Al reconocer la limpieza del referendo constitucional del domingo en Venezuela, el gobierno de Estados Unidos mostró su disposición a aliviar las tensiones en el vínculo bilateral, según expertos en política latinoamericana.
"Este proceso, en su mayor parte, fue plenamente consistente con el proceso democrático", a pesar de los "preocupantes reportes de intimidación", dijo este martes el portavoz del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense Gordon Duguid.
"Esto es un asunto del pueblo venezolano", dijo Duguid, respondiendo la pregunta de un periodista sobre el reconocimiento de los resultados por parte de Washington.
La enmienda constitucional, aprobada por 54 por ciento de los sufragios emitidos el domingo, permite al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, presentarse como candidato para encabezar por tercera vez el gobierno de su país en las elecciones de 2012.
Se trata de un cambio de tono significativo desde la retórica hostil del gobierno del ex presidente George W. Bush (2001-2009), quien llegó al extremo de aplaudir en 2002 un intento de golpe de Estado contra Chávez.
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Chávez había criticado el mes pasado al actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien había cuestionado el supuesto apoyo de su par venezolano a las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Pero el sábado manifestó su disposición a participar en un diálogo directo con Obama para restaurar las relaciones.
"Cualquier día es propicio para hablar con el presidente Barack Obama", dijo entonces a representantes de la prensa extranjera. Además, sugirió que una reunión entre ambos podría registrarse incluso antes de la Cumbre de las Américas, que se celebrará el 17 de abril en Trinidad y Tobago.
Expertos en Washington consideran altamente improbable una reunión antes de la conferencia presidencial, pero, de todos modos, es generalizada la percepción de que ambos jefes de gobierno están abiertos a una relación más positiva.
"No creo que el gobierno de Obama se apresure a acercarse a Chávez, porque eso impulsaría la posición política" del presidente venezolano, dijo el experto en asuntos andinos Michael Shifter, de la organización Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
"Pero sí creo que serán cordiales y discretos, y que tratarán de apretar el botón de 'reset' para ver cómo disfrutar de relaciones más constructivas. Ciertamente, no con línea dura, pero tampoco con cálidos 'abrazos'", dijo Shifter, quien pronunció esta última palabra en español.
Existe espacio para mejorar las relaciones. Con Bush en la presidencia, se deterioraron mucho, en particular luego del intento de golpe de 2002, el cual, según Chávez, fue activamente apoyado por Washington, que lo niega.
El presidente venezolano cortó todos los vínculos militares entre los dos países, así como la cooperación de su país en la guerra contra las drogas, al tiempo que cultivaba buenas relaciones con adversarios de Estados Unidos como Irán y Rusia.
Durante buena parte de la presidencia de Bush, sus principales asesores para América Latina, entre ellos Otto Reich y Roger Noriega, lanzaron duros ataques contra Chávez, en especial por su amistad con el ex presidente de Cuba, Fidel Castro.
El sucesor de Reich y Noriega, Thomas Shannon, atemperó esa retórica cuando asumió la tarea en 2005, pero los vínculos siguieron deteriorándose. De todos modos, la relación económica —en particular las ventas de petróleo venezolano a Estados Unidos— nunca parecieron estar bajo amenaza.
En septiembre, Chávez expulsó al embajador de Estados Unidos en Venezuela "en solidaridad" con el presidente de Bolivia, Evo Morales, que había hecho lo mismo luego de acusar al representante de Washington en La Paz de alentar a las fuerzas secesionistas en ese país.
El gobierno de Bush, a su vez, expulsó al embajador de Venezuela en Estados Unidos.
Obama, que mencionó en muy pocas ocasiones a Chávez durante la campaña electoral, aún no ha propuesto a los principales funcionarios de su gobierno a cargo de las relaciones con América Latina.
Quien resulta mencionado con más frecuencia como secretario de Estado adjunto para Relaciones Hemisféricas, Arturo Valenzuela, integró el Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de Bill Clinton (1993-2001).
También se habla de Daniel Restrepo, a quien se considera cercano al presidente colombiano Álvaro Uribe, de y Fulton Armstrong, ex analista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) experto en América Central quien tuvo choques con funcionarios del Departamento de Estado durante el gobierno de Bush.
La demora de Obama en realizar esas designaciones es una de las razones por las que se estima que la distensión con Venezuela tomará algún tiempo.
"Sospecho que permanecerá en 'modo de escucha', incluso durante la cumbre" en Trinidad, dijo John Walsh, experto en la región andina de la no gubernamental Oficina de Washington para América Latina (WOLA).
Pero Walsh detectó, de todos modos, "un nuevo tono y una actitud más constructiva" de Obama hacia Venezuela y los asuntos latinoamericanos en general. "Es lo que esperaba la gente", añadió el experto, para quien Chávez debería ofrecer gestos de reciprocidad.
"Con los precios del petróleo en picada, cicatrizar las heridas sería algo bueno desde la perspectiva venezolana", sostuvo Walsh.
Muchos analistas advierten, de todos modos, que el acercamiento no será sencillo.
"Obama tiene un perfil y antecedentes personales muy distintos" de los de Bush, por lo que a Chávez "se le hará mucho más difícil pintarlo como un imperialista yanqui" como lo hizo con su antecesor, sostuvo Shannon O'Neil, experto en América Latina del Consejo sobre Relaciones Exteriores.
"Pero Chávez siempre necesitará algún tipo de oposición, y Estados Unidos es para él una elección fácil", añadió.
Una comisión interamericana encabezada por el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo y el ex embajador estadounidense en la ONU Thomas Pickering urgió a Obama a adoptar un "enfoque calibrado y no de enfrentamiento en sus relaciones con Venezuela".
El vínculo deberá "basarse sobre el respeto mutuo y la no intervención en los asuntos internos de cada país y de los vecinos", agrega el informe de la comisión, promovido por la Institución Brookings, centro de estudios del que proceden buena parte de los funcionarios del gobierno de Obama.
La prioridad de Obama debería ser el regreso de los embajadores de cada país a las capitales respectivas, para entonces identificar áreas de cooperación, dijo Shifter a IPS.
"Chávez ha dicho que necesita gobernar hasta 2012 para acabar con la delincuencia en Venezuela. Buena parte de la criminalidad allí tiene conexión con el narcotráfico, por lo que restaurar la cooperación en esa área ayudará a reconstruir la confianza", concluyó.