Funcionarios de la Unión Europea (UE) se negaron a volver a evaluar el acuerdo comercial pronto para firmar con naciones de África meridional, como pedían tres de ellas.
Angola, Namibia y Sudáfrica hicieron un llamado conjunto a la UE en enero urgiéndola a demorar la firma formal de los convenios de liberalización comercial, conocidos como acuerdos de asociación económica (EPA, por sus siglas en inglés), con varios de sus países vecinos.
Los gobiernos de esos tres países, que consideran que los EPA son contraproducentes, alegaron que el acuerdo haría retroceder "muchos años" los esfuerzos tendientes a impulsar la cooperación económica en África meridional.
Botswana, Mozambique, Namibia, Lesotho y Swazilandia comprometieron su firma a fines de 2007. Pero cuando analizaron el texto, algunos gobiernos se molestaron por el quiebre con Sudáfrica que ello implicaba.
Sudáfrica, cuya economía es la más grande de la región, decidió no participar en los EPA.
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Los 27 estados que conforman la UE discutirán a fines de este mes si ordenan a la Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque, proceder con la firma y la ratificación de los EPA ya negociados con algunas de sus ex colonias de África, el Caribe y el Pacífico, conocidos como países ACP.
Angola, Namibia y Sudáfrica pidieron que se frenara el proceso de forma temporal.
El presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Barroso, prometió a fines de 2007 que los estados africanos podrían renegociar las cláusulas de los EPA consideradas polémicas, pero ahora los funcionarios se niegan a aceptar el pedido.
En un documento al que pudo acceder IPS, la Comisión sostiene que el proceso no es "viable" porque se estaría "ignorando" la decisión de otros gobiernos de la región que sí aceptaron el acuerdo.
El convenio con África meridional recibió el calificativo de "provisorio" porque atañe principalmente a mercaderías. La UE prevé ahora ampliar su alcance para que incluya disposiciones sobre la apertura de los mercados de servicios, inversiones, competencia y adquisición del ámbito estatal.
Una forma de avanzar puede ser emplear la técnica que los negociadores comerciales llaman "de paréntesis", según Paul Goodison, de la Oficina de Investigación Europea, que estudia las relaciones económicas entre la UE y África.
Esa técnica "de paréntesis" permite dejar en suspenso las disposiciones que Angola, Namibia y Sudáfrica consideran desfavorables para los intereses de la región. Eso habilita a firmar el resto del acuerdo.
El anterior comisario de Comercio de la UE, Peter Mandelson, quien ocupó el cargo de 2004 hasta el año pasado, se negó a emplear la técnica "de paréntesis". Pero su sucesora, Catherine Ashton, se comprometió a demostrar mayor flexibilidad en el manejo de los EPA y visitará África meridional la próxima semana.
"Tenemos esperanzas de que se puedan lograr cambios sustantivos en la postura de la Comisión Europea con una nueva figura al mando", señaló Goodison. "Queda por ver si la semana próxima la comisaria Ashton dará contenido a su retórica".
Es necesario "reemplazar la polémica sobre los acuerdos provisorios con un debate positivo sobre el contenido de los EPA en su totalidad", indicó Ashton en entrevista con la revista Trade Negotiations Insight. Pero defendió la posición de la Comisión Europea en algunas de las propuestas que más molestaron a los países africanos.
Varios gobiernos africanos criticaron la exigencia de la Comisión Europea de que eliminen los impuestos a las exportaciones de materias primas. Entienden que es una medida fiscal fundamental para alimentar la industria naciente e impulsar el procesamiento de recursos básicos en el ámbito local.
Ashton reconoció que esas preocupaciones son legítimas, pero señaló que "el compromiso de eliminar barreras comerciales, como los impuestos a las exportaciones, debe ser un pilar de la política comercial de la UE". "Creo firmemente en los beneficios de los mercados abiertos y en las posibilidades que ofrecen a empresas y personas", apuntó.
La comunidad internacional considera a Angola "país menos desarrollado", lo que le permitió dar un enfoque distinto a los EPA, a diferencia de muchos de sus vecinos. Gracias a su estatus, la Comisión Europea nunca lo amenazó con imponerle mayores impuestos a sus exportaciones a la UE si optaba por no firmar el convenio.
Angola quedó fuera de un acuerdo regional, pero se quejó de que la Comisión Europea fue "muy poco clara" respecto de las consecuencias que acarrearía la firma del convenio. No quedó claro, por ejemplo, qué asistencia financiera iba a recibir para compensar las pérdidas de ingresos que acarrearía la disminución de los impuestos a los bienes importados.
Como parte de su estrategia de "asistencia a cambio de comercio", formulada en 2007, la UE accedió a poner a disposición 2.000 millones de euros (unos 2.600 millones de dólares), al año, para los países pobres a partir de 2010.
Pero esa promesa fue hecha antes de que varios estados miembro de la UE decidieran disminuir de forma drástica sus presupuestos de asistencia al desarrollo en respuesta a la crisis financiera internacional. En los últimos meses, Italia recortó ese rubro en 56 por ciento, Irlanda en 10 por ciento, en tanto Letonia dio pasos tendientes a liquidarlo por completo.
"No hay nada legalmente vinculante", subrayó la europarlamentaria socialista Glenys Kinnock, en el acuerdo concluido con la región del Caribe, el más completo que se haya alcanzado hasta ahora.
"La asistencia a cambio de comercio es un elefante en un bazar", apuntó Kinnock. "Nadie quiere hablar de cuál será la contribución que deberán hacer los estados miembro de la UE".