A veces tumultuosos y apasionados, los debates en los organismos de la ONU sobre la vigencia de los derechos humanos en Cuba siempre atrajeron a diplomáticos y especialistas en la materia.
Este jueves, la investigación sobre Cuba efectuada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) volvió a captar la atención de gobiernos y de la sociedad civil, pero ahora la discusión transcurrió en un ambiente diferente.
La delegación cubana, encabezada por la ministra de Justicia, María Esther Reus, y por el viceministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, dio sin interrupciones su versión sobre el estado de los derechos humanos en esa isla del Caribe y respondió algunas de las preguntas presentadas por los países y las organizaciones no gubernamentales.
La ministra cubana estimó que "ha sido muy positiva la reacción" de los países. Sobre todo, al reconocer las conquistas que ha tenido Cuba "en su empeño de cada vez tener mucho más garantizados los derechos humanos de sus ciudadanos", dijo Reus a IPS.
La enviada de La Habana recordó que, conforme a las normas del Consejo, su país aguarda las recomendaciones que propondrán los miembros de la "troika" encargada de equilibrar las demandas de las demás delegaciones. En el caso de Cuba, está integrada por Bosnia-Herzegovina, Gabón y Uruguay.
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Sencillamente, cumpliremos el procedimiento y las reglas establecidas por el Consejo de Derechos Humanos, aseguró la ministra. El organismo deberá pronunciarse sobre las recomendaciones de la troika en su sesión del lunes 9.
La mayoría de las delegaciones gubernamentales que intervinieron en el debate reconocieron los logros alcanzados por el régimen revolucionario desde su ascenso al poder en 1959. Fueron mencionados los progresos en los campos de la salud y de la educación y, en particular, la solidaridad cubana con otros países en esas mismas materias.
El bloqueo económico impuesto por Estados Unidos contra Cuba fue censurado por los países en desarrollo e inclusive por algunos occidentales, como Suiza. En tono irónico, Irán pidió a Cuba que compartiera con las demás naciones los secretos que le han permitido sobrevivir y progresar a pesar del embargo estadounidense.
Brasil dijo que las dificultades que afronta Cuba son agravadas por un bloqueo económico "incompatible con la promoción y la protección de los derechos humanos".
Las intervenciones más punzantes, de Israel y la República Checa, demandaron la liberación de defensores de derechos humanos, periodistas y otras personas "detenidas ilegalmente" y reclamaron también la independencia del Poder Judicial.
Dirigentes de organizaciones de derechos humanos que asistieron al debate sostuvieron que Israel había expuesto ideas concertadas con Estados Unidos. Sin embargo, expertos en la materia descartaron la posibilidad de que Washington haya apelado a otro gobierno, aun a un estrecho aliado, para transmitir sus opiniones.
Estados Unidos, que no forma parte de los 47 miembros elegidos del Consejo, envía a las sesiones del organismo a funcionarios de bajo rango que dejan deliberadamente vacíos los escaños correspondientes a la delegación.
Esta actitud, manifestada desde junio de 2008 y que persiste ahora con pese al cambio de gobierno en Washington, fue atribuida al disgusto de la administración del ex presidente George W. Bush con la preeminencia adquirida en el Consejo por un bloque mayoritario integrado por países en desarrollo y por naciones islámicas.
La República Checa fue, junto con Polonia, una de las naciones ex socialistas más vociferantes contra Cuba. Polonia abandonó esas posiciones, concentrada ahora aparentemente en cuestiones internas más acuciantes.
En cambio, la representación de Praga, que en el pasado proponía proyectos de resolución contra Cuba auspiciados por Estados Unidos, volvió esta vez a presentar demandas apremiantes, aunque sin adjetivaciones.
En cambio, los representantes de países miembros de la Unión Europea (UE) que intervinieron en el debate equilibraron reclamos sobre aspectos de la vigencia de los derechos humanos en Cuba con reconocimientos de los resultados obtenidos por el gobierno en salud y educación, a la vez que saludaron la liberación de algunos presos políticos.
Fuentes no gubernamentales estimaron que el tono de las intervenciones de los países de la UE responde a un descongelamiento producido en los últimos meses en las relaciones entre Bruselas y La Habana, luego de un distanciamiento que se acentuó en 2003 cuando fueron detenidas 79 personas disidentes, de las cuales más de 50 permanecen todavía encarceladas, según dijo la representación británica.
En el caso de Italia, la intervención de su representante saludó la "moratoria de hecho" que existe en Cuba desde 2003 a la aplicación de la pena de muerte y también a la política gubernamental de transformar las sentencias de muerte en cadena perpetua.
La ministra Reus sostuvo que, por razones de principios, Cuba es contraria a la pena capital y declaró que esa clase de condena será abolida "cuando existan condiciones propicias".
Entre las delegaciones latinoamericanas que hablaron en el debate, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela resaltaron aspectos positivos de la política cubana en la materia. Colombia, aunque en un lenguaje más austero, también se limitó a opinar sobre esos ángulos.
Como otros países, Brasil recomendó a Cuba que se adhiera al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y que acelere la ratificación del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y del Pacto de los Derechos Civiles y Políticos.
Chile valoró el anuncio de Cuba de que ratificará la Convención sobre Desapariciones Forzadas de Personas y demandó una efectiva independencia en la administración judicial y una legislación de excepción debidamente acotada.
La representación chilena recomendó igualmente una adecuada protección a los defensores de derechos humanos, así como para los opositores políticos, una garantía a la libertad de expresión y el respeto a la libertad de circulación dentro y fuera de Cuba.
La única nota desusada de la sesión fue la intervención del representante de Sri Lanka, embajador Dayan Jayatilleka, quien en una improvisación ardorosa exaltó la Revolución Cubana y concluyó, en castellano, el saludo "Hasta la victoria siempre". La sala respondió con un sonoro aplauso.
Jayatilleka es un convencido defensor del proceso cubano, ha escrito libros y artículos sobre esa experiencia y sobre la figura de uno de sus líderes, el cubano-argentino Ernesto "Che" Guevara.