El «culto a los resultados tangibles» en la asistencia al Sur pobre es contraproducente, advirtió Ramón E. Daubón, presidente de The Esquel Group, red dedicada a la promoción de la equidad social y el desarrollo sustentable que opera en América del Norte y del Sur.
En un informe que elaboró para el no gubernamental Instituto para la Democracia en Sudáfrica, Daubón aseguró que la ayuda no alentará un avance socioeconómico sustentable si los países receptores no toman a su cargo lo que él denomina "desarrollo autóctono".
Esto es lo contrario a lo que sucede hoy: los donantes dependen del asesoramiento de expertos y de elites comunitarias. Como consecuencia, las comunidades beneficiarias se han convertido en clientes que dependen de una filantropía infinita.
Para cambiar esta situación, los donantes deberían apartarse de la modalidad de asistencia de soluciones rápidas e incluso asumir un cambio en las relaciones de poder con quienes reciben su ayuda, escribió Daubón..
IPS dialogó con este experto de nacionalidad puertorriqueña, en busca de lecciones para África basadas sobre su experiencia en América.
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IPS: Críticos del actual manejo de la asistencia al desarrollo, en África esta ayuda arrojó más fracasos que éxitos. ¿Por qué?
RAMÓN DAUBÓN: Es difícil definir "éxitos" o "fracasos", pero desde el exterior parece que África tiende a tener más problemas que la mayoría de las otras regiones.
La historia colonial tiene mucho que ver con esto, pero también depositaría buena parte de la culpa en que la asistencia al desarrollo no logró un modo de intervención más adecuado a la realidad institucional africana.
Conozco poco de la experiencia africana, pero creo que la ayuda puede haber alentado los conflictos y retrasado el desarrollo al estimular la dependencia —y la competencia por los favores— de los "dioses del desarrollo" del exterior.
IPS: Sin los "dioses del exterior", ¿qué forma de asistencia sería adecuada para la realidad institucional africana?
RD: Hay dos clases de asistencia: el alivio de desastres y la asistencia al desarrollo. El primero, lamentablemente es indispensable e inevitable, pero debería ser de corto plazo, como la ayuda luego de catástrofes, las campañas de vacunación, etcétera. No hay un estigma asociado con eso.
La segunda modalidad tiene el objetivo de lograr resultados a largo plazo, algunos de los cuales mitigan, con el tiempo, la necesidad de parte de la asistencia del primer tipo. A medida que un país avanza tiene menos necesidad de ayuda en materia de vacunación, por ejemplo.
En este punto es que fracasó la asistencia al desarrollo. Abordó los síntomas de la pobreza de las naciones —falta de ingresos y de escuelas, entre otras carencias— pero no la causa de estos problemas: la incapacidad institucional de los países para gobernarse bien a sí mismos.
En todo caso, traer expertos extranjeros para atacar los síntomas retrasa el desarrollo autóctono de esa capacidad.
IPS: En el informe que le encomendó el Instituto para la Democracia en Sudáfrica, usted recomendó a los donantes del sector privado verse a sí mismos como inversores cívicos. ¿Qué son inversores cívicos? ¿Por qué es importante que la comunidad de donantes asuma ese rol?
RD: Porque de otro modo no estarán "haciendo desarrollo", sino simplemente despilfarrando el dinero. Cuando el dinero se termina, todo se detiene. De este modo hemos perdido 60 años de asistencia al desarrollo mal concebida.
El desarrollo requiere un apoyo institucional, que a su vez requiere una buena gobernanza, que a su vez requiere un fuerte control ciudadano sobre la vida pública. Invertir directamente en "desarrollo" mientras se pasa por alto todos los otros prerrequisitos produce lo que desafortunadamente hemos llegado a ver.
El desafío para la asistencia al desarrollo es promover la inversión en capacidad cívica, hacer "inversiones cívicas". Primero y por sobre todo, los donantes deberían verse a sí mismos como inversores.
IPS: ¿Eso es viable? Crear capacidad de gobernanza, responsabilidad y transparencia en países donde se requiere asistencia humanitaria lleva tiempo. Mientras, ¿cómo se atienden las demandas inmediatas de la población?
RD: Los de afuera pueden asistir inmediatamente esas necesidades desesperadas, al mismo tiempo que apoyan proyectos que comprometan al público con el aprendizaje de cómo abordar sus propias necesidades a largo plazo.
IPS: ¿Invertir en la capacitación no se convertirá en un agujero negro, con talleres y conferencias tragándose el dinero de la asistencia sin resultados tangibles? Ni siquiera los gobiernos represores permitirían el ingreso aun de asistencia humanitaria con condiciones como la buena gobernanza.
RD: Me siento agraviado por el culto a los "resultados tangibles". La carrera por alcanzarlos lleva a los donantes a apresurarse a brindarlos directamente, en lugar de ayudar a los beneficiarios a aprender a lograrlos por sí mismos.
No estamos hablando de realizar conferencias, sino más bien de apoyar proyectos bien concebidos que obliguen a la gente a aprender colectivamente cómo tomar decisiones, diseñar planes, ejecutarlos y evaluar si funcionan. Esto lleva más tiempo, sin dudas. Pero, contrariamente al enfoque de las soluciones rápidas, los resultados son sustentables.
Y, a propósito: la gobernanza surge muy lentamente y desde abajo. Los donantes no pueden reclamarla, pero pueden ayudar a los beneficiarios a diseñar proyectos que en el curso de su ejecución les permitan descubrir que pueden gobernarse bien a sí mismos.
IPS: ¿No existe peligro de que los donantes occidentales en el mundo en desarrollo sean vistos como entrometidos?
RD: Cada sociedad debe desarrollar su propio estilo de gobernanza. Pero los donantes pueden ayudarlos a descubrir cuál es su estilo. Personalmente suscribo algunos valores indispensables, sobre todo los contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
IPS: Muchos críticos de la asistencia dicen que convierte en mendigos a quienes supuestamente deben ser ayudados.
ED: Sí, y ése es el peor daño hecho por la asistencia al desarrollo: convierte a comunidades y a países enteros en suplicantes.
IPS: Usted ha dicho que la participación en la vida pública es importante si las comunidades quieren ayudarse a sí mismas. ¿Puede explicar esto?
RD: La unidad de análisis del desarrollo es la comunidad. Sin dudas, el entorno político es clave, pero la demanda efectiva y la implementación de medidas de gobernanza se procesan en las comunidades. A esos efectos, las comunidades deben aprender a articular y ejercer su voz pública. Tienen que aprender a pensar, a hablar y a actuar como comunidades.
No hay países pobres, sino países mal administrados.
IPS: ¿Hay una fórmula mágica para la intervención de donantes?
RD: No hay tal fórmula mágica. Cada país debe descubrir su propio camino. El poeta español Antonio Machado escribió una vez: "Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar." La asistencia al desarrollo puede ser muy útil para ayudar a que los países lo descubran.