DDHH-PERÚ: Exhuman a víctimas del esfumado «comandante Camión»

Entre la osamenta que se está exhumando en una fosa común del cementerio de Huanta, en los Andes del sur de Perú, Boris Ayala espera encontrar los restos de su padre Jaime Ayala, periodista como él, secuestrado por militares en 1984 y desaparecido desde entonces.

Boris Ayala busca los restos de su padre Crédito: Gentileza Adehr
Boris Ayala busca los restos de su padre Crédito: Gentileza Adehr
Boris y los familiares de otras 49 personas desaparecidas siguen con atención desde el lunes las excavaciones de un equipo de peritos forenses en el Cementerio General de Huanta, región de Ayacucho, ordenadas por la justicia para identificar los huesos mediante pruebas de ADN.

El presunto responsable de estos crímenes desapareció en 1986, pero hay indicios de que tuvo más suerte que los enterrados en Huanta.

Se supone que la fosa guarda los restos de personas desaparecidas entre julio y agosto de 1984, cuando efectivos de la marina de guerra instalaron una base en el estadio de fútbol de Huanta, al mando del capitán de corbeta Álvaro Artaza, más conocido por "comandante Camión".

Fuerzas del Estado libraban por entonces una guerra contra las guerrillas izquierdistas de Sendero Luminoso, de orientación maoísta, y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. El conflicto dejó unas 70.000 víctimas civiles entre 1980 y 2000, según el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
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"Me hice periodista para descubrir cómo mataron a mi padre, para saber dónde se encuentra su cuerpo y para llevar a los tribunales a los responsables", dijo a IPS Boris Ayala. "No voy a descansar hasta conocer toda la verdad".

En agosto de 1984, numerosos cadáveres fueron hallados en una fosa clandestina en una zona desolada de las afueras de Huanta. Las autoridades alegaron que no contaban con recursos para identificarlos y resolvieron enterrarlos en una tumba colectiva en el cementerio municipal.

Cuando fue secuestrado, Jaime Ayala era corresponsal del diario limeño La República y dirigía un programa noticioso en Radio Huanta 2000. En sus frecuentes crónicas sobre el conflicto daba cuenta de la extrema violencia con que los militares trataban a sospechosos de pertenecer a Sendero Luminoso.

Ayala también informaba de las protestas de los familiares de víctimas de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones, así como de acciones sangrientas de los senderistas.

El 31 de julio de 1984, La República publicó una crónica de su corresponsal sobre una matanza, presuntamente cometida por senderistas, y un fusilamiento de pobladores atribuido a militares. Sería el último artículo de Jaime Ayala, que tenía entonces 22 años. El 2 de agosto decidió ir en busca del "comandante Camión".

En esa fecha "mi padre se enteró de que, el día anterior, una patrulla de marinos ingresó en la casa de su madre y que la golpearon a ella y a sus hermanos, sin razón alguna. A mi abuela la amenazaron con un arma y le advirtieron que no denunciara lo que había ocurrido", relató Boris Ayala.

"Muy molesto, acompañado del administrador de Radio Huanta 2000, Carlos Paz, se dirigió a la Policía de Investigaciones del Perú para formular la denuncia, pero se la rechazaron", agregó.

"Luego fueron a la base de los marinos que estaba en el estadio de Huanta. Consultaron al ‘comandante Camión’, pero solo dejaron que entrara mi padre. Carlos Paz se quedó esperándolo en la puerta. Nunca más salió de allí", concluyó el hijo, que entonces tenía apenas cuatro meses de edad.

Un ex marino que cumplió funciones en Huanta a las órdenes de "Camión" dijo a la CVR que su jefe había puesto en una lista negra a Jaime Ayala, porque sus crónicas afectaban la imagen de la marina.

Ayala "ya estaba pedido", relató el ex militar. "Camión" decía "que Ayala chicoteaba (castigaba) duro a la marina". El propio capitán de corbeta torturó al periodista y "se le pasó la mano", según el testimonio.

"A mi padre lo mataron por ser periodista y por informar sobre las violaciones de los derechos humanos", dijo Ayala.

El capitán de corbeta fue denunciado por el secuestro y desaparición del periodista, pero negó los cargos y le dijo al fiscal que investigó el caso, Simón Palomino, que Ayala era miembro de Sendero.

Poco después de que el Poder Judicial rechazara el pedido de la marina de guerra para juzgarlo en un tribunal militar, y cuando todo estaba listo para procesarlo en el fuero ordinario, la armada comunicó al juez del caso que el acusado había sido víctima de un secuestro el 6 de febrero de 1986.

Pero la familia de Artaza consignó en su registro de herederos, al que IPS tuvo acceso, que el marino había muerto el 2 de febrero de 1986, cuatro días antes del presunto secuestro denunciado por la armada.

Según otro documento obtenido por IPS, el "comandante Camión" extendió un mandato al abogado Sergio Tapia para que lo representara legalmente el 18 de febrero de ese año, varios días después de la fecha de su muerte, según su familia, y de su secuestro, según la marina.

"Tenemos indicios de que el ‘comandante Camión’ fue sacado del país por la propia marina y hoy estaría viviendo en Estados Unidos o Canadá", dijo Boris Ayala.

El jurista Sergio Tapia ha ejercido la defensa de los marinos involucrados en la matanza de 118 reclusos del penal de El Frontón, cometida en 1986, cuando gobernaba el actual presidente Alan García.

Tapia trabaja hoy como asesor del primer vicepresidente, vicealmirante retirado Luis Giampietri, en su momento también investigado por el caso El Frontón.

Un cable enviado por la embajada de Estados Unidos en Perú al Departamento de Estado (cancillería) el 6 de marzo de 1986, refuerza las sospechas de que la marina estuvo involucrada en el presunto secuestro del "comandante Camión" para evitar que lo juzgaran.

"Creemos que la marina probablemente llevó a cabo la desaparición de Artaza para evitar un juicio (público) en el fuero civil que desacreditaría a la institución y sentaría un peligroso precedente", señala el cable, desclasificado por el no gubernamental National Security Archive (NSA).

"Es remota la posibilidad de que los terroristas hayan secuestrado a Artaza (…). Si bien es posible que Artaza se haya esfumado por sí mismo, es más probable que hubiera cooperado con la marina", agrega.

Para las autoridades judiciales, el "comandante Camión" está muerto y por eso no ordenan su búsqueda y captura.

"Todas las evidencias indican que está vivo y que su desaparición fue una maniobra para evadir a la justicia. Deben lanzar la orden de búsqueda y captura por todo el mundo", exhortó Boris Ayala.

Mientras, las exhumaciones en Huanta continuarán hasta el 23 de este mes, a cargo del Equipo Especializado Forense de Ayacucho del Instituto de Medicina Legal. Se han encontrado ya las primeras osamentas y se amplió la zona de excavación.

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