El nuevo gobierno demócrata de Estados Unidos revalidó críticas de la anterior administración republicana sobre el vigor de los derechos humanos en Venezuela, y el presidente de este país sudamericano, Hugo Chávez, desempolvó el lenguaje escatológico con el que contraataca a Washington.
El Informe Anual sobre Derechos Humanos 2008, divulgado el 25 de febrero bajo la tutela de la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, se refiere a una "corrupción generalizada" en Venezuela, acoso a la prensa y a la oposición política, y politización del sistema judicial.
Chávez replicó apuntando directamente al nuevo presidente de Estados Unidos, en una sesión parlamentaria transmitida en cadena de radio y televisión: "Váyase a lavar ese 'paltó', señor (Barack) Obama. El que quiera se lo puede traducir en criollo".
Cualquiera en Venezuela sabe que esa expresión de enviar a alguien a lavar el paltó, o chaqueta, encubre una más soez, de mandar a lavarse el trasero, y se la emplea para cortar abruptamente la negociación de un trato o un cotidiano diálogo callejero.
"Resulta una forma del presidente Chávez de llamar la atención al constatar, a la luz de los informes que empieza a producir Washington, que no habrá un cambio sustancial en la agenda estadounidense hacia la región", dijo a IPS el analista Carlos Romero, director de posgrado en estudios internacionales de la Universidad Central de Venezuela.
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Esa agenda "está marcada por la lucha contra el narcotráfico, contra el terrorismo, y por la permanencia de la democracia, y Obama además deja en claro que no verá la región a través de la Venezuela de Chávez sino del Brasil de (el presidente, Luiz Inácio da Silva) Lula y el México que preside Felipe Calderón", opinó Romero.
Obama, del Partido Demócrata, fue investido presidente el 20 de enero y puso fin a ocho años de gobierno del Partido Republicano, encabezado por George W. Bush (2001-2009).
Los desencuentros entre los gobiernos de Chávez y Obama empezaron muy temprano, después de que el venezolano expresase su esperanza de un cambio positivo en la relación bilateral, durante la campaña presidencial del año pasado en Estados Unidos.
Esa relación es sólida en lo económico: en 2008 tuvo un intercambio comercial de 64.000 millones de dólares, de los cuales 49.000 millones fueron compras estadounidenses de petróleo. Pero lleva cuatro años resentida en los campos político y diplomático.
El trato fue particularmente áspero con Bush, a quien Chávez acusó de involucrarse en el efímero golpe de Estado en su contra en 2002, y a quien hizo blanco de los más duros epítetos, llamándole "diablo" en plena Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
En septiembre del año pasado, Caracas expulsó al embajador estadounidense Patrick Duddy, en solidaridad con Bolivia, que había dispuesto una medida similar, y Washington replicó despachando de regreso al representante venezolano Bernardo Álvarez.
Pocos antes de las elecciones estadounidenses del 4 de noviembre, en las que se impuso Obama, el gobernante venezolano expresó simpatía y esperanza: "Quiero acercamiento con el negro. Nosotros somos indígenas, negros. Estoy preparado para sentarme y dialogar. Espero que podamos, espero que entremos en una nueva etapa", aseveró.
Un cubo de agua fría llegó cuando Obama, entrevistado por televisión, dijo que Chávez "es un gran obstáculo para el progreso de América Latina".
"Qué mal informado está el señor Obama", replicó Chávez, confesando su desencanto. "Parece ser la misma miasma, por no decir otra cosa. Si me busca nos va a encontrar", añadió.
Posteriormente, el ex presidente cubano Fidel Castro, a quien Chávez ha llamado su "padre político", escribió palabras favorables a Obama, considerándolo un líder "con buenas intenciones", y el venezolano las consideró "palabras sabias".
Chávez elogió también la decisión del mandatario estadounidense de cerrar la prisión de Guantánamo, en la base militar que Estados Unidos tiene en la isla de Cuba, donde ha mantenido por años a cientos de prisioneros capturados en la invasión a Afganistán y a Iraq, sin someterlos al debido proceso.
"Bienvenido el nuevo gobierno. Estamos con las manos abiertas y llenos de esperanza de que el mundo entre por el camino de la razón y de la paz", dijo entonces Chávez.
Unos días después, medios y analistas señalaron que el presidente estadounidense había aludido a Venezuela cuando propuso un plan energético para liberar en 10 años a su país de la dependencia del petróleo "en manos de dictadores".
Mientras tanto Lula, primer mandatario latinoamericano contactado por Obama, visitó Venezuela y vaticinó que los dos gobiernos, pese a sus diferencias, en algún momento debían encontrarse y dialogar.
Pareció casi una propuesta con miras a la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en Trinidad y Tobago el 17 de abril.
El 15 de febrero, Chávez ganó con más de seis millones de votos (54 por ciento) un referendo para enmendar la Constitución y permitirle ser candidato a la reelección en futuros comicios. Estados Unidos elogió la masiva participación ciudadana en las urnas y no objetó los resultados. "Este proceso, en su mayor parte, fue plenamente consistente con el proceso democrático, a pesar de preocupantes reportes de intimidación" en la campaña, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Gordon Duguid.
Cuando todavía Caracas mostraba esa declaración junto a las felicitaciones por el referendo recibidas desde otros puntos del globo, llegaron los informes de Washington sobre narcotráfico y derechos humanos.
"No es de extrañar, porque Obama ha dado ya suficientes muestras de que su política exterior será conservadora, en el sentido de dar continuidad a las políticas previas y no apostar a cambios bruscos sino graduales", observó Romero. Aunque esta vez el Departamento de Estado se abstuvo de certificar o no la conducta de otros gobiernos, en el caso de Venezuela sostuvo que se trata de "un importante país de tránsito de estupefacientes", que además "se ha negado a cooperar con los esfuerzos antinarcóticos internacionales".
Hace dos años, Venezuela expulsó a la misión de la agencia estadounidense antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés), acusándola de realizar labores de espionaje y simular hechos punibles con las llamadas "entregas controladas" de drogas.
En materia de derechos humanos, el informe del Departamento de Estado se basó en datos de organizaciones de derechos humanos de Venezuela y difirió poco de anteriores reportes, al criticar en primer lugar a la justicia venezolana por "ineficaz, a veces corrupta y sujeta a influencia política".
Otras características de la situación de los derechos humanos en Venezuela, según ese informe, fueron "el acoso oficial a la oposición política y a los medios de comunicación", así como una corrupción que no se investiga, pese a las denuncias públicas.
Un tribunal de Miami, ciudad del sudeste de Estados Unidos, procesó el año pasado a algunos involucrados en el traslado ilegal de 800.000 dólares desde Caracas a Buenos Aires, supuestamente para financiar la campaña electoral de la presidenta Cristina Fernández. El caso no ha pasado de investigaciones preliminares en Venezuela.
Teodoro Petkoff, dirigente opositor venezolano y editor del diario Tal Cual, criticó "la pretensión de Estados Unidos de ser jueces del mundo, al ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio".
En el caso del tráfico de drogas, Estados Unidos alberga el mayor consumo y las mayores mafias de lavado de dinero, dijo Petkoff, y en el plano de los derechos humanos basta mencionar la cuestionada Ley Patriota, la prisión de Guantánamo, las cárceles clandestinas de la Agencia Central de Inteligencia y la "legitimación de la tortura" adoptada por el gobierno de Bush, agregó.
El canciller venezolano Nicolás Maduro deploró "el carácter injerencista y mal intencionado" del informe, "plagado de mentiras y basado en fuentes absolutamente tergiversadas, como los son los medios de comunicación privados, partidos políticos de derecha y la oposición venezolana".
Chávez se preguntó "si es realmente Obama quien gobierna en Estados Unidos, o sigue mandando Bush. Qué raro que Obama no se ha enterado de la violación de los derechos humanos en su propio país, de la Ley Patriota, que es de persecuciones, de la pena de muerte, de Guantánamo".
Al presentar el informe, la subsecretaria adjunta en funciones para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo, Karen Stewart, dijo que "no consideramos una interferencia las opiniones de otros actores, gubernamentales o no gubernamentales, sobre nuestra conducta, y tampoco otros gobiernos deberían verlas así".
"Las naciones soberanas tenemos obligaciones internacionales de respeto a las libertades y los derechos humanos universales de nuestros ciudadanos. Y es deber de los demás hablar claro cuando creen que esas obligaciones no se cumplen", añadió.
El mandatario venezolano apuntó que "el país donde más se apoya al narcotráfico en este planeta es Estados Unidos. Es el primer consumidor de drogas del mundo. ¿Cómo es eso de que no pueden detener el ingreso de drogas? Obama, encárguese de lo suyo que yo me encargo de lo mío. No se meta conmigo", dijo.