vasco, y hacia la derecha en Galicia.
En el norteño País Vasco, el gobernante Partido Nacionalista Vasco (PNV) y sus aliados perdieron la mayoría absoluta del parlamento regional, que mantenían desde que se comenzaron a celebrar elecciones democráticas, tras la muerte del dictador Francisco Franco (1939-1975).
Aunque el PNV encabeza en cantidad de votos y escaños, éstos son insuficientes para designar presidente, por lo que serán decisivos el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la principal fuerza de oposición en toda España, el centroderechista Partido Popular (PP).
Si bien ninguno de estos partidos anticipó cuál será su decisión, está claro que si el PP apoya al candidato del PSOE, Patxi López, pondrá condiciones políticas, pero no aspira a formar parte del nuevo gobierno.
Las negociaciones con vistas a alianzas son entre el PSOE y el PNV, de las que ya hay antecedentes, y entre el PSOE y el PP, en apariencia la que tiene más posibilidades de avanzar. Es difícil que los socialistas lleguen a un acuerdo con el PNV, dadas las duras críticas que le han dirigido por su tolerancia hacia la ilegalizada formación política del grupo vasco ETA, considerado terrorista por el gobierno, la justicia y el parlamento de España.
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El líder del PP en esa comunidad, Antonio Basagoiti, dijo este lunes que su partido está dispuesto a apoyar a López, pero anticipó que exigiría un compromiso de mano dura "al terrorismo" y, en especial, que no se vuelva a abrir ninguna puerta de negociación con ETA (Euskadi ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad, en vascuence) mientras esa organización separatista no abandone para siempre el uso de las armas.
Fuentes del PSOE señalaron a IPS que ese partido no apunta a gobernar en coalición, sino en minoría y, según las circunstancias y los temas a abordar, requerir apoyos puntuales en el Parlamento Vasco.
Un aspecto del que no se ha hablado es del papel que el PNV juega en el Congreso legislativo español, donde sus diputados suelen ser decisivos para la adopción de medidas impulsadas por el PSOE, como lo fueron para aprobar los presupuestos generales del Estado en los últimos años.
Si el PSOE deja fuera del gobierno al PNV en el País Vasco, tendrá que negociar en el Congreso nacional el apoyo de otras fuerzas nacionalistas minoritarias, en especial la de Cataluña.
Iñaki Anasagasti, senador del PNV nacido en Venezuela, reivindicó que fuera el actual presidente Juan José Ibarretxe el reelegido para gobernar, "por haber ganado las elecciones", y que el PSOE se abstuviera de llegar a un acuerdo con el PP.
Rosa Díez, fundadora de Unión, Progreso y Democracia (UPD) en 2007 tras separarse del PSOE, afirmó que no le daría "un cheque en blanco a nadie", en referencia a la necesidad de compromisos políticos, y en especial a "que se renuncie a gobernar en clave nacionalista".
Puso como ejemplo al derrotado presidente socialista del gobierno de Galicia, Emilio Pérez Touriño, y al también socialista José Montilla, que preside la Comunidad Autónoma de Cataluña. Ambos "ejecutan políticas nacionalistas", en virtud de acuerdos con partidos nacionalistas minoritarios.
Con un congreso de 75 escaños, para designar presidente por mayoría hacen falta 38 votos. El PSOE obtuvo 24 (seis más que en las elecciones anteriores), el PNV 30, el PP 13, Eusko Alkartasuna siete, y UPD, Ezker Batua y Aralar, uno cada uno.
López puede sumar su bloque y el del PP, que le darían 37 votos. Al margen de lo que decida Díez, en dos o tres días llegarían los resultados de las votaciones realizadas en las comunidades españolas en América, que suelen ser favorables al PSOE.
En Galicia, el gran triunfador fue Mariano Rajoy, gallego y secretario general del PP quien, si bien no fue candidato en estas elecciones, recorrió pueblo a pueblo la comunidad pidiendo el voto para su partido.
"Sólo un perfecto imbécil puede ahora decir que él (Rajoy) no es el líder ideal en este momento", comentó el fundador del PP, el senador Manuel Fraga.
En la misma línea se expresó la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santa María: "Desde ya empezamos a trabajar para ganar todas las elecciones".
El PP está sufriendo una dura crisis interna por disputas entre corrientes y por escándalos de corrupción en los que están involucrados dirigentes de varias comunidades autónomas, inclusive Madrid, centro de casi todas las grandes decisiones políticas.
En el PSOE emergieron críticas hacia la dirigencia gallega. El vicesecretario general y hombre fuerte del partido, José Blanco, subrayó que en Galicia se cometieron errores, y asumió "la cuota de responsabilidad que tengo como gallego y como dirigente nacional del PSOE".
Blanco se cuidó también de puntualizar que los resultados del domingo responden a lo que ocurre en el País Vasco y en Galicia, no en toda España.