AMÉRICA LATINA: Tenaz sequía desconcierta a expertos en clima

Pasturas amarillas, tierra reseca y animales muertos afligen desde hace meses a la región agropecuaria más productiva de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Los científicos aseguran que no es posible determinar si se trata de una manifestación del cambio climático..

Crédito: Mauric io Ramos/IPS
Crédito: Mauric io Ramos/IPS
"El cambio climático no puede ser caracterizado por un solo evento, sino por una secuencia de largo plazo", dijo a Tierramérica el climatólogo Vicente Barros, de la Universidad de Buenos Aires y miembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, más conocido por sus siglas en inglés IPCC.

Algunos especialistas creen que la escasez de lluvias podría estar relacionada con la influencia de La Niña, fase fría del fenómeno climático periódico El Niño/Oscilación del Sur, que provoca el enfriamiento superficial del océano Pacífico ecuatorial y altera el clima de la región.

"La Niña está muy fuerte todavía y los modelos de pronóstico no están ajustados para reflejar las perturbaciones que produce", explica casi a diario el ingeniero agrónomo Eduardo Sierra, experto en clima argentino.

En 2007, el IPCC y el ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, recibieron el premio Nobel de la Paz por su contribución al conocimiento social sobre el cambio climático a lo largo de casi 20 años. En los últimos años, la opinión pública está más consciente de la existencia del recalentamiento global.
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"Ahora, ante cada evento nos preguntan si es el cambio climático", dijo sonriendo Barros.

Pero la inquietud tiene sustento.

La inusual falta de lluvias durante varios meses de 2008 y lo que va de 2009, pese a algunas precipitaciones caídas este mes, en el sur y sudoeste de Brasil, centro y noreste de Argentina, sur de Paraguay y centro y sudoeste de Uruguay, está provocando pérdidas millonarias al sector agropecuario, la producción de alimentos y la exportación.

Tanto Barros, como los estudiosos José Marengo, de Brasil, y Madeleine Renom, de Uruguay, dijeron a Tierramérica que no es posible afirmar que la actual sequía sea una manifestación inequívoca del cambio climático, porque las modificaciones deben evaluarse en una secuencia de largo plazo.

Los tres coincidieron en que "lo que se puede atribuir al cambio climático es la mayor variabilidad climática, como fluctuaciones de los máximos y mínimos de las lluvias, y la mayor frecuencia, y en algunos casos intensidad, de los fenómenos extremos", como resumió Renom, licenciada en Ciencias Meteorológicas y profesora en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República de Uruguay.

En Argentina, ejemplificó Barros, hubo tormentas intensas con precipitaciones más frecuentes en las últimas dos décadas en la región central, y eso sí se puede definir como un cambio.

En este país la sequía se abate sobre el área agropecuaria más productiva: la central llanura pampeana.

Los productores calculan que la cosecha de granos se redujo 30 por ciento y que se perdieron 1,5 millones de cabezas de ganado. El gobierno decretó emergencia agropecuaria para las zonas más dañadas, mientras meteorólogos y agrónomos procuran determinar el fin del fenómeno.

En Brasil, acostumbrado a la aridez del Nordeste, la falta de lluvias sorprendió a los estados del sur, donde hay pérdidas en cultivos de soja y maíz y en la lechería. Los más afectados fueron Mato Grosso do Sul y Rio Grande do Sul.

En Passo Fundo, un municipio riograndense de 183.000 habitantes, la situación es grave. Según el Instituto Nacional de Meteorología, en diciembre la ciudad recibió menos de la mitad de las precipitaciones habituales. Y en enero, si bien las condiciones mejoraron, las lluvias fueron más escasas de lo habitual.

"Aunque vuelva a llover, la pérdida es irreversible", vaticinó João Chencarek, jefe de Defensa Civil de Dourados, en Mato Grosso do Sul. La sequía en esta época del año "no es común, y tomó a los agricultores desprevenidos".

Para el climatólogo Marengo, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, "los extremos climáticos están asociados a variaciones naturales. No se puede afirmar que el área afectada se ha tornado seca".

La falta de lluvias en el sur de Brasil coincide con La Niña, que reduce el aporte de humedad a la atmósfera y provoca una disminución de las precipitaciones en la zona, señaló Marengo. Sin embargo, no cree que esta sequía esté relacionada con La Niña.

En Uruguay las autoridades también decretaron estado de emergencia, pues están afectados 25.000 kilómetros cuadrados de la zona centro y sudoeste del país, que tiene una extensión total de 176.220 kilómetros cuadrados.

Cultivos dañados, incendios forestales, alteración parcial del abastecimiento de agua potable y muerte de ganado son algunas de las consecuencias que soportan los uruguayos. También se redujo la producción de carne y leche, que cayó de tres millones de litros diarios a poco más de un millón, según datos de la Federación Rural.

Si bien en este mes algunas lluvias trajeron alivio, no solucionan la sequía, dijo a Tierramérica Renom.

En cuanto a La Niña, "está teniendo una dinámica extraña, pero no hay que echarle todas las culpas", ya que el déficit de lluvias comenzó antes de que se desarrollara ese fenómeno periódico.

"Nunca se había pronosticado que esta sequía sería tan prolongada", dijo Renom. Para prevenir el impacto de estos eventos se necesita "investigar más".

Barros tampoco cree que esta sequía sea efecto de La Niña. "Sí podemos atribuirle una parte de lo que ocurrió en noviembre y diciembre, pero en enero y febrero La Niña ya no tiene incidencia en nuestra región. En cambio, puede ser que a partir de marzo volvamos a sentir su impacto", pronosticó.

El sur de Paraguay también padece la escasez de precipitaciones. En las zonas más afectadas no llovió por alrededor de 40 días y en otras cayeron apenas 10 por ciento de las lluvias previstas.

La superficie sembrada con soja para el ciclo agrícola 2008-2009 es de 2,5 millones de hectáreas, de las cuales un millón rendirá apenas un tercio por hectárea de lo obtenido en la cosecha anterior. También hay pérdidas en el maíz, el algodón y el sésamo.

"El comportamiento de las lluvias es bastante errático", explicó a Tierramérica Edgar Mayeregger, coordinador de la Unidad de Gestión de Riesgos del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Paraguay.

"Existen lugares donde se está salvando la producción y otros donde falta una buena lluvia generalizada para superar el problema", dijo.

Para Mayeregger, la región está nuevamente bajo influencia de La Niña. "Hubo pronósticos que indicaban que (La Niña) iba a tender a desaparecer (en enero y febrero), pero estamos teniendo estos inconvenientes", concluyó.

* Con aportes de Maria Eduarda Mattar (Río de Janeiro), Natalia Ruiz Díaz (Asunción) y Julieta Sokolowicz (Montevideo). Este artículo fue publicado originalmente el 7 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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