DDHH-CUBA: Damas de Blanco vuelven a la carga

Las llamadas Damas de Blanco iniciaron este martes en la capital cubana movilizaciones, que se extenderán por casi una semana e incluirán caminatas callejeras, con el fin de pedir la libertad de sus familiares opositores, encarcelados desde hace seis años.

Crédito: Patricia Grogg/IPS
Crédito: Patricia Grogg/IPS
"Somos personas pacíficas y lo que queremos es que liberen a nuestros esposos", insistió a IPS Bárbara Rojo, una de las mujeres que se dieron cita en la casa de Laura Pollán, quien suele actuar como portavoz del grupo, galardonado en 2005 con el premio Sajarov de derechos humanos.

En el primero de los seis días de campaña, uno por cada año que llevan de encarcelamiento sus parientes, las Damas programaron asistir a una misa en la iglesia católica del Sagrado Corazón, ubicada en una concurrida calle de la capital de Cuba. En tanto este miércoles acudirán a la Iglesia Catedral, sita en el corazón del casco histórico de la Habana Vieja.

Como es habitual, las mujeres se desplazan a pie, organizadas en fila, con un gladiolo en sus manos y las fotografías de sus familiares en el pecho. A su paso, muchos transeúntes las observan en silencio, pero en ocasiones han sido enfrentadas con gritos y consignas revolucionarias por civiles que según las Damas siguen órdenes oficiales.

En esta ocasión, algunas integrantes del grupo que residen en ciudades o pueblos del interior del país no habrían podido llegar a La Habana tras ser retenidas en sus hogares por las llamadas "brigadas de respuesta rápida", que actúan también por cuenta de las autoridades, según Rojo.
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En una carta dirigida al presidente de Cuba, Raúl Castro, las mujeres responsabilizaron a las autoridades de eventuales "nuevas provocaciones" y "lo que pueda ocurrir con nuestra integridad física y nuestras vidas".

La nueva ofensiva de las Damas de Blanco coincide con el viaje del Comisario para el Desarrollo y Ayuda Humanitaria de la Unión Europea, Louis Michel, quien asistirá este miércoles y el jueves en La Habana a un seminario sobre las relaciones de cooperación entre el bloque y Cuba.

"Le hemos hecho llegar una carta privada al Comisario (…), no creo que se reúna con nosotras ni con nadie (de la oposición), pero creo que es importante que venga en esta fecha", afirmó Pollán, quien recordó que en su visita anterior, en octubre, Michel se abstuvo de conversar con grupos de la disidencia interna.

En su misiva a Castro, las mujeres solicitaron tolerancia para el ejercicio de sus demandas, amparado constitucionalmente, y la libertad "inmediata e incondicional" de sus parientes.

Las Damas de Blanco son hijas, esposas o madres de 75 disidentes arrestados entre el 18 y el 20 de marzo de 2003 y condenados a penas que oscilan entre seis y 28 años de cárcel, bajo el cargo de conspirar con Washington con fines subversivos.

De ese total de personas, 54 aún permanecen en prisión, uno recuperó su libertad luego que cumplió su sentencia y los 20 restantes fueron excarcelados con licencia extrapenal, una figura que se aplica cuando las condiciones penales son incompatibles con la salud del prisionero. Varios de estos últimos residen actualmente en el exterior.

Esas detenciones coincidieron con el clima de tensión creado por varios secuestros de embarcaciones aéreas y marítimas por personas que pretendían emigrar a Estados Unidos, uno de los cuales desembocó en la aplicación de la pena de muerte a tres de ocho raptados de una nave con todo su pasaje a bordo.

Según documentos de la cancillería cubana, los sancionados realizaban "actividades para el derrocamiento del orden político, económico y social decidido por el pueblo cubano" y "actuaron financiados y bajo instrucciones de una potencia extranjera".

Sin embargo, las Damas de Blanco insisten en que los 75 fueron encarcelados injustamente y recuerdan que la organización humanitaria Amnistía Internacional los reconoció como "prisioneros de conciencia" debido a que sus actividades no son condenables "en ningún país que disfrute de una verdadera democracia".

En reacción a los arrestos, la Unión Europea aplicó a Cuba una serie de medidas diplomáticas que limitaron las visitas gubernamentales bilaterales de alto nivel, abrieron la práctica de invitar disidentes a sus recepciones oficiales por fechas patrias y redujeron la participación de países comunitarios en acontecimientos culturales de Cuba.

A su vez, La Habana "congeló" su relación con las embajadas europeas. La suspensión definitiva de las resoluciones de castigo de Bruselas, en junio de 2008, cedió el paso al inicio del diálogo político entre Cuba y la UE y un relanzamiento de la cooperación bilateral.

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