La llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos siembra optimismo en Rusia, donde funcionarios y expertos pronostican una mejoría en las relaciones tras un periodo de creciente tensión.
"Los principales desafíos para Obama y para la secretaria de Estado (canciller) Hillary Rodham Clinton frente a Rusia se refieren a visiones encontradas sobre el papel de Moscú en la era post-soviética", dijo a IPS Yevgeni Volk, jefe de la oficina en esta ciudad del centro académico The Heritage Foundation.
"Rusia sigue incluyendo a las repúblicas ex soviéticas bajo su esfera de influencia, mientras Estados Unidos considera que son independientes y libres de tomar sus propias decisiones, incluido el ingreso a alianzas de seguridad como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)", explicó.
"De ahí que la posible integración de Georgia y Ucrania a la OTAN, o su posible alineación con Rusia o con Estados Unidos, será el principal factor de discrepancia entre Washington y Moscú", añadió.
En el gobierno de George W. Bush, Estados Unidos procuró acelerar la integración de esas dos repúblicas ex soviéticas a la OTAN. Pero Moscú se opone de forma rotunda, pues teme que eso represente una amenaza para su seguridad nacional.
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Esas diferencias surgieron durante el gobierno de Bush, según Volk, y es poco probable que se solucionen en el de Obama.
"La cuestión es si tanto Moscú como Washington están dispuestos a renunciar a sus intereses en la era post-soviética. Por ahora esa posibilidad no está a la vista", señaló.
A la elite rusa no le agradó un comentario de Obama en su discurso de investidura: "Para aquellos que se aferran al poder mediante engaño y corrupción y silenciando a la oposición, sepan que están del lado equivocado de la historia, pero sólo les daremos una mano si están dispuestos a relajar el puño."
La actual política exterior rusa es similar a la de la hoy disuelta Unión Soviética, concentrada en contener el liderazgo mundial de Estados Unidos.
Volk considera que "mantener cierto enfrentamiento con Estados Unidos le permite al Kremlin lidiar con problemas políticos internos, cohesionar a la sociedad frente a un enemigo externo, distraer la atención de asuntos locales como la gran corrupción y justificar el enorme gasto militar".
Tampoco está clara la posición de Estados Unidos.
"No creo que el nuevo gobierno tenga una política hacia Rusia", sostuvo Boris Kagarlitsky, director del Instituto de Estudios sobre Globalización en Moscú. "Tampoco está claro si Moscú es, para Washington, un adversario o un amigo y socio. Además, la situación en este país cambiará. Eso no le facilita las cosas al nuevo gobierno".
Una forma de avanzar es que "se frene la concentración militar estadounidense en Europa central", señaló. "Eso será interpretado por Moscú como una señal de buena voluntad del nuevo gobierno."
El primer ministro Vladimir Putin reiteró su pedido para que Obama cumpla su promesa de campaña respecto de las relaciones ruso-estadounidenses.
"Esperamos ver en la práctica lo que vimos durante la campaña electoral", declaró. "Obama parece una persona abierta y sincera". Pero "el tiempo dirá".
Rusia se opuso a los planes estadounidenses de construir un sistema de defensa antimisiles en Europa central y a que Georgia y Ucrania se unan a la OTAN, pero Putin señaló que Obama dio "señales positivas".
El primer ministro ruso sostuvo que ambos países tienen muchas preocupaciones comunes, como el control de armas, Medio Oriente, Irán y Afganistán, a las que se suma ahora la crisis económica y financiera internacional.
"Escuchamos y estamos totalmente de acuerdo en que tenemos mucho en común. Estamos listos para trabajar en equipo", señaló Putin.
El presidente ruso Dimitri Medvédev también intervino.
"Naturalmente, con un nuevo gobierno en Estados Unidos contamos con que las relaciones entre ambos países se desarrollen, dado que muchos problemas aumentaron en los últimos tiempos", señaló Medvédev en reunión con el embajador en Estados Unidos Serguei Kisliak.
En una sesión de confirmación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Hillary Rodham Clinton señaló que tiene previsto trabajar en estrecha colaboración con Rusia en asuntos económicos, de seguridad y de no proliferación y control de armas.
"El contenido de la declaración de Clinton era previsible", según Victor Kremeniuk, subdirector del Instituto Estados Unidos y Canadá en Moscú. "El nuevo gobierno abandona la postura unipolar y podemos ver cómo se define un concepto que difiere de la política de Bush."
"El comentario de Clinton muestra la disposición de Estados Unidos a establecer relaciones buenas y constructivas con Rusia", apuntó.
Obama ya había declarado que quería componer las relaciones entre Washington y un Moscú "cada vez más autoritario".
"Queremos cooperar con ellos en las áreas que se pueda. Hay un montón de cuestiones, en especial respecto de la no proliferación de armas y el terrorismo en el que podemos cooperar", señaló Obama.
Pero Estados Unidos también debe enviar un mensaje claro a fin de garantizar que Rusia no "acose a sus vecinos".