La primera gira de la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, tiene el objetivo de afianzar los intereses de su país en Asia oriental y en China, así como su compromiso con la estabilidad regional.
Clinton habrá visitado al cabo de esta semana Japón —a donde llegó este lunes—, Corea del Sur, Indonesia y China, en una gira a la que consideró "de escucha" y que restablece a Asia entre las prioridades de la política exterior estadounidense, tras ocho años de predominio de Medio Oriente.
La secretaria de Estado pondrá énfasis en mostrar la disposición de la presidencia de Barack Obama en cooperar en una amplia gama de asuntos mundiales, comenzando con la crisis financiera en curso, la no proliferación de armas nucleares, la seguridad regional, la energía y el cambio climático.
Poco antes de partir el domingo, Clinton enfatizó, en el auditorio de la institución Asia Society, en Nueva York, que el gobierno necesita "aliados fuertes del otro lado del océano Pacífico" para hacerle frente a esos desafíos.
Funcionarios estadounidenses confían en que Corea del Norte no trate de ensombrecer la gira con pruebas de misiles balísticos de largo alcance. En su discurso del viernes en Nueva York, Clinton le dio a entender a Pyongyang que Washington estaba dispuesto a normalizar sus relaciones si el régimen de Kim Jong Il abandonaba su programa de armas nucleares.
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"Esperamos que las conductas norcoreanas de las últimas semanas no sean el prólogo de alguna acción que pueda amenazar la estabilidad, la paz y la seguridad de los vecinos de la región", dijo.
"Si Corea del Norte está genuinamente preparada para eliminar verificablemente su programa de armas nucleares, el gobierno de Obama estará dispuesto a normalizar las relaciones bilaterales, reemplazar el armisticio coreano por un tratado permanente de paz y brindar asistencia al pueblo norcoreano en materia económica y energética", agregó Clinton.
La funcionaria emprendió su gira a pesar de que su gobierno acaba de comenzar apenas a designar a los responsables de la política asiática de Estados Unidos, incluidos los del Departamento de Estado (cancillería).
De todos modos, uno de sus principales guías en la región será un remanente del gobierno de George W. Bush (2001-2009), Christopher Hill, y no quien, con seguridad, lo sucederá, el ex subsecretario de Estado asistente para Defensa, Kurt Campbell, quien aún debe ser confirmado en el cargo.
Pero Clinton procuró acelerar el viaje, en parte para establecer Asia como región clave de la política internacional estadounidense y en parte para fijar su predominio en un gobierno repleto de expertos en relaciones exteriores ansiosos por marcar su territorio.
Obama ya designó enviados presidenciales para atender el conflicto entre Israel y el mundo árabe y las situaciones en Afganistán y Pakistán.
Además, el vicepresidente Joe Biden condujo la semana pasada en Munich la delegación estadounidense en la conferencia europea anual sobre seguridad, lo que sugiere que pretende ser la principal figura del gobierno en materia de relaciones transatlánticas.
"Algunos criticaron a Clinton por viajar tan pronto, cuando no sólo no funciona a pleno el equipo para Asia oriental, sino cuando muchas cuestiones políticas aún no se delinearon importantes cuestiones políticas en el gobierno", dijo Alan Romberg, de la institución especializada en relaciones internacionales Henry L. Stimson.
"Estoy en desacuerdo con esas críticas, porque es importante que el nuevo gobierno deje claro y bien temprano cuánta importancia asigna a la región", agregó Stimson, también ex alto funcionario del Departamento de Estado.
Además de Hill, acompañan a Clinton Todd Stern, el nuevo enviado especial del gobierno sobre cambio climático, una señal de "la seriedad" con que Washington asume "esta amenaza urgente", como dijo la propia secretaria de Estado.
La participación de China en las negociaciones internacionales para reducir las emisiones de gases invernadero más allá de 2012, cuando vencerá el plazo del Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, es considerada clave para determinar la mera participación de Estados Unidos.
Altos funcionarios del gobierno de Obama a cargo de las áreas de energía y cambio climático, lo cual deja en evidencia la importancia que el nuevo gobierno le asigna a estos problemas.
Pero la prioridad máxima, incluso de la visita a China, será la actual crisis financiera que, desde su origen en Estados Unidos, golpeó particularmente fuerte a Asia oriental.
Clinton está preparada para admitir la responsabilidad de Washington y para mostrar voluntad de cooperación, especialmente contra los impulsos proteccionistas y a favor de grandes reformas a las instituciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El punto alto del viaje a Tokio será la reunión de la funcionaria con ciudadanos japoneses secuestrados por Corea del Norte en los años 70 y 80. La negativa de Pyongyang a dar detalles sobre el destino de aquellos que no fueron devueltos encolerizó a Japón.
También hay gran expectativa en Yakarta, dado que el padrastro de Obama era indonesio y de que el actual presidente estadounidense pasó parte de su infancia en ese país.
Se trata del país que alberga la comunidad musulmana más populosa del mundo, y su gobierno, democráticamente electo, ha colaborado estrechamente con Washington en la "guerra contra el terrorismo".