ENERGÍA-INDIA: Los contradictorios biocombustibles

Un arbusto que cubre hectáreas de suelos áridos del sur de India, teñidos de rojo por el óxido de hierro, está en el centro de una intensa polémica en torno del ambicioso programa nacional de biocombustibles.

Se lo puede encontrar en el establecimiento rural de investigaciones de Tres Aceites, en la meridional localidad india de Zaheerabad.

Algunos expertos en biocombustibles prometen que la jatrofa o piñón botija, de leche o de tempate (Jatropha curcas), cuyas semillas contienen entre 10 y 35 por ciento de aceite, brindará a India y al mundo un fuente alternativa de energía viable.

Pero otros señalan las restricciones en el uso de la tierra y el hecho de que la jatrofa demanda mucho riego y abono.

Con un crecimiento económico de ocho a 10 por ciento previsto para los próximos dos decenios, India requerirá cada vez más petróleo, y más del que puede extraer. La caída de los precios internacionales del crudo no mejora la situación, según expertos.
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El consumo de petróleo y derivados aumentó de 203,51 millones de toneladas en 2000-2001 a 274,84 millones en 2007-2008, periodo en el que India produjo apenas 178,21 millones. Se prevé que India importará 94 por ciento de lo que consumirá en 2030.

«Dado lo limitado de nuestras reservas y con el actual ritmo de consumo, nuestras existencias actuales no pueden durar ni siquiera 10 años», dijo el Ministerio de Petróleo y Gas Natural.

Hasta ahora, los estados que cultivan caña de azúcar no han podido siquiera cumplir la consigna de las autoridades de producir combustible que contenga 10 por ciento de etanol.

A las plantaciones de jatrofa se las ve como un gran paso en la solución del dilema energético de India, pero algunos temen que los biocombustibles amenacen al cultivo de alimentos. Lo que prevalece es la confusión.

La polémica sobre la jatrofa se origina en un informe de la gubernamental Comisión de Planificación de India publicado en 2003 que, sin estudios de factibilidad, propuso alentar su producción mediante ofertas de tierra, incentivos tributarios y estímulos a los gobiernos de los estados.

El estudio consideraba que el cultivo a gran escala promovería la seguridad energética, la creación de empleo y el desarrollo sustentable, y pronosticaba que las plantaciones les asegurarían 127,6 millones de jornales a los trabajadores rurales. La predicción no se cumplió.

El gobierno esperaba tener plantadas 11 millones de hectáreas de tierras degradadas para 2008 y a que el diésel contuviera en 2010 una quinta parte de su volumen en biocombustible.

De todos modos, en al menos 10 estados se desarrollaron cultivos de gran escala, que fueron objeto de evaluaciones contradictorias.

Al mismo tiempo, surgen reportes sobre refinerías cuyos propietarios aprovechan la exención de impuestos a pesar de que no están operativas.

En 2005 y 2006, el gobierno e industriales del central estado de Chhattisgarh se asociaron para cultivar 290 millones de jatrofas jóvenes en 1,6 millones de hectáreas que estaban en barbecho. Sobrevivieron menos de la mitad de los arbustos. Las refinerías demandan ahora semillas del arbusto y no pueden contar con ellas.

Grandes extensiones se cultivaron, con programas similares, en los estados de Rajasthan, Uttarakhand, Gujarat, Madhya Pradesh y Tamil Nadu, con variado éxito.

En el distrito de Udaipur, en Rajasthan, los agricultores rechazan la jatrofa tras la muerte de animales de cría que ingirieron sus hojas tóxicas.

«Nos alentaron a cultivar jatrofa agentes que nos vendieron plantas jóvenes a 10 rupias (cinco centavos de dólar) cada una y ensalzaron sus virtudes», dijo a IPS el agricultor Sukh Ram. «Nos dijeron que, por su sabor desagradable, el ganado no las comería.»

«Al final, no sólo perdimos lo que pagamos por las plantas, sino también las ganancias de tres hectáreas de tierra, durante tres años consecutivos. No estamos preparados para asumir esos riesgos de nuevo», agregó.

Organizaciones no gubernamentales, entre ellas Acción Internacional en Recursos Genéticos, advirtieron sobre el peligro de que las comunidades queden marginadas por la política de los gobiernos de los estados de traspasar a la industria grandes extensiones de tierra para cultivar jatrofa.

Activistas temen las consecuencias financieras y el impacto a largo plazo sobre el suelo del programa de biocombustibles de India.

Todavía no se ha estudiado la distribución de fondos para los programas de jatrofa. La Comisión de Planificación calculó una asignación aproximada de 303 millones de dólares para la plantación y extracción, alrededor de 9,7 millones de dólares en subsidios y otros 19,38 millones de dólares en préstamos a la industria hasta 2007.

Pero la productividad del arbusto y las consecuencias de su cultivo aún se desconocen, a pesar del respaldo financiero y la publicidad que rodea estos programas.

Una mejor apuesta para la producción de biocombustibles surge de una mezcla de especies oleaginosas nativas, como el nim (Azadirachta indica) y el pongam (Pongamia pinnata), también llamado haya de India, cuyo aceite se usa desde épocas ancestrales para iluminación.

«Económicamente estamos mejor cultivando pongam», dijo Y. B. Ramakrishna, presidente del equipo de trabajo sobre biocombustibles instalado por el gobierno del sudoccidental estado de Karnataka.

Según Ramakrishna, Karnataka es el único estado indio en el que las comunidades obtienen 20 por ciento de derechos de usufructo por cultivar estas especies en tierras fiscales áridas.

En Zaheerabad, la granja de Tres Aceites tiene 16 hectáreas de jatrofa, 24 de pongam y ocho de nim, olivo u aceituno (Simaruba glauca), ricino (Ricinus communis) y otras especies oleaginosas. En el centro de la hacienda hay tres tipos de pozos de abono orgánico.

«Nuestros experimentos con jatrofa nos muestran que es inadecuada para los pequeños cultivadores indios debido a su necesidad de riego y estiércol y a su larga gestación», dijo Srinivas Ghatty, de Tres Aceites.

«Hemos demostrado que el abono orgánico, el riego promedio y el intercalado de jatrofa con cultivos que fijan el nitrógeno en la tierra dan los mejores resultados, tanto para el arbusto como para los suelos», agregó.

El Instituto de Investigaciones sobre Energía, con sede en Nueva Delhi, promueve la integración de la jatrofa con otros cultivos y trabaja en asociación con la compañía British Petroleum en 8.000 hectáreas del sudoriental estado de Andhra Pradesh.

«Actuamos de acuerdo con la ciencia, con un buen manejo de los recursos naturales y con un sistema de garantías de recompra para los agricultores locales», dijo Alok Adholeya, director de biotecnología y manejo de biorrecursos en el Instituto.

Viren Lobo, director de la gubernamental Sociedad para la Promoción del Desarrollo de Tierras Degradadas, también radicada en Nueva Delhi, sostuvo que el debate sobre la jatrofa debe incorporar «cuestiones de sustento, alimento, forraje, energía y biodiversidad».

Adholeya indicó que industrias irresponsables se aprovechan de las exenciones de impuestos y de las posibilidades de ganar dinero a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) previsto en el Protocolo de Kyoto.

Pero esa área también está envuelta en las brumas, y no sólo en India. El espacio, la altura y la poda necesarias para comercializar los arbustos de jatrofa impiden que se forme una densidad o biomasa suficientes para un efectivo secuestro de carbono.

Como Ramakrisha, Adholyeya cree que hay que contemplar varios cultivos en lugar de concentrarse en la jatropha.

«Hay vegetales nativos como el mahua (Madhuca longifolia) y el nim, o el aceite de salvado de arroz, la palma africana (Elaeis guineensis) y una decena de otras especies con una adaptabilidad probada a las condiciones agroclimáticas de este país», señaló.

Sin embargo, se registran algunos éxitos en el terreno petrolero.

El sistema de transporte público del gobierno de Karnataka es la primera aplicación exitosa en India del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto. Unos 2.500 autobuses funcionan allí con biocombustibles elaborado a partir del aceite de pongam.

«Si los ciudadanos comunes van a usar biocarburantes, necesitaremos el apoyo de los fabricantes» de vehículos, dijo Anand Rao, director de Ambiente de la estatal Corporación de Transporte Carretero del estado de Karnataka.

Pero el uso generalizado de biocarburantes también depende del «lobby petrolero» mundial. Un alto funcionario del sector petrolero indio que habló a condición de no revelar su identidad coincidió en que es común que haya una firme resistencia a cualquier sustituto.

* Este artículo es parte de una serie producida por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales) para la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).

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