La negativa de la viuda del célebre escritor argentino Jorge Luis Borges frenó un inminente proyecto de ley para repatriar sus restos desde Suiza. Pero la iniciativa desató discusiones sobre la última voluntad del autor de «Ficciones» y muchos quieren seguir la pelea.
El escritor, que describió como pocos las calles y arrabales de sus Buenos Aires natal, murió el 14 de junio en Ginebra con 87 años a causa de un cáncer de hígado y sus restos yacen desde entonces en el cementerio de Plainpalais. Hasta allí había llegado Borges en compañía de María Kodama, con quien se casó 10 meses antes de fallecer.
En diálogo con IPS, Alejandro Vaccaro, uno de sus biógrafos y flamante presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), aseguró que Borges "decidió ir a morir a Ginebra, pero en ningún momento manifestó que quería que sus restos permanecieran allí pese a que tuvo oportunidades de hacerlo", remarcó.
Vaccaro es un estudioso de la obra de Borges y un coleccionista de sus libros, cartas y manuscritos, con el que se realizaron muestras itinerantes. Es además el principal impulsor de la instalación de un museo sobre vida y obra de este autor que en vida recibió numerosos premios, entre ellos el Cervantes en 1979, y sus poemas y cuentos fueron traducidos a una treintena de idiomas.
La propuesta del museo de Borges está aún a estudio de la Secretaría de Cultura de Argentina.
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Borges, según Vaccaro, manifestó en poemas, antologías y conversaciones informales su deseo de ser depositado en la bóveda que la familia tiene en el cementerio de la Recoleta, en un barrio cercano al centro de Buenos Aires. Su viuda no lo niega, pero relativiza esas expresiones que fueron realizadas muchos años antes de su muerte.
Borges fue educado en su primera juventud en Suiza, pero vivió casi toda su vida en Buenos Aires.
Vaccaro había sido consultado por la diputada Beatriz Lenz, quien preparaba un proyecto para repatriar los restos de Borges y otros afamados intelectuales y artistas argentinos como el también escritor Julio Cortázar (1914-1984), muerto y sepultado en Francia, y del músico Alberto Ginastera (1916-1983), cuyos restos descansan en Suiza al igual que los de Borges.
El autor de "El señor Borges" y de "Georgie: 1899-1930. Una biografía de Jorge Luis Borges", se reunió con Lenz, del Frente para la Victoria, el gobernante sector centroizquierdista del Partido Justicialista. De ese modo colaboró en la redacción de los fundamentos de la iniciativa, que recibió adhesiones de otros legisladores, de escritores y de intelectuales.
En Argentina hubo otros próceres y artistas insignes cuyos restos fueron devueltos al país al cabo del tiempo. Es el caso del mayor héroe de la independencia, José de San Martín (1778-1850), repatriado desde Francia, de Domingo Sarmiento (1811-1888) de Paraguay, de Juan Manuel de Rosas (1793-1877) desde Gran Bretaña, y de Juan Bautista Alberdi (1810-1884) de Francia.
También fueron regresados al país los restos del escritor Ricardo Guiraldes (1886-1927), amigo de Borges y muerto en Francia. Los del famoso cantante de tangos Carlos Gardel, muerto en 1935 en Colombia, y más recientemente del poeta Juan Crisóstomo Lafinur (1797-1824), fallecido en Chile.
Pero en el caso de Borges resulta más complejo por la resistencia de Kodama. La SADE prevé realizar encuentros de especialistas "a fin de propiciar el debate" acerca del lugar en el que deben yacer no sólo los restos mortales de Borges sino también los de otros argentinos célebres que murieron en el extranjero.
Roberto Alifado, escritor, amigo y colaborador de Borges, además de miembro de la SADE, está de acuerdo en que el creador de "El Aleph" expresó en reiteradas oportunidades su deseo de ser enterrado en la Recoleta.
No obstante, la viuda se reunió este mes con la diputada Lenz luego de lo cual ésta abandonó la idea. Dijo que lo hacía para evitar "un hecho traumático" que genere "polémica" o "angustia".
Su propuesta, dijo, había sido la de rendir un homenaje. "María Kodama es la heredera universal de Borges y pretender hacer algo en contra de su voluntad es absurdo", declaró Lenz a medios periodísticos. De esa manera, el proyecto quedó suspendido, pero la polémica ya se había disparado.
Poco antes de la reunión, en declaraciones radiales, la viuda había expresado que "en una democracia ninguna persona de ningún partido puede disponer del cuerpo de otra persona, que es lo más sagrado".
Frente a esta polémica ya lanzada, la SADE prevé realizar encuentros de especialistas "a fin de propiciar el debate" acerca del lugar en el que deben yacer los restos mortales de Borges y de otros.
Vaccaro cree que, si quería, Borges podía haber expresado su voluntad de ser sepultado en Suiza cuando realizó su segundo y definitivo testamento, meses antes de morir, o cuando en vísperas de su fallecimiento difundió un comunicado mediante una agencia internacional de noticias en el que pidió que lo dejaran tranquilo.
El presidente de la SADE sostuvo que el último año de la vida de Borges junto a Kodama está rodeado de misterio. En pocos meses cambió de médicos, se casó, modificó su testamento en beneficio de su compañera, se fue a vivir a Suiza, revocó su decisión de ser cremado y cortó lazos con familiares y amigos entrañables.
En "El señor Borges", el ama de llaves del escritor y que vivió con él y su madre por 35 años le cuenta a Vaccaro que ella fue testigo de un acto notarial en el que Borges autorizaba la incineración de sus restos, y que luego Kodama se enojó con el escritor por ese acto. De hecho, no cumplió con aquella voluntad.
Al morir el escritor, su hermana, la artista plástica Norah Borges, escribió al diario local La Razón una carta en la que se manifestó sorprendida por la muerte de su hermano y por la decisión de dejar sus restos en Suiza y no en la bóveda que la familia en la Recoleta.
"Me he enterado por los diarios que mi hermano ha muerto en Ginebra, lejos de nosotros y de muchos amigos, de una enfermedad terrible que no sabíamos que tuviera", dice. "Me extraña mucho que su última voluntad fuera ser enterrado ahí, siempre quiso estar con los antepasados y con nuestra madre en la Recoleta".
En el cementerio de la Recoleta descansan los restos de sus padres, su hermana y otros familiares. Pero ese sitio fue heredado por los sobrinos del escritor, los hijos de Norah, que no tienen vínculos con su viuda, y que fracasaron una vez ante la justicia suiza en el pedido de repatriar los restos de Jorge Luis Borges a Buenos Aires.