Al cabo de una década en la presidencia de Venezuela, Hugo Chávez se someterá este domingo a una nueva prueba en las urnas en busca de franquear la puerta para seguir «al menos durante 10 años más».
Si triunfa, como indican las proyecciones de varias encuestas y el despliegue de una maquinaria electoral muy superior a la de sus opositores, el rumbo izquierdista que ha impreso a su gobierno se verá fortalecido. Si fracasa, una posibilidad no descartada por los analistas, debería recoger velas y comenzar a buscar un heredero político para los comicios de 2012.
Unos 16,8 millones de electores están convocados a decidir si aprueban o no la propuesta de enmienda a la Constitución, en vigor desde 1999 y que el propio Chávez impulsó, que elimina los límites temporales a la reelección, de forma que el presidente, parlamentarios, gobernadores y alcaldes puedan presentarse como candidatos cuantas veces lo deseen.
"Estoy listo para gobernar con ustedes estos cuatro años (que restan a su mandato sexenal en curso) y los seis subsiguientes hasta 2019", dijo Chávez el jueves ante decenas de miles de partidarios en el mitin de cierre de su campaña política en Caracas. "El domingo se decidirá mi destino político y yo aguardaré, firme como soldado, lo que ustedes manden", clamó.
Empeñado en reformular como socialista la "revolución bolivariana" que lidera, Chávez planteó en 2007 una amplia reforma a la Constitución, con reelección presidencial incluida.
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Trató entonces, sin éxito, de aprovechar el triunfo en los comicios de diciembre de 2006, cuando 7,3 millones de votantes lo eligieron para otro periodo de gobierno, frente a sólo 4,3 millones de adhesiones recogidas por su principal competidor, Manuel Rosales.
La larga campaña por ese referendo, su atención centrada en temas internacionales y sobre todo el hecho de haber dejado sin señal abierta al crítico canal de televisión RCTV, lo cual hizo surgir un vigoroso movimiento estudiantil de protesta, se tradujeron en la abstención de tres millones de sus seguidores y en el consecuente rechazo de la reforma por 51 por ciento de los sufragios.
Por eso, apenas conocidos los resultados de los comicios regionales de noviembre de 2008, en los que sus partidarios sumaron 53 por ciento de adhesiones, Chávez tomó el atajo de la Asamblea Nacional, donde cuenta con 155 de los 167 diputados que conforman el cuerpo, para enmendar sólo el capítulo referido a la reelección de los cargos designados por las urnas.
En dos jornadas de discusión este parlamento unicameral aprobó la propuesta y el Consejo Nacional Electoral, un poder autónomo con mayoría de simpatizantes del oficialismo, decidió el mismo día que recibió el texto convocar el referendo para el 15 de febrero, con lo cual sólo había apenas cuatro semanas de campaña.
"El rechazo a la reelección indefinida tenía a fines de 2008 una ventaja de 20 puntos porcentuales sobre su aceptación, pero se ha reducido a sólo cinco en nuestras mediciones", dijo a IPS Oscar Schémel, director de la encuestadora Hinterlaces. "Esa pequeña ventaja pareció estabilizarse este febrero y el No tiene posibilidades", agregó el experto.
Otras encuestadoras como Datanálisis, que la oposición usa como guía, había registrado en diciembre una intención de voto mayoritaria a favor del No a la enmienda, pero en su última medición de fines de enero admitió que el Sí ganaba en una proporción de 52 a 48 por ciento de los entrevistados.
"Se aprecia la movilización del aparato estatal, las 46 cadenas de radio y televisión que ha realizado el presidente en dos meses, la búsqueda de sus partidarios casa por casa y la siembra de temor en los venezolanos, voceando que si Chávez pierde sobrevendrá el caos", dijo a IPS Luis Vicente León, director de Datanálisis.
En respuesta a León, la dirigente del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Vanessa Davies, comentó a periodistas que habían ido sí "casa por casa, pero para recibir un respaldo entusiasta". "Mucha gente nos dice tenemos estos o aquellos problemas, pero cuenten con nuestro voto por el Sí", añadió.
Chávez y su comando lanzaron la campaña como una guerra rápida, que no dio tiempo a la oposición a organizarse, acopiar recursos o desplegar una estrategia sobre errores o medidas impopulares que pueda imponer el gobierno para afrontar la crisis económica mundial.
Entidades estatales como el gigante consorcio Petróleos de Venezuela, el Metro de Caracas (complejo de tren subterráneo y autobuses), la oficina de impuestos o la corporación de electricidad hicieron propaganda por el Sí. El poder electoral les reconvino cuando sólo restaban horas de campaña.
Corresponsales de prensa extranjera pudieron ver hasta en pueblitos remotos del oriente u occidente del país cómo afiches, banderolas, pegatinas y aún las remeras que usan los obreros que limpian las calles lucían consignas actualizadas por el Sí, lo cual indica que se desplegó con gran rapidez y eficacia el mensaje y la maquinaria oficialista.
La oposición apeló a los periódicos, que en su mayoría son críticos del gobierno, a una emisora de televisión de noticias y a las modestas maquinarias de sus partidos. Pero su vanguardia han sido miles de estudiantes de una veintena de universidades que han salido a manifestar y a repartir propaganda en las calles con pasión semejante a la de 2007.
"No es no", por un lado, y "Uh, ah, Chávez sí va", por el otro, han sido las consignas centrales de esta campaña casi sin tiempo u oportunidad para que el país debatiese sobre la reelección.
Incluso la pregunta que aparecerá en las pantallas de la máquina informática de votación omite el término "reelección" y en 73 palabras pregunta: "¿Aprueba la ampliación de derechos de los venezolanos ( ) al permitirse la postulación para todos los cargos de elección popular de modo que su elección sea expresión exclusiva del voto popular?"
Aunque la enmienda puede favorecer a todos los cargos de elección popular, nadie duda que el eje de la propuesta es Chávez. "Lo que el comandante diga nosotros lo apoyamos. Confiamos en él, aunque entre quienes lo rodean haya gente que no nos guste", dijo a IPS Manuel Estévez, empleado de una ferretería en el centro caraqueño.
"Chávez es indispensable para los intereses del pueblo en este momento histórico del país. El pueblo sintetiza en su figura todo el proyecto político que está en juego en este referendo. Es la transformación de la sociedad lo que en este momento depende de un hombre", sostuvo Aristóbulo Istúriz, uno de los vicepresidentes del PSUV.
Desde la oposición, el ex líder socialista Teodoro Petkoff remarcó que "no le conviene a la democracia que los mandatarios puedan perpetuarse en el poder". "El ejercicio del mando, sobre todo en países de democracias frágiles y tradición caudillista, concede ventajas electorales obvias que podrían conducir, como dijera Simón Bolívar, a la usurpación y a la tiranía", apuntó.
El sociólogo Edgardo Lander, profesor titular de la Universidad Central y durante años simpatizante del "chavismo", observó que la conducción del mandatario "logró darle voz y dirección al descontento que existía en Venezuela, pero para la construcción de una sociedad más democrática hay que ir más allá de ese liderazgo".
"Un proceso de transformación no puede depender de una sola persona; es una señal de debilidad, no de fuerza", sostuvo Lander.
Además, en su criterio, "en el fondo lo que está en juego es la idea de Chávez y de su entorno de que sin él como candidato hay peligro de perder las elecciones (en 2012), y en la oposición la preocupación es que el chavismo, con Chávez como candidato, tiene la posibilidad de ganar. Ese es el problema. Lo demás son aderezos".
Chávez, exultante, aseguró en la víspera que ganará "por nocaut", y convocó a sus seguidores a celebrar el domingo en la noche ante las puertas de la sede del gobierno.
En la oposición, Leopoldo López, popular ex alcalde de un municipio caraqueño a quien los analistas atribuyen aspiraciones presidenciales, consideró que "el resultado será muy ajustado y el No tiene posibilidades si vencemos la abstención".
Finalmente, sobre las disparidades en las encuestas —dos de las más reputadas dan ventaja al Sí y otras al No, aunque por márgenes comprendidos en el margen de error de la muestra— el politólogo John Magdaleno dijo a IPS que, "aunque nunca he defendido la noción de voto oculto, pudiera ser que por primera vez se presente y el resultado sea una sorpresa".