Al parecer, las elecciones convocadas para este domingo en las comunidades españolas de Galicia y el País Vasco requerirán negociaciones posteriores para designar gobiernos, ante la probable ausencia de ganadores absolutos, según varios sondeos.
Quienes presiden las comunidades autónomas, así como el Consejo de Ministros de España, resultan de los votos de los respectivos parlamentos, pues la ciudadanía no elige presidentes, sino representantes en el Poder Legislativo.
Dos socialistas, Patxi López, en el norteño País Vasco, y Emilio Pérez Touriño, en la noroccidental Galicia, son los que cuentan con mayores posibilidades, el primero para ser designado presidente y el segundo para renovar su actual mandato presidencial.
Además de López, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), otro candidato con ventaja es el actual presidente de la comunidad vasca, Juan José Ibarretxe, del Partido Nacionalista Vasco (PNV).
Por su parte, Pérez Touriño (PSOE) competirá con Alberto Núñez Feijóo, del centroderechista y opositor Partido Popular (PP), por el gobierno de Galicia, una de las 17 comunidades autónomas que conforman España.
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En Galicia los nacionalistas pueden hacer posible la permanencia de Pérez Touriño en la presidencia, mientras en el País Vasco, un triunfo socialista dependerá de la posición que adopten el PP y la Unión, Progreso y Democracia (UPD), partido fundado por Rosa Díez al romper en 2007 con el PSOE.
Los socialistas gobernaron el País Vasco entre febrero de 1978 y junio de 1979, cuando se realizaron las primeras elecciones tras la muerte del dictador Francisco Franco (1939-1975).
En 1980, el PNV tomó las riendas, con apoyo socialista, y se mantuvo en el poder en los últimos años, con respaldo de la izquierda nacionalista e inclusive del brazo político de la violenta organización separatista ETA, considerada terrorista por el gobierno y la justicia de España.
El gran cambio de los últimos años fue la ilegalización de la fuerza política vinculada a ETA, que varias veces eludió la proscripción creando partidos con otros nombres hasta que en 2007 la justicia se lo impidió y determinó que la prohibición continuaría mientras el grupo no abandonara definitivamente las armas.
No parece ser esa una decisión próxima. El jueves, la ETA calificó en un comunicado de antidemocráticas las elecciones de este domingo, de las que emergerá, añadió, "un parlamento del fascismo, constituido con la misma legitimidad democrática que los ayuntamientos franquistas". Por ello aboga por el voto en blanco o la abstención.
Todas las encuestas coinciden en que el PNV y el PSOE podrían obtener entre 25 y 27 escaños cada uno, así que necesitarán de otros partidos para sumar al menos 38 de los 75 diputados de la cámara parlamentaria, imprescindibles para formar gobierno.
Según los sondeos, el PP lograría entre 13 y 14 escaños. El dirigente de ese partido en el País Vasco, Antonio Basagoiti, anunció su apoyo a la investidura de Patxi López, aunque sin formar parte de su gobierno. La del PP es una posición claramente contraria a los nacionalistas.
Si el apoyo del PP resultara insuficiente para el PSOE, la llave del tesoro quedaría en manos de Díez, que resultaría electa legisladora, según las encuestas, e incluso su UPD podría obtener otro escaño. Se podría decir, así, que hay gran probabilidad de que el nacionalismo pierda el gobierno y se abra una nueva etapa en el País Vasco.
En Galicia, en cambio, los nacionalistas podrían no sólo seguir siendo aliados de los socialistas en el gobierno, sino aumentar su representación parlamentaria.
Pero hay otros datos a tener en cuenta. Así como los sondeos indican que el Bloque Nacionalista Gallego ganaría más escaños, también pronostican que el PSOE perdería algunos, en tanto el PP se ubicaría a uno o dos puntos de obtener la mayoría absoluta, con 38 o más legisladores.
Una clave podría llegar del otro lado del océano Atlántico, con la voluntad que expresen los gallegos residentes en el exterior y habilitados para sufragar. Ya en las anteriores elecciones, ese sector fue decisivo para el triunfo socialista, algo que llevó a Núñez Feijóo a decir que esperaba que el resultado electoral "no sea modificado" con el voto de los emigrantes.
En los comicios de cuatro años atrás, los cómputos realizados en Galicia daban el triunfo al PP por escaso margen, pero al sumarse días después los resultados de los votos en América, las cuentas se dieron vuelta y llevaron a la presidencia al candidato socialista.
Tanto en Galicia como en el País Vasco participaron activamente en la campaña electoral el jefe del gobierno y del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y su adversario, el jefe del PP, Mariano Rajoy.
Dos millones y medio de votantes de Galicia y 1,7 millones de la comunidad vasca dirán la palabra final.