Cuando Raúl Castro cumple el primer año como presidente de Cuba, la puerta de los prometidos cambios «estructurales y de concepto» permanece solo entreabierta, marcando un ritmo que desalienta expectativas y alimenta pesimismo en la población de este país caribeño.
"El entusiasmo está a la baja…, se ve poco avance", comentó a IPS un experto en temas económicos y laborales que no quiso dar su nombre.
Los menos pesimistas recuerdan que el gobernante ha alertado en más de una ocasión que se evitarían los apresuramientos y excesos de idealismo.
"Un año no es nada en la vida de un país, menos aún cuando hay tanto por hacer… Pero reconozco que muchos quisiéramos que las cosas vayan más rápido", afirmó una profesora universitaria de 55 años, militante del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC).
Castro fue elegido presidente del Consejo de Estado el 24 de febrero de 2008 luego de que su hermano mayor, Fidel, desistiera de aspirar nuevamente a ese cargo, del que se había retirado de manera provisional en julio de 2006 por graves problemas de salud.
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El 26 de julio de 2007, Raúl Castro, entonces presidente interino, sembró esperanzas al reconocer las dificultades que agobian a la ciudadanía y habló por primera vez de introducir los "cambios estructurales y de concepto que resulten necesarios" para elevar los rendimientos de la alicaída agricultura cubana y así reducir el precio de los alimentos.
Un amplio debate popular, impulsado por el propio Castro en torno a ese discurso, arrojó un abundante inventario de inquietudes y de problemas que requerían transformaciones.
El abanico de planteamientos ciudadanos habría incluido también la necesidad de desarrollar formas más eficientes de funcionamiento del PCC y del tratamiento de su militancia.
La combinación de tres huracanes, que dejaron daños económicos de casi 10.000 millones de dólares, añadió nuevas tensiones a los primeros 12 meses de gobierno del menor de los hermanos Castro, y también habría sumado lentitud al ritmo de los eventuales cambios.
"No se ha engavetado (paralizado) ninguno de los temas de los que he hablado en los últimos tiempos… Se han ido instrumentando las medidas parciales que han permitido las circunstancias, y se avanzará, sin apresuramientos ni excesos de idealismo, según se disponga de los recursos y concluyan los estudios necesarios", dijo el presidente en diciembre.
Las decisiones, medidas y reformas adoptadas por Castro en su primer año comenzaron con el levantamiento de restricciones a la venta de computadoras, algunos aparatos electrodomésticos y equipos, como reproductores de DVD y vídeos, ollas eléctricas, y bicicletas a motor, entre otros.
También se eliminó la prohibición, no escrita, al hospedaje de personas naturales cubanas en hoteles destinados al turismo internacional. Los cubanos también vieron abrirse el acceso a la telefonía celular, un servicio que debe pagarse en divisas.
Aunque eran medidas económicas, fueron vistas como la devolución de un derecho, en especial el acceso a los hoteles.
Algunos economistas sitúan en el campo de las reformas estructurales la decisión de entregar en usufructo tierras ociosas, acompañada de la apertura de tiendas para la venta libre, en divisas, de insumos agrícolas. Esta resolución se considera importante porque rompió con el concepto de asignación centralizada a través de las cooperativas campesinas.
La entrega de licencias para el transporte privado, aunque sujeta a regulaciones y destinada sobre todo a zonas rurales, entraña la ampliación del trabajo por cuenta propia, independiente del Estado, en un sector que tenía vedada esa posibilidad desde hacía varios años.
En materia de sueldos, está en marcha un sistema de pagos por resultados que busca uniformar la política salarial entre las empresas que emprendieron procesos de perfeccionamiento empresarial —con el fin de obtener mejores resultados de producción—, y las que no lo han hecho. Pero su ritmo de aplicación no es "significativo", según investigadores.
Para el economista Omar Pérez Villanueva, las expectativas de la gente apuntan a medidas estructurales que permitan el desarrollo de las fuerzas productivas y elevar la producción. Esto, añade, abonaría el camino para la eliminación gradual de la dualidad monetaria, otro de los temas pendientes.
Se supone que para tener respuesta a ese complejo problema económico —los salarios se perciben en moneda nacional, pero muchas de las necesidades básicas se satisfacen en divisa— habrá que esperar al VI Congreso del PCC, definido por la Constitución como "fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado".
Los congresos partidarios son los encargados de hacer un balance de los cinco años pasados y trazar líneas para el lustro siguiente. Este VI encuentro, que debió celebrarse en 2002, fue anunciado por Castro para fines del segundo semestre de 2009, aunque aún no se ha convocado oficialmente.
El presidente Castro es el segundo secretario del PCC, por debajo de Fidel, que conserva el cargo de primer secretario y es consultado sobre asuntos estratégicos para el país.
Los cambios en el régimen de propiedad de viviendas y automóviles, que podría permitir la compra-venta de esos bienes, y el eventual levantamiento de las regulaciones migratorias, que limitan los viajes al exterior para cubanas y cubanos, son algunas de las medidas que permanecen en estudio.
En tanto cuaja su propuesta de una nueva composición del gobierno, el presidente Castro hizo en el año varios cambios ministeriales, y el 19 de este mes promovió a tres titulares de su gabinete a vicepresidentes del Consejo de Ministros, con el fin de "distribuir de un modo más efectivo (…) el control y la coordinación de los organismos de la Administración del Estado".
En el plano externo, Castro cosechó varios éxitos diplomáticos con viajes a Venezuela y Brasil, el ingreso formal de Cuba al Grupo de Río, foro de concertación y diálogo de la región, y visitas a Rusia, Angola y Argelia. Además, en los dos últimos meses fue anfitrión de varios presidentes latinoamericanos.
Ese afianzamiento de las relaciones internacionales dejaría a su gobierno en mejores condiciones de negociación ante un eventual cambio en la política de Estados Unidos hacia Cuba, que podría decidir el nuevo jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, siguiendo algunas promesas que hizo en su campaña electoral.