«Trabajo, dormir y muertos de hambre». Así resume el español Joaquín G. su experiencia como mano de obra esclava de la Alemania nazi, en uno de los casi 600 testimonios de sobrevivientes que componen el archivo digital «Trabajo forzoso 1939-1945».
Más de 12 millones de personas fueron obligadas bajo el régimen liderado por Adolf Hitler a realizar todo tipo de tareas durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), para hacer andar la industria armamentística, automotriz, la banca e incluso instituciones sociales y religiosas.
"Nosotros tenemos la obligación moral de hablar por los que no pueden", afirma en otro tramo de la entrevista Joaquín G, nacido en 1923 en el País Vasco, tomado prisionero y forzado a prestar su fuerza de trabajo, sin pago a cambio y en durísimas condiciones, entre 1941 y 1943.
El archivo puesto a disposición de los interesados en Berlín busca "rendir homenaje" y "dar voz a quienes durante décadas han callado o nadie ha querido escuchar", señaló a IPS Günter Saathoff, director de la fundación "Memoria, Responsabilidad y Futuro", responsable del proyecto junto con la Universidad Libre de Berlín y el Museo Histórico Alemán.
La iniciativa, la mayor en su tipo, contiene las historias de vida contadas en primera persona de 590 trabajadores forzados procedentes de 26 países, contenidas en casi 2.000 horas de entrevistas disponibles, entre audio y video, en 25 idiomas, así como sus biografías, fotos, y documentos relacionados.
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Incluye testimonios de víctimas de origen judío, romaní, sinti, así como también de nacionalidad ucraniana, polaca, rusa, checa, y española, entre otras.
La recopilación del material demandó casi cinco años de investigación, la inversión de 2,5 millones de euros (más de 3,2 millones dólares) y el trabajo de diferentes equipos en cada uno de los países de origen de los esclavos. Ahora ese trabajo está abierto a la consulta de científicos, profesores, periodistas e interesados en general previo proceso de acreditación.
"Para nosotros es importante que no haya distinciones ni jerarquizaciones entre las víctimas", sostuvo Felix Kolmer, vicepresidente del Comité Internacional de Auschwitz y asesor del proyecto, durante la conferencia de prensa de presentación del mismo. "Todos los trabajadores forzados están representados e incluidos en un recuerdo conjunto", agregó.
Para la mayoría de los entrevistados, su participación constituyó la primera ocasión en la que hablaban de su propia historia.
"En muchos casos no les era posible hablar sobre su sufrimiento, ni siquiera con sus familias, porque los recuerdos les resultaban demasiado dolorosos", comentó a IPS Gertrud Pickhan, directora científica del proyecto. "Incluso, luego de 60 años, para algunos de los entrevistados fue difícil relatar lo vivido", completó.
Con edades que van de los 65 a los 98 años al momento de la entrevista, los consultados corresponden a los jóvenes de entonces y conforman el pequeño grupo del total de trabajadores forzados que aún se estima están con vida.
De hecho, para la mayoría de ellos también las compensaciones económicas oficiales llegaron demasiado tarde. Las mismas alcanzaron a poco más de un millón y medio de estos trabajadores, y comenzaron a ser saldadas gracias a la presión internacional en este sentido, entrado el actual milenio.
Tras décadas de debate, fue creada en 2000 la fundación "Memoria, Responsabilidad y Futuro", integrada por el gobierno alemán y numerosas empresas privada del país, con el fin de indemnizar a estas víctimas.
Con el pago de 4.400 millones de euros (algo menos de 6.000 millones de dólares) el proceso indemnizatorio quedó concluido en 2007, y la fundación pasó a abocarse a otros proyectos reparatorios, tal como esta iniciativa del archivo digital.
La economía alemana, gracias al trabajo esclavizado, conoció una época de gran prosperidad durante el nazismo. Algunas estimaciones indican que, finalizada la guerra, la fortuna de la industria local era casi veinte veces superior a la de 1939, cuando estalló la guerra.
Empresas como BMW, Daimler, Deutsche Bank, Siemens y Volkswagen, entre muchas otras, están acusadas de haber empleado a trabajadores forzados.