El Banco Mundial calculó que los países en desarrollo necesitarán este año 700.000 millones de dólares en financiamiento externo, para cubrir la caída en la inversión privada causada por la crisis económica mundial.
En un informe preparado para la reunión de ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales del Grupo de los 20 del próximo fin de semana, el Banco pronosticó que el producto mundial caerá este año por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
El estudio presentado este domingo calcula que la caída de la producción industrial respecto del año pasado será de 15 por ciento.
El informe de 20 páginas, titulado "Swimming Against the Tide: How Developing Countries are Doping with the Global Crisis" ("Nadando contra la corriente: Cómo afrontan los países en desarrollo la crisis mundial"), indica también que el comercio a nivel planetario va rumbo a su mayor caída desde 1929.
El descenso del intercambio causó estragos en los precios de los productos básicos de cuya exportación dependen la mayoría de los países de bajos ingresos.
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"Debemos reaccionar en tiempo real a una crisis que se agrava y que hiere a la población de los países en desarrollo", dijo el presidente del Banco, Robert Zoellick. "Esta crisis mundial necesita una solución mundial. Impedir la catástrofe económica es importante en los esfuerzos globales para derrotar la crisis."
Zoellick había propuesto la creación de un "fondo de vulnerabilidad" para el que se pedirá a los países ricos una contribución equivalente a 0,7 por ciento de los paquetes de estímulo que han aprobado para derrotar a la crisis.
Los países en desarrollo y los donantes deberían invertir en "redes de seguridad" social, "infraestructura y pequeñas y medianas empresas para crear empleos e impedir disturbios sociales y políticos", dijo el presidente del Banco.
El estudio publicado el domingo tiene la clara intención de impulsar la creación del fondo propuesto por Zoellick. Tal vez sea el informe más pesimista presentado por una institución multilateral sobre las perspectivas económicas del mundo desde que colapsó la firma inversora Lehman Brothers en Estados Unidos, el acontecimiento que abrió la crisis en septiembre pasado.
El mes pasado, por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó un crecimiento para 2009 de 0,5 por ciento, a pesar de la desaceleración económica en el Sur en desarrollo y particularmente en los países asiáticos de industrialización reciente como Taiwán y Singapur.
Con los datos del cuarto trimestre de 2008, ahora el Banco cree, evidentemente, que eso no será posible.
Los países en desarrollo afrontarán un déficit financiero de entre 270.000 millones y 700.000 millones de dólares, dependiendo de la severidad de la crisis mundial.
Incluso en la hipótesis más benigna, "los recursos existentes de las instituciones financieras internacionales serán inadecuadas para cubrir las necesidades de financiamiento de este año", alertó. Y de concretarse el escenario más pesimista, "las necesidades financieras no cubiertas serán enormes".
La caída del comercio mundial y de la producción industrial, según el estudio, precipitaron los precios de los productos básicos —68 por ciento en el del petróleo y 38 por ciento en el de los bienes no petroleros— en el segundo semestre del año pasado.
Además, los países en desarrollo y sus pequeñas y medianas empresas han sido expulsados de los mercados de crédito porque las naciones de altos ingresos pidieron mucho dinero prestado para financiar sus paquetes de estímulo y el rescate de sus compañías.
Muchos bancos que ayudaban a países en desarrollo a captar inversiones desaparecieron virtualmente, según el estudio.
De hecho, el flujo neto de capital privado a los mercados emergentes —los más ricos entre los países en desarrollo— caerá, probablemente, a 165.000 millones de dólares este año, un tercio del correspondiente al año pasado y menos de un quinto de 2007, según el Instituto de Finanzas Internacionales.
La depreciación en la mayoría de los países en desarrollo ante el dólar, además, encareció aun más el crédito, y las remesas de inmigrantes en el Norte a sus familias en el Sur caerá, al parecer, este año por los despidos y el desempleo en las naciones en los que residen.
África subsahariana, Asia central y Europa oriental ya fueron golpeadas con dureza por este fenómeno, y los países de Asia central son "particularmente vulnerables" debido a la caída en las ganancias petroleras de las naciones del Golfo Pérsico o Arábigo.
Todos estos factores marcan graves retrocesos para el mundo en desarrollo, y en especial para los países de bajo ingreso, a pesar de que no tuvieron ninguna responsabilidad en la crisis económica.
La mayoría de esas naciones, golpeadas por el aumento de precios del petróleo y los alimentos de 2007 y 2008, carecen ahora de los recursos presupuestarios necesarios para capear el temporal.
Noventa y cuatro de los 116 países en desarrollo, de los cuales 43 se ubican en África subsahariana, ya sufrieron un enlentecimiento del crecimiento económico y son los que tienen mayores índices de pobreza.
La crisis actual abatirá los ingresos de decenas de millones de personas que ya viven por debajo de la línea de pobreza de dos dólares al día, lo que dificultará un más alcanzar la meta de reducir la proporción de pobres para 2015, uno de los Objetivos de las Naciones Unidas para el Desarrollo del Milenio.