El presidente Hugo Chávez ganó con 54 por ciento de votos el referendo del domingo en Venezuela, lo que le permitirá presentarse como candidato a la reelección cuantas veces quiera, aunque deberá ejercer su liderazgo sobre un país tercamente escindido en dos grandes pedazos.
Por el Sí a enmendar la Constitución para autorizar la reelección continua votaron seis millones de electores, en tanto cinco millones lo hicieron por el No.
El discurso con el que el líder celebró el resultado no dejó lugar a dudas: "Los que votaron por el Sí votaron por Chávez y por el socialismo", y anunció que "con esta victoria comienza un nuevo ciclo de la revolución bolivariana, hasta el 2019".
"Debemos revisar todo lo que hemos hecho y empezar a rectificar, a ajustar, a fortalecer en lo económico, en lo social. Las misiones sociales (programas de salud, educación y alimentación) debemos fortalecerlas. Y luego estaremos en mejores condiciones, a partir de 2010, para continuar abriendo nuevos horizontes", sentenció Chávez.
En el mediano plazo "vamos a proseguir nuestro camino al socialismo, porque la única manera de tener patria es tener una patria socialista", remarcó el mandatario. Chávez "consiguió las dos cosas que buscaba: la posibilidad de ser candidato en 2012 y recuperar su imagen de invulnerabilidad, o de gran fortaleza, porque venía de dos reveses electorales", dijo a IPS el analista Luis León, director de la encuestadora Datanálisis.
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Cuando Chávez propuso por primera vez reformar la Constitución para posibilitar la reelección sin límites temporales, en 2007, su iniciativa perdió por 51 a 49 por ciento de los sufragios. En las elecciones regionales de noviembre de 2008 los candidatos oficialistas ganaron la mayoría de las plazas, pero la oposición avanzó en entidades clave. "Nosotros estamos con el comandante Chávez, lo apoyamos porque es el único que de verdad se ha ocupado de los pobres en este país, y mientras siga así queremos que siga gobernando", dijo a IPS en medio de la jornada del domingo Ana de Cevallos, una maestra jubilada, en el céntrico barrio caraqueño de La Candelaria.
Un vendedor en la misma zona, Raúl Rondón, opinó en cambio que "cada vez más menos gente quiere a Chávez, hay menos encantamiento con él, y aunque gane verá que ya muchos están cansados de pelear y lo que quieren son soluciones" a los problemas.
El sacerdote jesuita José Virtuoso, quien trabaja en barriadas del norte de Caracas e integra el organismo de observadores Ojo Electoral, sostuvo que "los resultados (del referendo) muestran un país dividido en dos mitades antagónicas, que desgraciadamente no encuentran un discurso incluyente".
"El discurso del presidente revindicando su victoria no tiene llamados a la reconciliación ni a la incorporación de esa otra mitad del país", lamentó.
Para el largo plazo, Chávez ofreció un gobierno prolongado, "pues los gobiernos breves fueron una táctica imperial que se nos impuso para que no pudiéramos desarrollar un verdadero proyecto nacional".
En lo inmediato, el gobierno "va a ser más populista, más dependiente que hasta ahora de la popularidad de su líder, que además es único, se ha mostrado como insustituible", consideró León.
Para Chávez "la impopularidad es como la kriptonita para Superman. Él está montado sobre la popularidad, sobre la conexión con la población, y ella puede resentirse dependiendo de las medidas que se tomen" en el marco de la crisis global, dijo León.
La conveniencia de hacer la consulta popular antes de que esa crisis golpee a los venezolanos, así como de utilizar la maquinaria electoral que se motorizó para las elecciones del pasado noviembre, fueron razones fundamentales para que el mandatario y demás poderes públicos buscasen este referendo de modo acelerado.
Hasta ahora, el presidente ha descartado reducir el gasto social o devaluar la moneda, y modificar el precio de la gasolina, muy barata en este país petrolero, ha sido un tema tabú durante sus 10 años en el poder.
Pero los economistas muestran cuentas según las cuales los ingresos petroleros previsibles para 2009 serán un tercio de los del año pasado, lo que creará desequilibrio al paso de los meses y necesariamente forzará algunas medidas de ajuste.
El gobierno dejó en suspenso en los últimos meses un programa de estatizaciones, pero podría retomarlo y abarcar empresas financieras, de salud y de alimentación si considera que así puede amortiguar el impacto de la crisis sobre los sectores más pobres.
La oposición, apenas conocidos los resultados del referendo, multiplicó sus llamados para aglutinar a sus seguidores y continuar una lucha larga. "Esta no es una carrera de 100 metros planos, sino una maratón, que ganaremos", dijo el líder estudiantil David Smolansky.
Decenas de miles de estudiantes universitarios que marcharon por las calles y se ofrecieron como testigos en las mesas electorales fueron la vanguardia de la campaña por el No, mucho más modesta que la de los seguidores del Sí, apuntalados además por un ostensible empleo de recursos públicos.
Omar Barboza, vicepresidente de Un Nuevo Tiempo, el principal partido opositor, destacó que por primera vez en las 15 consultas de los últimos 10 años las fuerzas opositoras consiguen más de cinco millones de votos, mientras que Chávez, reelegido en 2006 con casi 64 por ciento de votos, obtuvo en este referendo 54 por ciento de sufragios.
"Obtuvimos ese resultado en condiciones adversas, porque no luchábamos contra una propuesta sino contra el Estado, y por eso nos comprometemos a luchar hasta que en el país vuelvan a implantarse los valores de la democracia", dijo Barboza. "Nosotros tenemos un proyecto distinto al totalitario del presidente Chávez", agregó.
El Consejo Nacional Electoral informó que, escrutadas 94,2 por ciento de actas, el Sí obtuvo 6.003.594 votos (54,36 por ciento) y el No 5.040.082 (45,63 por ciento), con 199.041 sufragios nulos, y la abstención se cifró en 32,95 por ciento, en un padrón electoral de casi 16,8 millones de personas.