El segundo Clásico Mundial de Béisbol, que se celebra este mes en cinco naciones, captura la atención de millones en Cuba, país donde el intenso fanatismo por el deporte de los strikes resta interés a cualquier otro suceso, aun en tiempos de cambio político y económico.
El equipo cubano procurará una actuación semejante a la de 2006, cuando alcanzó el segundo puesto del torneo. La intención es cumplir con una de las aficiones más exigentes del mundo y con la meta señalada por las autoridades: demostrar otra vez que el deporte amateur puede vencer al profesional.
"Hombre a hombre quizás Cuba no sea la mejor selección, pero supera a las demás por su espíritu de equipo. La mayoría de los jugadores llevan años jugando juntos en torneos internacionales", dijo a IPS Domingo Valle, de 54 años, asistente habitual a las peñas deportivas diseminadas por La Habana.
A su lado Ángel Gutiérrez, de 32 años, parecía menos convencido de las posibilidades de la selección cubana.
"Lo que pasó en 2006 fue una casualidad. Esta vez todos los equipos van a salir con más ganas de llevarse el trofeo, sobre todo los americanos (estadounidenses), los japoneses y los (sur) coreanos", sostuvo este joven mecánico automotriz.
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En un sondeo abierto en el blog Mi columna deportiva, del periodista cubano Miguel Ernesto Gómez, más de 50 por ciento de los votantes consideró que Cuba puede quedar entre los cuatro primeros lugares. Veinte por ciento pronosticaron que lograría el campeonato, e igual porcentaje que la eliminarían en las semifinales.
El torneo comenzará este jueves. Cuba jugará su primer partido el día 8 en México, sede del grupo B, frente a Sudáfrica. Luego debe enfrentarse a México y a Australia, antes de pasar, si se clasifica, a la fase seminal, donde posiblemente dispute con Corea del Sur o Japón.
La competición, organizada por las Ligas Mayores de Estados Unidos y la Federación Internacional de Béisbol, comienza en Tokio, con el partido entre Japón y el débil equipo de China. La final está prevista para el día 23, en la sudoccidental ciudad estadounidense de Los Angeles.
Más allá de la gloria y el mero espíritu de competencia, el enfrentamiento de los peloteros cubanos con sus homólogos profesionales es visto por el gobierno de Raúl Castro como una oportunidad para demostrar la superioridad del "deporte revolucionario", según palabras del vicepresidente Esteban Lazo.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) calculó que cerca de 4,4 millones de personas practicaban en Cuba alguna actividad física de forma sistemática en 2007.
Esta masividad responde a una vieja política del gobierno, que en 1961, dos años después del triunfo de la Revolución Cubana encabezada por el ex presidente Fidel Castro, creó el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), con la intención de convertir esas actividades en "un derecho del pueblo".
En la entrega de la bandera nacional al equipo cubano, el 19 de febrero, Lazo pidió a los 28 atletas "ser firmes y tenaces, uniendo a su probada e indiscutible calidad técnica, la disciplina, el coraje y la moral que caracteriza a los atletas de la Revolución."
"Vayan, compitan y venzan, sientan el aliento y el apoyo de Fidel, de Raúl y de todo el pueblo, que espera con alegría y orgullo el regreso de su equipo victorioso", declaró Lazo en la ceremonia, realizada en el Palacio de la Revolución.
En una de sus habituales "Reflexiones", como se titula la columna que publica en la prensa estatal, el ex presidente Castro afirmó el martes que los jugadores cubanos eran "jóvenes de primera línea y hombres de patria o muerte".
"Asumo la total responsabilidad por el éxito o el revés", escribió el líder histórico de la Revolución Cubana, luego de haber calificado de indignos a dos de los funcionarios destituidos el día antes, como parte de una amplia reestructuración gubernamental. "Las victorias serán de todos; la derrota no será jamás huérfana", indicó.
La pasión por el béisbol en Cuba se remonta al siglo XIX, cuando ganó adeptos durante las guerras de independencia contra España, aunque no desplazó al fútbol de la preferencia popular hasta las primeras décadas del siglo XX. El primer juego oficial ocurrió en 1874.
Esta nación caribeña de 11,2 millones de habitantes arrasó durante cuatro décadas con casi todos los torneos de béisbol amateur, al punto de vencer en 25 series mundiales y tres juegos olímpicos, un palmarés inalcanzable para cualquier otro país.
Sin embargo, la estrella de la otrora invencible selección de Cuba ha declinado notablemente en los últimos años. Tras recuperar el cetro olímpico en los Juegos Olímpicos de Atenas, en 2004, cedió ante Estados Unidos en el Campeonato del Mundo de 2007 y perdió la corona de los Juegos de 2008 en Beijing 2008 frente a Corea del Sur.
El descenso del béisbol coincide con la baja en otras disciplinas, lo que ha puesto en peligro la preponderancia en América Latina de Cuba, que cayó al lugar 28 en los Juegos de la capital china, por detrás de Jamaica, y ha disminuido sostenidamente su cosecha de medallas en Juegos Centroamericanos y Panamericanos.
A juicio del escritor cubano Leonardo Padura, coautor del libro de entrevistas "Estrellas del béisbol", "hay elementos que están fallando en el concepto, desarrollo y proyección del deporte nacional cubano."
En un artículo para la publicación Cultura y Sociedad, de la oficina de IPS en La Habana, el novelista llamó a no confiar sólo en las casualidades o en la suerte "para que la pelota siga siendo una pasión llena de satisfacciones para los cubanos y una parte esencial de su identidad y de su cultura."
En La Habana, Gutiérrez y Valle se preparan para vivir nuevas emociones a partir de este domingo, cuando su amado equipo salga al terreno del Foro del Sol, en la ciudad de México, para una vez más hacer muy feliz o desdichada a la afición que seguirá cada partido como el acontecimiento más importante del mundo.